<p>Después de la tormenta, se busca volver a la calma. Tras el fuerte choque entre <a href=»https://www.elmundo.es/espana/yolanda-diaz.html»>Yolanda Díaz</a> y <a href=»https://www.elmundo.es/e/ju/junts-per-catalunya.html»>Junts</a> a raíz del <a href=»https://www.elmundo.es/espana/2025/09/10/68c1aca9fdddffde388b458d.html»>descarrilamiento</a> en el Congreso de la <strong>reducción de la jornada laboral</strong>, la vicepresidenta segunda del Gobierno rebaja ahora el tono con el partido de <strong>Carles Puigdemont</strong> para enfriar los ánimos y evitar que la brecha abierta entre el miércoles y el jueves pueda convertirse en un <a href=»https://www.elmundo.es/espana/2025/09/11/68c31447fdddff8b468b45b7.html»>problema para la estabilidad</a> del Ejecutivo y acarrear dificultades en próximas negociaciones, como la que se tendrá que abrir, por ejemplo, para los <strong>Presupuestos Generales del Estado</strong>.</p>
La vicepresidenta evita hablar de «chantaje» y de «límites» y sólo afea que se pida un «todo o nada»
Después de la tormenta, se busca volver a la calma. Tras el fuerte choque entre Yolanda Díaz y Junts a raíz del descarrilamiento en el Congreso de la reducción de la jornada laboral, la vicepresidenta segunda del Gobierno rebaja ahora el tono con el partido de Carles Puigdemont para enfriar los ánimos y evitar que la brecha abierta entre el miércoles y el jueves pueda convertirse en un problema para la estabilidad del Ejecutivo y acarrear dificultades en próximas negociaciones, como la que se tendrá que abrir, por ejemplo, para los Presupuestos Generales del Estado.
Con ese riesgo expuesto por el cruces de reproches entre las partes y el enorme enfado de Junts con las acusaciones contra ellos, tanto Díaz como otras figuras de Sumar han optado este viernes por levantar el pie del acelerador y pisar el freno. Entretanto, el sector del PSOE del Gobierno ha salido para tratar de encauzar la situación con una apelación a seguir manteniendo «una relación de respeto mutuo» con los grupos que respaldan al Ejecutivo en el Congreso.
La primera en contribuir a ese clima más sosegado ha sido la propia Díaz, que venía de acusar a Junts de representar a los sectores «más reaccionarios» de la patronal, de negociar en modo «chantaje» y de decir que ella tiene «límites» y que no iba a «entregar el país».
Lejos de moverse por ahí, Díaz se ha limitado a afear a Junts cómo afrontó la mesa de negociación. «El dialogo no es todo o nada, sino que todas las partes ceden», ha dicho. No es un «todo blanco» contra una parte que dice «negro», «esto no es dialogar, esto es otra cosa», ha señalado en unas declaraciones tras reunirse con los alcaldes de la comarca de Valdeorras y Terra de Trives (Orense).
Frente a las repercusiones de sus críticas a Junts, Díaz ha apelado a su réplica final en el debate parlamentario, cuando ofreció a los catalanes seguir negociando y llegar a puntos de encuentro para en un segundo intento hacer posible aprobar la reducción de la jornada laboral. La vicepresidenta se agarra a ese mensaje y ha insistido en esa mano tendida a Junts para «cuanto antes» retomar lo que ya tienen avanzado y que tiene plasmado en un documento.
En paralelo, el portavoz adjunto de Sumar en el Congreso, Enrique Santiago, ha salido en rueda de prensa evitando incidir en las recriminaciones a Junts y adoptando un mensaje más explicativo. «Lo que nos preocupa es que las tres derechas se pongan de acuerdo precisamente para impedir las mejores de las condiciones de vida de millones de personas trabajadoras», ha dicho.
El diputado de IU ha rechazado entrar en lo que Junts «ha exigido o dejado de exigir». Ha preferido redirigir la cuestión a desmontar el argumento de PP, Vox y Junts de que la propuesta estrella de Díaz iba a perjudicar a las pequeñas y medianas empresas. Es una «excusa» y «falsa», ha remarcado Santiago, porque el Ministerio de Trabajo había planteado ayudas para aquellas compañías que pudieran acreditar un impacto económico negativo.
Desde París, la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, ha aparcado también cualquier confrontación y ha defendido que el debate, por «apasionante y vibrante» que fuera, «no es incompatible en absoluto con seguir manteniendo unas relaciones fluidas» con Junts.
Es más, la ministra de Sumar ha remarcado en declaraciones recogidas por Efe que el Gobierno tiene que «seguir conversando» con el partido catalán porque tiene «muchos asuntos por delante que son muy buenos y prioritarios para el conjunto de la sociedad», como pueden ser los Presupuestos pero también otros temas.
Rego pasa página de que la reducción de jornada laboral fuera vetada por el Congreso y. mirando hacia el futuro, ha abogado por seguir trabajando para volver a llevar y salga adelante, manteniendo vías de diálogo con las fuerzas políticas.
En el sector PSOE del Gobierno, el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, ha asegurado que el Gobierno «mantiene una relación de respeto mutuo con todos los grupos parlamentarios del Congreso, particularmente con los que apoyaban la investidura de Pedro Sánchez» y así «va a seguir siendo». Más allá de que haya debates donde las posiciones se defienden con «pasión», como ocurrió el miércoles con Díaz.
En declaraciones recogidas por Efe en Murcia, antes de la toma de posesión del nuevo delegado del Gobierno, Bolaños ha querido espantar que el choque con Junts vaya a tener repercusiones y ha defendido que el Ejecutivo lleva más de siete años dialogando, buscando puntos de equilibrio para avanzar y sentándose en la mesa con gente que piensa diferente. «Y lo hacemos con acuerdos con las fuerzas parlamentarias en el Congreso, con los que tratamos de mantener siempre una relación fluida, normalizada y de respeto público», ha dicho.
Asimismo, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha optado por obviar las críticas de Díaz y la «intensidad del debate» para subrayar que ella quiere trasladar y se queda con el momento de la intervención en el que la ministra de Trabajo «tendió la mano» a Junts y las otras fuerzas políticas para seguir negociando por la reducción de jornada.
«Esto es lo que el Gobierno quiere trasladar, como siempre, que independientemente de las vicisitudes que tienen los proyectos de ley, vamos a seguir trabajando por hacer realidad un derecho que creemos que es hora de conquistar para los trabajadores de España», ha señalado en declaraciones en Cádiz.
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