<p class=»ue-c-article__paragraph»><strong>«Ustedes tienen un problema y este problema se llama 3%</strong>». Pocas frases han sido tan premonitorias y contundentes como esta pronunciada por el entonces presidente de la Generalitat, <strong>Pasqual Maragall, </strong>al líder de la oposición, <strong>Artur Mas,</strong> en el <strong>Parlament</strong>. Justo ahora se cumplen 20 años de una arenga con la que el socialista sacudió el tablero y acusó a <strong>Convergència </strong>(el partido referente que había gobernado 23 años consecutivos en Cataluña) de cobrar <i>mordidas </i>por los contratos públicos. También anticipó la época más convulsa a nivel político, que desembocó en la disolución de CDC tras las acusaciones de corrupción, la confesión de<strong> Jordi Pujol</strong> y la causa vinculada que afecta al clan.</p>
El juicio del caso está pendiente pero el escándalo fue uno de los motivos que llevó a extinguir Convergència
«Ustedes tienen un problema y este problema se llama 3%». Pocas frases han sido tan premonitorias y contundentes como esta pronunciada por el entonces presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, al líder de la oposición, Artur Mas, en el Parlament. Justo ahora se cumplen 20 años de una arenga con la que el socialista sacudió el tablero y acusó a Convergència (el partido referente que había gobernado 23 años consecutivos en Cataluña) de cobrar mordidas por los contratos públicos. También anticipó la época más convulsa a nivel político, que desembocó en la disolución de CDC tras las acusaciones de corrupción, la confesión de Jordi Pujol y la causa vinculada que afecta al clan.
Ese 24 de febrero de 2005 lo que se discutía era el gran socavón del Carmel, el hundimiento de parte de un barrio de Barcelona por las obras de la línea 5 del metro, unos trabajos adjudicados por el último gobierno de CDC. «Hay que ver la secuencia completa para entenderla; Mas pone el dedo en la llaga». Son palabras de Joan Ferran, entonces diputado del PSC presente en la sesión y sentado en su escaño junto a Manuela de Madre y Miquel Iceta, justo detrás de Maragall.
En un duro intercambio de golpes por el Carmel y el funcionamiento de la empresa pública GISA -que gestionaba y adjudicaba obras públicas por encargo del Govern- Mas retó al president a intervenir y le acusó de «tener la piel muy fina», estar «hinchado» de «orgullo y amor propio», y de no soportar ninguna «crítica». «No le hemos hecho ninguna acusación personal», le espetó el convergente antes de que el socialista pidiera la palabra y pronunciara esas diez palabras para la Historia.
«Se nos ve con cara de estupor. Le decíamos (a Maragall) desde nuestro escaño: ‘No le hagas caso, no entres al trapo’», admite Ferran sobre esos instantes previos al primer 3%. «Es verdad que en las reuniones de grupo y de dirección del partido sabíamos que había esa sospecha. Pero lo queríamos trabajar, ir recogiendo información para hacer una interpelación con datos concretos, nombres y apellidos. Prepararlo más», asegura el ex diputado del PSC al respecto. Una «bofetada [en términos políticos] agridulce» al rival político por la posterior rectificación de Maragall, quien retiró sus palabras después de que Mas amenazara con romper las negociaciones del Estatut y hacer saltar por los aires el gran proyecto de legislatura del presidente socialista.
«Cuando Maragall suelta esa frase, todo el mundo se quedó como si hubiera lanzado una bomba de racimo», señala el líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera, entonces diputado en el Parlament. De hecho, el dirigente critica la actitud que mantuvieron tanto el PSC como CiU, además de la falta de resultados en la comisión de investigación posterior en el Parlament, que dio por cerrada la polémica.
El «rumor» del 3% reapareció y se confirmó con el estallido en 2009 del caso del Palau de la Música, que puso al descubierto el pago de comisiones de la constructora Ferrovial a CDC a través de la institución cultural. Hace cinco años, el Tribunal Supremo confirmó la condena que acreditó la financiación irregular del partido durante al menos una década por valor de 6,6 millones.
También se juzgó el caso Adigsa, justo el 3% que destapó Maragall desde su escaño. La Audiencia de Barcelona condenó a casi dos años de prisión al empresario Juan Antonio Salguero, quien admitió haber pagado comisiones del 20% para que la empresa de vivienda pública, Adigsa, le adjudicara proyectos. CDC no estuvo acusada.
Frente a estos casos ya sentenciados -a los que se pueden sumar otros de corrupción urbanística como Pretoria- el juicio en sí del 3% por la supuesta financiación de CDC mediante el amaño de adjudicaciones públicas todavía no se ha celebrado. El año pasado, la Audiencia Nacional rechazó la petición de archivo del PDeCAT tras alegar su extinción como partido. El caso lleva en la Audiencia desde 2018 y aún está pendiente de fecha después de que el juez, en noviembre de 2022, acordase abrir juicio oral contra el PDeCAT y CDC y sus ex tesoreros Germà Gordó, Daniel Osácar y Andreu Viloca, entre otros.
En paralelo, el gran juicio pendiente es el del clan Pujol, que empezará en noviembre de este 2025. La Fiscalía solicita una pena de nueve años para el ex presidente y ex líder de CDC al considerar que cometió los delitos de asociación ilícita y blanqueo de capitales al cobrar comisiones a cambio de «favorecer a determinados empresarios afines a CDC» para que «resultaran adjudicatarios de distintos concursos públicos de la Administración pública catalana». La familia defiende que la fortuna de Andorra proviene de la herencia del padre de Pujol.
España