<p>Ocurrió la pasada semana en el <strong>Debate de Política General, </strong>el más importante del curso en el Parlament. Junts se retrotrajo al <i>procés</i>, llevó a votación una resolución para impulsar una negociación sobre un nuevo referéndum de independencia y la fractura secesionista se consumó. Dos puntos negros resaltaron en el panel luminoso que muestra el sentido del voto de cada diputado. Los dos <i>noes </i>procedían de la butacas de<strong> Aliança Catalana.</strong> Su líder, <strong>Sílvia Orriols</strong>, y la otra diputada de la formación separatista de sesgo xenófobo se opusieron a la iniciativa de los <i>neoconvergentes</i>, que sí respaldaron ERC y la CUP e incluso los <i>comunes</i>, y evidenciaron que la reconstrucción del otrora llamado bloque independentista se vislumbra como imposible.</p>
Orriols evita apoyar la negociación de un nuevo 1-O y anticipa futuros desencuentros en un bloque separatista que se parte entre izquierda y derecha
Ocurrió la pasada semana en el Debate de Política General, el más importante del curso en el Parlament. Junts se retrotrajo al procés, llevó a votación una resolución para impulsar una negociación sobre un nuevo referéndum de independencia y la fractura secesionista se consumó. Dos puntos negros resaltaron en el panel luminoso que muestra el sentido del voto de cada diputado. Los dos noes procedían de la butacas de Aliança Catalana. Su líder, Sílvia Orriols, y la otra diputada de la formación separatista de sesgo xenófobo se opusieron a la iniciativa de los neoconvergentes, que sí respaldaron ERC y la CUP e incluso los comunes, y evidenciaron que la reconstrucción del otrora llamado bloque independentista se vislumbra como imposible.
La irrupción y el previsto auge de Aliança Catalana dinamita cualquier opción de conformar una alternativa secesionista al Govern de Salvador Illa en el corto plazo. Aliança no cree en un nuevo procés, ni en un nuevo 1-O. Defiende, únicamente, la vía unilateral para consumar la independencia y no cuenta con el resto de fuerzas independentistas para este propósito. «Somos los únicos independentistas del Parlament», proclamó Orriols tras desmarcarse de ERC, Junts y la CUP, y ser por ello duramente criticada.
Un ascenso, el de la alcaldesa de Ripoll, que preocupa en el seno de Junts hasta el punto de que ayer el propio Carles Puigdemont centró su discurso de ayer ante la plana mayor ‘neoconvergente’ en defenderse y reivindicar el papel de Junts ante la Aliança Catalana. «A veces existe la tentación de sucumbir a las modas y hay gente que lo hace. Pero alguien debe quedar en el país que tenga esta mirada de Estado, esta mirada larga de la construcción de la nación. Ésta es la vocación de Junts», avisó para pedir a los suyos mantener la «transversalidad» con la que asegura que nació la formación.
El décalogo de Aliança es nítido y explica su afán autárquico. «El primer punto de nuestro programa es la realización de una declaración unilateral de independenecia y la toma del control de territorio», arranca, y prosigue: «Si Aliança Catalana obtiene la mayoría absoluta en el Parlament, declarará y defenderá la independencia de Cataluña».
Al margen de la inviabilidad de su individualista proyecto, la manifestación de la formación ultranacionalista constituye una declaración de intenciones y revela que el voto discordante con el reto de partidos secesionistas no fue casual y se repetirá en el futuro. Orriols ha acabado de restituir la división entre la izquierda y la derecha independentista que se difuminó durante la década del procés para sacar adelante el ataque coordinado al orden constitucional de 2017. Que ERC y la CUP sumen sus votos a los de Aliança Catalana resulta una quimera, e incluso Junts se resiste a aliarse con el partido de la alcaldesa de Ripoll a pesar de su radicalidad compartida y del también compartido diagnóstico de las recetas antiinmigración que ambos proponen instaurar ante lo que los de Puigdemont han venido a bautizar eufemísticamente como «desborde demográfico».
Actualmente hay 61 diputados independentistas en la Cámara catalana, cuando la mayoría absoluta se sitúa en los 68. Y cualquier eventual repunte de las fuerzas secesionistas en los próximos comicios autonómicos catalanes irá siempre acompañado de un aumento de escaños de Aliança Catalana, en detrimento de Junts, según apuntan todos los sondeos. Esta tendencia no hará sino ahondar en la brecha separatista, que será más profunda cuanto más fuerza ostente Orriols.
La demoscopia es clara. El último barómetro del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO), publicado en julio, ya otorga entre 10-11 escaños a Aliança Catalana de los 68 que, en el mejor de los casos, sumarían todos los partidos separatistas. Pero, tras el verano, los de Orriols se disparan. La encuesta de Sigma Dos que EL MUNDO publicó en septiembre concede 14 de los 66 parlamentarios independentistas a Aliança Catalana, a costa de una Junts que cae hasta los 24, 11 menos que en las elecciones de 2024. Y la orientación se acentúa en el sondeo publicado por La Vanguardia también el mes pasado y, según el cual, la marca de la primera edil de Ripoll amasará 19 de las 65 actas separatistas, sólo dos menos que Junts.
Este crecimiento de Aliança Catalana puede verse reforzado en los próximos años por varios factores. El primero es la palmaria preocupación por la gestión migratoria que existe en Cataluña y que acredita la última entrega demoscópica del CEO. Según el CIS catalán, la inmigración -el puntal argumentativo del partido ultra- es el tercer «problema» para los catalanes (9%), sólo por detrás de la insatisfacción política (14%) y del acceso a la vivienda (21%). Además, la inseguridad es la cuarta preocupación (también 9%), y Orriols la vincula en cada uno de sus discursos con los inmigrantes.
Con este caldo de cultivo resulta previsible que Aliança Catalana multiplique su presencia territorial tras las próximas elecciones municipales, que tendrán lugar en 2027, musculando su poder, consolidando la desmembración del frente independentista y debilitando a una Junts que sueña con sorpassar un año después, cuando tendrán lugar las elecciones al Parlament.
Es esa circunstancia la que está desquiciando a los de Puigdemont y la que explica que varios alcaldes de Junts reclamaran una reacción inmediata al secretario general del partido, Jordi Turull, en un reciente cónclave. De hecho, hoy se reúnen con el propio Puigdemomt en Bélgica.
La pérdida de alcaldías en favor de los candidatos de Orriols -especialmente en Gerona y la Cataluña interior- es un temor real para los neoconvergentes. Dejar de ser el partido independentista catalán más votado tras los comicios autonómicos, cediendo a Aliança Catalana el liderazgo de los escombros del frente separatista, es la pesadilla de Puigdemont.
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