<p>Tras un verano en el que los incendios forestales dejaron cuatro víctimas, casi 50 heridos y quemaron más de 300.000 hectáreas, la temporada de alto peligro por incendio finalizó el pasado 1 de noviembre. Y poco antes, en un octubre ya sin fuegos, las comunidades autónomas rescindieron el contrato de más de 4.000 bomberos forestales en toda España, según denuncia Csif. Esto ahonda en la situación de precariedad que arrastra desde hace años el colectivo, que debe enfrentar ahora las tareas de prevención con los efectivos mermados.</p>
Csif exige un pacto de Estado que obligue a realizar tareas de prevención durante todo el año
Tras un verano en el que los incendios forestales dejaron cuatro víctimas, casi 50 heridos y quemaron más de 300.000 hectáreas, la temporada de alto peligro por incendio finalizó el pasado 1 de noviembre. Y poco antes, en un octubre ya sin fuegos, las comunidades autónomas rescindieron el contrato de más de 4.000 bomberos forestales en toda España, según denuncia Csif. Esto ahonda en la situación de precariedad que arrastra desde hace años el colectivo, que debe enfrentar ahora las tareas de prevención con los efectivos mermados.
«El modelo es fallido», resumió Agustín Argulo, coordinador nacional de bomberos forestales de CSIF, en una rueda de prensa en la sede del sindicato. Argulo explicó que este modelo está más destinado a la extinción que a la prevención, cuando debería adaptarse a la realidad actual de los usos del suelo y superficie forestal, además de los problemas y riesgos derivados de unos veranos más secos y cálidos. En su opinión, debería haber «un pacto de Estado o una normativa básica» que definiese los operativos mínimos en esta época.
En esto repercute la situación de los bomberos forestales, que hasta hace un año ni siquiera habían conseguido que se reconociese su categoría profesional y trabajaba, por ejemplo, como peón de caza o conductor. Además, hay aspectos que aún deben definirse, como los coeficientes reductores para la jubilación, que chocan también con las épocas trabajadas bajo otras categorías.
Con todo, el principal problema que detectan es el de esta temporalidad que lleva al despido de los fijos discontinuos, lo que, en palabras de Alfonso Ferrero, responsable de CSIF en Seguridad y Emergencias ASEM-112 y bombero de la Comunidad de Madrid, conlleva un «alto grado de precariedad y temporalidad». Todo esto hace que la profesión tenga una tasa de abandono alta y se traduce en la contratación de personal con poca experiencia o voluntarios para la extinción.
Ferrero aludió a su caso, tras 17 años en la profesión, y reconoció que los despidos tras la campaña estival les obligan a habituarse «a un estado de precariedad invernal en el que te buscas la vida». «Tengo infinidad de amigos que lo han abandonado o se han ido a otros dispositivos con más estabilidad», incidió.
Por comunidades, dos de las que peor están son Castilla y León, donde se ha despedido a un 30% del operativo (y en la provincia de León cuentan con la mitad de helicópteros y un buldócer de cada tres), y Madrid, donde Tragsa ya ha despedido a 200 bomberos, cuando en periodos de extinción el operativo cuenta con más de 800.
En Galicia, según recoge Csif en una nota de prensa, se prevé el cese de un millar de bomberos forestales el 17 de diciembre, mientras que en Castilla-La Mancha de los 2.205 trabajadores de la empresa pública regional Geacam, «tan solo 1.500 llevan a cabo su labor durante todo el año». En Andalucía, aunque el sindicato no tiene una cifra de trabajadores despedidos, sí calcula que faltan «unos 220 bomberos forestales». Así, la organización denuncia «la actitud hipócrita de las diferentes administraciones» que ponen en peligro «la seguridad» de ciudadanos y profesionales «y la calidad medioambiental» de los montes.
El resultado de esto es que la población está «año a año más indefensa», advirtió Ferrero, quien pronosticó también «un futuro devastador» en la Península si no se atiende a esta situación y se adecúan los medios a la realidad laboral, social -con cada vez menos población en las zonas rurales- y climática actual. Argulo, por su parte, recordó que esto supone que encuentren «poblaciones en las que la vegetación llega a las propias casas».
Actualidad Económica
