<p>Mientras posaba para los fotógrafos junto a <strong>Pedro Sánchez</strong> en la inauguración del congreso del <a href=»https://www.elmundo.es/e/ps/psoe-partido-socialista-obrero-espanol.html»>PSOE</a> de Castilla y León, el recién elegido nuevo secretario general del partido en esta comunidad, <strong>Carlos Martínez</strong>, hizo señas a <strong>Luis Tudanca</strong> para que subiera también al escenario del Teatro Ortega de Palencia. La ovación de los militantes que el aún alcalde de Soria quiso compartir con su predecesor en el cargo orgánico del partido fue el reflejo de un relevo que casi podría catalogarse como modélico.</p>
Ni Javier Lambán ni Juan Lobato han asistido a los actos de sus relevos como líderes del partido en Aragón y Madrid
Mientras posaba para los fotógrafos junto a Pedro Sánchez en la inauguración del congreso del PSOE de Castilla y León, el recién elegido nuevo secretario general del partido en esta comunidad, Carlos Martínez, hizo señas a Luis Tudanca para que subiera también al escenario del Teatro Ortega de Palencia. La ovación de los militantes que el aún alcalde de Soria quiso compartir con su predecesor en el cargo orgánico del partido fue el reflejo de un relevo que casi podría catalogarse como modélico.
La renovación territorial llevada a cabo en los últimos tres meses ha dejado cambios de liderazgos en siete de las 16 federaciones socialistas que en algunos casos han abierto nuevas heridas o profundizado las fracturas internas ya existentes. Un ejemplo muy gráfico es el de Aragón, donde Javier Lambán, que renunció a presentarse a la reelección, ni siquiera asistió al acto de entronización de su sucesora, Pilar Alegría, este domingo en Zaragoza, admitiendo que su presencia no sería «muy grata» ni para la nueva dirección ni para él.
Con todo, la ruptura más abrupta ha sido la que se ha producido en Madrid. Tras la salida forzosa de Juan Lobato -que tampoco acudió al congreso regional en el que se consumó su sucesión- después de que trascendiera que había registrado ante notario los mensajes enviados por una asesora de Moncloa sobre la confesión de dos presuntos delitos fiscales por parte del novio de la popular Isabel Díaz Ayuso, Óscar López ha pasado página dando un giro de 180 grados a su estrategia política y, bajo el lema «la izquierda valiente», ha situado en el centro de su labor de oposición la crítica al Gobierno autonómico por las muertes en las residencias durante la pandemia del Covid, una polémica que en el equipo del anterior líder consideraban «ya amortizada».
«Me voy tranquilo porque el partido se queda en unas magníficas manos», aseguró por su parte Tudanca, que continuará como portavoz socialista en las Cortes de Castilla y León hasta las elecciones autonómicas del año que viene, en el citado acto simbólico de traspaso de poderes a Martínez en Palencia. «Aquí no ha habido ningún desgarro, está todo pactado», aseguran fuentes de la Ejecutiva del ya ex barón territorial, que acabó dando un paso a un lado voluntariamente tras haber mantenido un pulso con Ferraz precisamente por el calendario de las primarias para su reelección.
Su sucesor, también públicamente, le respondió que aquello no era una despedida porque quiere que siga «jugando dentro del equipo», aunque sea «en otra parte del campo», para configurar una «melé» que sea capaz de «empujar a la derecha donde le corresponde estar ya después de casi 40 años, que es la oposición». De hecho, el regidor soriano ya ha demostrado que tampoco va a asumir al pie de la letra el argumentario de la dirección nacional en cuestiones que no son de fácil digestión en su territorio, como el acuerdo para la delegación de competencias de inmigración a Cataluña, del que anticipó que «la música no suena bien» y que «los derechos humanos no son negociables».
Al margen de la excepcionalidad de Castilla y León, ha habido cordialidad y palabras de agradecimiento en los relevos con presencia física de Juan Espadas, sustituido por María Jesús Montero en el PSOE de Andalucía; Pepe Vélez, que ha entregado el testigo a Francisco Lucas en Murcia; y Concha Andreu, cuya vacante en La Rioja ha sido ocupada por Javier García. Sin embargo, la tensión estuvo latente en el acto en el que el diputado Pedro Casares asumió este domingo oficialmente el liderazgo del partido en Cantabria tras imponerse en unas reñidas primarias al aspirante a la reelección, Pablo Zuloaga.
Una vez superados al menos formalmente los traumas provocados por las renovaciones territoriales -sólo falta por celebrarse el congreso regional de Baleares, el fin de semana que viene, en el que Francina Armengol será reconfirmada como secretaria general-, la situación más atípica vuelve a estar en Madrid. Aquí Lobato mantiene su acta de diputado en la Asamblea regional y su condición de senador por designación autonómica, aunque ha renunciado a su sueldo para reincorporarse a su puesto de funcionario en la Agencia Tributaria, sin que el partido haya mostrado intención de exigirle que renuncie.
No obstante, no mantiene ningún tipo de interlocución con López, según confirmó el propio ministro para la Transformación Digital en una entrevista en la Cadena Ser en la que se mostró muy tenso al ser preguntado al respecto, reiterando en varias ocasiones que no va a dedicarle «ni un minuto». Además a ese tema, el nuevo barón madrileño ha situado como número dos de su organigrama a la ex asesora de Moncloa de la que su predecesor desconfió llevando al notario sus mensajes, Pilar Sánchez Acera, quien tuvo que declarar la semana pasado como testigo en la causa abierta contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por un presunto delito de revelación de secretos por la filtración de datos reservados de la pareja de Ayuso.
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