<p>Fue <strong>José María Figaredo</strong>, portavoz de <a href=»https://www.elmundo.es/e/vo/vox.html»>Vox </a>en asuntos económicos, quien <a href=»https://www.elmundo.es/espana/2025/04/04/67efaffde9cf4ad5668b45b0-video.html»>tomó la palabra</a> en nombre del partido aquel 3 de abril, horas después de que <strong>Donald Trump </strong>anunciara su órdago arancelario. El también secretario general del grupo parlamentario evitó confrontar con su «aliado» y se limitó entonces a decir que esa política impuesta por la Administración estadounidense es «perjudicial para los españoles». Ayer, fue también Figaredo quien presentó el <a href=»https://www.elmundo.es/espana/2025/06/29/686077fcfc6c83b2788b45b6.html»>nuevo programa económico de Vox</a>, que actualiza y asienta los postulados del partido de cara al próximo ciclo electoral. Casi tres meses después de que la amenaza de Trump pusiera en jaque el discurso de los de <strong>Santiago Abascal</strong>, su nueva ponencia esquiva el debate sobre la guerra comercial.</p>
Propone «luchar contra la competencia desleal de productos de terceros países», pero no se pronuncia sobre la política comercial del estadounidense
Fue José María Figaredo, portavoz de Vox en asuntos económicos, quien tomó la palabra en nombre del partido aquel 3 de abril, horas después de que Donald Trump anunciara su órdago arancelario. El también secretario general del grupo parlamentario evitó confrontar con su «aliado» y se limitó entonces a decir que esa política impuesta por la Administración estadounidense es «perjudicial para los españoles». Ayer, fue también Figaredo quien presentó el nuevo programa económico de Vox, que actualiza y asienta los postulados del partido de cara al próximo ciclo electoral. Casi tres meses después de que la amenaza de Trump pusiera en jaque el discurso de los de Santiago Abascal, su nueva ponencia esquiva el debate sobre la guerra comercial.
Vox habla de vivienda y pide priorizar a los españoles en la concesión de ayudas; habla de energía y apuesta por ampliar las centrales nucleares; expone su «rebaja drástica de impuestos» y aboga por un sistema mixto de pensiones. Todo ello lo detalla en las casi 50 páginas que componen su nuevo ideario económico. Sin embargo, no hay un capítulo específico dedicado a la política comercial, solo ciertas pinceladas que pasan de puntillas por la cuestión arancelaria. Sobre lo que refiere a Trump, pese a que su estrategia tarifaria promete ser un asunto nuclear en los próximos años, Vox no fija pauta alguna.
El partido de Abascal se vio obligado a hacer equilibrios en su discurso sobre los aranceles porque la amenaza de Trump afecta directamente al que es el nicho de voto por excelencia de Vox: el campo. El sector primario, «elemento esencial para la supervivencia de la nación, cada día mantiene a menos españoles», denuncia el partido en su ponencia económica, y sigue: «Mientras eso sucede, nuestros mercados sufren una invasión de productos extranjeros, de peor calidad». En su diagnóstico de la situación del campo y la búsqueda de los porqués, el documento dirigido por Figaredo pone cuatro países como ejemplo, y ninguno es EEUU: «Cada vez más tomates de Marruecos, naranjas de Sudáfrica, pimientos de Turquía y aguacates de Perú».
Retoma más adelante en el programa la cuestión de la estrategia comercial, al hilo de los perjuicios que Vox atribuye a las políticas medioambientales. «Esto ha sido particularmente dañino en el campo, con una sustitución de nuestros productos por los producidos en terceros países no sujetos ni a los requisitos fiscales, ni de fitosanitarios, que nuestros trabajadores y empresas han de satisfacer». Es entonces cuando aparece la única mención al término «arancel» en todo el documento: «Este es el auténtico arancel encubierto que el bipartidismo ha impuesto en España». Así, sin mencionar a Trump ni posicionarse sobre su amenaza comercial, Vox desliza el argumento que viene defendiendo hasta ahora: que no solo los aranceles estadounidenses perjudican a España, sino también las regulaciones fijadas en Bruselas.
En el capítulo de propuestas, el partido de Abascal renueva su compromiso por «apoyar a la industria agroalimentaria nacional» y a las pymes del sector, apostando por «hacer posible el equilibrio entre la producción tradicional y la incorporación de mejoras tecnológicas». Sin embargo, sobre comercio, solo dice que «luchará contra la competencia desleal de productos de terceros países».
Si bien es cierto que anteriores idearios económicos de Vox tampoco ahondaban mucho más en la política comercial, esta no era entonces un asunto tan a la orden del día. En el programa electoral de 2023, por ejemplo, el partido sí recogía que abogaba por la «aplicación estricta del principio de preferencia comunitaria» y pedía la «revisión de los acuerdos de libre comercio suscritos con terceros países». Los mismos postulados los volvía a defender de cara a las elecciones europeas del año pasado: «Revisaremos todos los acuerdos comerciales para salvaguardar los intereses del campo e industria españoles».
Vox no tenía obligación de ahondar en su postura arancelaria en esta ponencia, aunque era una buena ocasión para dejar por escrito el posicionamiento del partido al respecto. En estos meses de conflicto comercial con Trump, los de Abascal han deslizado en varias ocasiones que verían con buenos ojos aplicar una política más proteccionista en España. El líder del partido defendió que las tasas que la Unión Europea ya impone a los productos norteamericanos «están bien porque intentan proteger nuestro mercado» y la portavoz parlamentaria, Pepa Millán, sostuvo que Trump, al fijar aranceles, «mira por los intereses de su pueblo». Vox añora «tener un presidente que mire por su pueblo», añadió. Ahora, sin embargo, el partido no plasma esas tesis por escrito, pese a que el debate ha vuelto al foco después de que Trump reemprendiera su amenaza contra España en la cumbre de la OTAN. En Vox dicen estar «preocupados» y en contacto con la Administración de EEUU para evitar que penalice al país.
En todo caso, en la Asamblea General que el partido celebró ayer quedó claro que la apuesta estrella de Abascal sigue pasando por reforzar los lazos internacionales que ha ido tejiendo. En septiembre volverá a convocar a sus «socios» para una cumbre en Madrid y ayer, tras la exposición de su nuevo programa económico, el secretario general de Vox, Ignacio Garriga, celebró que su «plan» cuenta con «compañeros de viaje». Son precisamente las cuestiones que unen a Vox con otros líderes mundiales las que vertebran el nuevo ideario del partido y las que son, y seguirán siendo, las banderas que con más fuerza agitarán: la deportación masiva de inmigrantes ilegales -«remigración»- y el no a la política verde.
España