<p>La versión oficial es que la Unión Europea sigue totalmente comprometida con la transición <i>verde</i>. Que es uno de los principales mandatos de la Comisión de Ursula von der Leyen, y que no sólo se puede conjugar con el crecimiento sino que puede ser, de hecho, una palanca para el impulso económico. La realidad, sin embargo, es que ya no es, ni mucho menos, la mayor de las prioridades para Europa. Y los próximos pasos que se van a dar no harán más que agudizar la pérdida de relevancia del proceso energético. Los líderes de la UE quieren más simplificación, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta ejecutiva para la Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa Ribera, <strong>están cada vez más solos</strong>. </p>
Alemania, Francia e Italia exigen que la reducción de la burocracia sea una «prioridad absoluta» y encabezan el movimiento de la UE: la transformación energética debe ser «rentable» y garantizando «la competitividad y prosperidad»
La versión oficial es que la Unión Europea sigue totalmente comprometida con la transición verde. Que es uno de los principales mandatos de la Comisión de Ursula von der Leyen, y que no sólo se puede conjugar con el crecimiento sino que puede ser, de hecho, una palanca para el impulso económico. La realidad, sin embargo, es que ya no es, ni mucho menos, la mayor de las prioridades para Europa. Y los próximos pasos que se van a dar no harán más que agudizar la pérdida de relevancia del proceso energético. Los líderes de la UE quieren más simplificación, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta ejecutiva para la Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa Ribera, están cada vez más solos.
«La simplificación es clave para la competitividad«, recogían este martes 15 líderes de la UE en una carta que remitieron al presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, antes de la reunión de presidentes que tuvo lugar el jueves en Bruselas. Entre los firmantes estaban el canciller alemán, Friedrich Merz; la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni; o el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Esto es, los líderes de las tres principales economías. También estaba la quinta economía, que es la de Países Bajos, así como Suecia, Grecia, Portugal, Finlandia, Polonia o Austria.
De la cuarta economía, de España, ni rastro. Sánchez se volvió a quedar fuera del grupo de presidentes que van a liderar el paso y la dirección económica de la UE. No ha estado en la mesa en la que se han tomado las decisiones en relación a la paz en Ucrania y tampoco se ha sentado en ésta. Y en ambos casos, porque su posición política y sus objetivos están cada vez más lejos de lo que hoy es la UE.
La nueva realidad verde también afecta, y mucho, a Ribera. La ex vicepresidenta del Gobierno de España llegó a Bruselas hace menos de un año, y la teoría decía que iba a ser una figura muy relevante en el Ejecutivo comunitario. Con una cartera muy relevante y siendo de facto la número dos de la Comisión. Pero pronto, muy pronto, quedó claro que no era así y que los esfuerzos se van a centrar en el gasto en Defensa, el impulso de la economía, la recuperación industrial y la pérdida de capacidad adquisitiva de la ciudadanía. Es lo que quiere Von der Leyen pero, muy importante, lo que quiere también Alemania.
«Hacemos un llamamiento a una revisión sistemática de toda la normativa de la UE para identificar las reglas superfluas, excesivas o desequilibradas, y debemos examinar el conjunto del acervo comunitario para determinar si sigue siendo adecuado para su propósito. Pedimos la reducción del corpus normativo y el desmantelamiento de las normas obsoletas, manteniendo los objetivos políticos, las normas pertinentes y la integridad del mercado único», apuntaban los 15 líderes en la mencionada carta. E insistían: «Reducir la burocracia es una prioridad absoluta y es urgente«.
No hicieron mención, claro, a la transición. Porque siempre se evita decir públicamente que debe ser algo secundario. Pero avanzar en la simplificación va irremediablemente en esa dirección. En que las empresas tengan que cumplir menos obligaciones. Reducir la burocracia, como apunta la misiva, en los procesos que se deben llevar a cabo para cumplir con las exigencias verdes.
Es cierto que apenas un día después de que se conociese la carta, el miércoles, el Parlamento Europeo tumbó precisamente un decreto ómnibus de simplificación normativa y flexibilidad en las normas de sostenibilidad. El Partido Popular Europeo había negociado su aprobación con los socialistas y los liberales de Renew, pero en la votación secreta parte de los eurodiputados de estos grupos no apoyaron la medida. El fracaso molestó mucho en las filas populares, que criticaron que Iratxe García, presidenta del S&D, no había sido capaz de contener a los suyos. Para los socialistas, en cambio, fue una muestra de que el EPP les necesita y de su capacidad para influir en las decisiones europeas. Ahora habrá que volver a negociar la norma para intentar sacarla adelante a mediados de noviembre, y en el Partido Popular Europeo confían en que, esta vez sí, se aprobará.
Pero en cualquier caso, y también un día después de esta votación fallida, los líderes de la UE volvieron a insistir en la simplificación. Entre las conclusiones de la reunión del Consejo Europeo se reafirmó «la urgente necesidad de avanzar en una agenda ambiciosa de simplificación y de mejora de la regulación, impulsada de manera horizontal y en todos los niveles», y añadía que la transición verde debe ser «competitiva».
«Para que una transformación tan profunda tenga éxito, debe ser justa y equitativa, pragmática, rentable y socialmente equilibrada, teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales y proporcionando soluciones asequibles en toda la economía y para los ciudadanos de toda la Unión, a fin de garantizar la competitividad y prosperidad de Europa para las generaciones presentes y futuras», añadía. Esto es, transición verde sí, pero lo primero es lo primero.
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