<p>Ya lo anunciaba hace unos días él y así ha sido, el Pueblo Salvaje ha despertado esta noche en Sevilla de la mano de <strong>Manuel Carrasco</strong>, y lo ha hecho con sus primeros representantes, las <strong>más de 70.000 personas </strong>que lo han acompañado en un inicio de gira <i><strong>Tour Salvaje</strong></i>- más que esperado.</p>
Más de 70.000 personas vibran con Manuel Carrasco en el arranque de la gira Tour Salvaje
Ya lo anunciaba hace unos días él y así ha sido, el Pueblo Salvaje ha despertado esta noche en Sevilla de la mano de Manuel Carrasco, y lo ha hecho con sus primeros representantes, las más de 70.000 personas que lo han acompañado en un inicio de gira Tour Salvaje– más que esperado.
Desde que se abrieron las puertas del Nuevo Estadio de la Cartuja, a las 18.00 horas, un enorme escenario que recordaba a la portada de su disco daba la bienvenida a Pueblo Salvaje; la cercanía de la hora estimada para el inicio, las 22.00 horas, iba abarrotando un lugar en el que ya batió récord de público en el final de gira de La cruz del mapa en 2022.
Se hizo esperar. A las 22.16 se apagaron las luces, el sonido de una guitarra enmudecía al Estadio para después escuchar al onubense cantando una sevillana en la que piropeaba a Sevilla. Ese inicio inesperado dio paso a un vídeo y un espectáculo de luces y sonido con continuos cambios de ritmo con el que se despertó el Pueblo Salvaje no dejando indiferente a nadie.
El grito del niño fue la canción elegida para arrancar la cita, en la que no faltó el fuego, uno de los principales elementos que marcan esta nueva etapa; tras ella, la que da el nombre al disco Pueblo Salvaje y, después, dos de sus himnos Hay que vivir el momento y Corazón y flecha.
«Podría decirte miles de cosas Sevilla, pero voy a empezar diciendo: Te quiero», fueron sus primeras palabras para una ciudad a la que definió como «cuna del arte y tocada por los dioses». Se preguntó que habrá hecho «para que una ciudad como esta me siga dando la oportunidad de poder cantar en un estadio como este donde he vivido alguna de las noches más felices de mi vida. Aquí nunca ha sido cuestión de cantidad sino de calidad».
«Sevilla, a ti que tienes ángel, yo soy la mar y el salitre y tú mi pueblo salvaje», añadía para después interpretar Siendo uno mismo. Los sueños perdidos, todo un canto a aprovechar la vida, le dio pie para hablar de la necesidad, en un mundo en que se suceden guerras, desastres naturales, crisis… de «encontrar ese lugar en el conectar con lo importante» y, a continuación, cantar esa que empieza «Antes de que me quede sin corazón voy a decirte todo lo que me pasa», Salitre; No dejes de soñar o la mítica Que nadie, acompañado por un coro góspel, ante un público completamente entregado.
Un cambio de vestuario le sirvió para, de nuevo, coger su guitarra y, solo acompañado de ella, cantar Fue; Soy afortunado, una de las más esperadas en la que dio la voz al público y tras la que se le vio visiblemente emocionado; o la canción que en su día le escribió a Sevilla.
Canciones del nuevo disco como Mi dignidad o Museo del Prado las iba intercalando con otras como Ya no, Tambores de guerra, Amor planetario, Yo quiero vivir y Hasta por la mañana, con fuegos artificiales incluidos.
Y de ahí al piano, donde la exaltación dio paso a la emoción con mayúsculas con temas como Mi acento es mi ADN, Y ahora o Mujer de las mil batallas, y tras esto otro cambio de ritmo con algunas de sus canciones más movidas: Eres, Prohibida o La reina del baile.
Y así, canciones y más canciones y sorpresas; más de dos horas y media de puro espectáculo audiovisual para los sentidos, que para muchos ha sabido a poco, en el que ha renovado su idilio con Sevilla, «su talismán», en el que ha mezclado pasado y futuro, y que ha contado incluso con la presencia de los Cantores de Hispalis a los que Manuel Carrasco subió al escenario para interpretar las míticas sevillanas A bailar.
Un concierto en el que ha sido más Manuel Carrasco que nunca, más Lolo que nunca, parando incluso el concierto cuando una espectadora sufrió un desmayo, interactuando con el público y yendo de norte a sur, de este a oeste de un escenario que ahora empieza a rodar por múltiples ciudades que, poco a poco, se irán impregnando del espíritu de ese Pueblo Salvaje.
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