<p>Una de las preocupaciones iniciales para la renta fija al comenzar 2025 era el impacto que el entorno arancelario bajo <strong>Trump</strong> podría tener sobre la inflación y la capacidad de la <strong>Reserva Federal (Fed) </strong>para relajar su política monetaria. Aunque a finales del segundo trimestre se observó un repunte en la inflación de bienes básicos, la repercusión sobre la inflación de servicios básicos -más estable y determinante de la inflación general – se ha mantenido limitada. Este trasfondo inflacionario está permitiendo a la Fed centrar su atención en el aspecto del empleo dentro de su doble mandato.</p>
Probablemente, hayamos dejado atrás el punto álgido de incertidumbre política de la actual Administración Trump.
Una de las preocupaciones iniciales para la renta fija al comenzar 2025 era el impacto que el entorno arancelario bajo Trump podría tener sobre la inflación y la capacidad de la Reserva Federal (Fed) para relajar su política monetaria. Aunque a finales del segundo trimestre se observó un repunte en la inflación de bienes básicos, la repercusión sobre la inflación de servicios básicos -más estable y determinante de la inflación general – se ha mantenido limitada. Este trasfondo inflacionario está permitiendo a la Fed centrar su atención en el aspecto del empleo dentro de su doble mandato.
A medida que el crecimiento económico se modera, este entorno debería dar a la Fed la flexibilidad para reanudar su ciclo de relajación en los próximos meses. Desde una perspectiva de construcción de carteras, esto nos ha llevado a preferir aquellas más equilibradas entre riesgo de crédito y de tipos de interés, reconociendo que este último puede ofrecer protección frente al primero en momentos de tensión y volatilidad. Esta dinámica ha sido evidente en lo que va de año, especialmente en el tramo corto de las curvas de tipos durante periodos volátiles como el Liberation Day y las recientes revisiones a la baja de las cifras de empleo.
Este giro es positivo para los activos en su conjunto, pues permite al inversor centrarse en asegurar rentabilidades atractivas en términos globales, en particular dentro de los segmentos de mayor ganancia. Con el marco de los grandes acuerdos comerciales ya consensuado y la aprobación de la reforma fiscal en EEUU, probablemente hayamos dejado atrás el punto álgido de incertidumbre política respecto a la agenda de la actual administración.
Esto debería abrir una ventana para que los inversores obtengan beneficios del carry. El contexto de alto crecimiento nominal es positivo para el crédito, ya que el ciclo de impagos debería seguir siendo benigno y las subidas de los diferenciales deberían limitarse con las medidas de relajación de la Fed. Nuestra preferencia es construir carteras con asignación a los segmentos de mayor rentabilidad del crédito, como los AT1, los bonos BB y los CLO, que siguen ofreciendo una prima atractiva sin necesidad de asumir un riesgo de impago significativo.
Aunque el calendario y la magnitud de los planes de relajación monetaria de la Fed siguen siendo inciertos, la dirección es clara. Además, si bien el mercado descuenta que la Fed recortará los tipos de interés hasta niveles cercanos a la estimación de la tasa neutral, históricamente ha seguido recortando por debajo de dichos niveles. Asimismo, aunque los últimos años estuvieron marcados por shocks inflacionarios, las correlaciones tradicionales han regresado a la clase de activos de renta fija, apoyada por la mayor preocupación de la Fed por los riesgos de ralentización económica y del empleo frente a la inflación.
En términos históricos, la rentabilidad total (all-in yield) de la renta fija sigue siendo atractiva, especialmente en comparación con el entorno previo a la pandemia, caracterizado por un prolongado periodo de tipos de interés e inflación bajos. La rentabilidad ha vuelto a esta clase de activos y es una oportunidad para aprovechar el carry a medio plazo, donde el tiempo invertido en el mercado está generando frutos, en lugar de tener que acertar con el momento exacto de entrada y salida.
Esto cobra especial importancia ahora que los recortes de tipos por la Fed reducirán la rentabilidad de los depósitos y de los fondos monetarios, que han seguido registrando fuertes entradas en el contexto de tipos altos. A medida que esas rentabilidades desciendan, es fundamental que los inversores traten de asegurar niveles elevados de rentabilidad total, en previsión de que la Fed lleve a cabo un ciclo de recortes mayor de lo esperado.
Por último, aunque la inflación está bajo control en EEUU, es probable que se mantenga rígida y por encima del objetivo fijado. En consecuencia, resulta clave que los inversores busquen activamente rentabilidades claramente superiores a los niveles actuales de inflación, con el fin de garantizar tasas reales de retorno positivas, ya que será necesario adaptarse a un contexto en el que los bancos centrales muestran mayor flexibilidad respecto a los objetivos de inflación.
*Mohammed Kazmi, es Macro Strategist and Fixed Income Portfolio Manager at UBP.
Actualidad Económica