<p>Parece que ya se está sentenciando en todos los periódicos que este será el año de la <strong>vuelta de Dios a las ficciones</strong>. Pero yo quiero pensar que este es el año en el que también pusimos <strong>la adolescencia</strong> en el centro y se abrieron debates hipernecesarios sobre el uso de las redes sociales, la machoesfera y el consumo de porno en la adolescencia. Esto lo digo, porque, después del fenómeno mundial que fue <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/2025/03/21/67d3fb42e9cf4a21498b456d.html» target=»_blank»><i>Adolescencia</i></a>, llega <a href=»https://www.elmundo.es/television/series/2025/09/23/68d268fae85ecee5418b457a.html» target=»_blank»><i>Pubertat </i></a>a HBO Max, la nueva serie de <strong>Leticia Dolera</strong>, con guion compartido con Almudena Monzú y que ya ha recibido el <strong>Ondas 2025</strong> a la mejor serie dramática<i> ex equo</i> con <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/cine/2024/09/27/66f698c4fc6c83c7458b45ae.html» target=»_blank»><i>Querer</i></a>, de <strong>Alauda Ruiz de Azúa</strong> y con <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/2024/11/16/67371dbffc6c83dd1d8b459f.html» target=»_blank»><i>Celeste</i></a>, de <strong>Elena Trapé</strong>. Sirvan estas dos últimas ficciones fantásticas para llamar la atención sobre <i>Pubertat</i>.</p>
‘Pubertat’ narra ese momento en el que el mundo adulto colisiona con el de la adolescencia y se pierde la inocencia. Donde ‘Adolescencia’, fallaba ‘Pubertat’ acierta
Parece que ya se está sentenciando en todos los periódicos que este será el año de la vuelta de Dios a las ficciones. Pero yo quiero pensar que este es el año en el que también pusimos la adolescencia en el centro y se abrieron debates hipernecesarios sobre el uso de las redes sociales, la machoesfera y el consumo de porno en la adolescencia. Esto lo digo, porque, después del fenómeno mundial que fue Adolescencia, llega Pubertat a HBO Max, la nueva serie de Leticia Dolera, con guion compartido con Almudena Monzú y que ya ha recibido el Ondas 2025 a la mejor serie dramática ex equo con Querer, de Alauda Ruiz de Azúa y con Celeste, de Elena Trapé. Sirvan estas dos últimas ficciones fantásticas para llamar la atención sobre Pubertat.
Yo tuve muchas dudas cuando se estrenó Adolescencia. Me parecía una de las mejores series que se habían producido a nivel audiovisual en años, pero también me parecía una ficción alarmista, que incluso podía llegar a ser peligrosa por cómo representaba a la adolescencia. Eso sin contar cómo se olvidaba de representar a la figura de la víctima. Ahí donde Adolescencia, para mi gusto, fallaba (al presentar a todos los adolescentes como un conjunto violento y oscuro), Pubertat acierta. En Pubertat cada personaje es una bomba emocional y contradictoria. También acierta en mostrar cómo chicos tiernos, cariñosos y educados (incluso educados en el feminismo) pueden llegar a cometer una agresión sexual sin ser conscientes de ello. Y cómo además pueden hacerlo en el núcleo de un lugar familiar como es una colla castellera y en el núcleo de la amistad. Ahí donde Adolescencia castigaba, Pubertat propone y busca ser reparativa.
La metáfora de la colla castellera, que se sostiene en la confianza, en la familia, es interesantísima. No solo a nivel visual, sino también a nivel simbólico. Porque lo que viene a contarnos Pubertat es que toda la estructura social se tambalea cuando se tambalea uno solo de sus miembros. Básicamente una metáfora de «si nos tocan a una, nos tocan a todas».
Pubertat narra ese momento en el que el mundo adulto colisiona con el mundo de la adolescencia y se pierde la inocencia para siempre. He leído que la serie es como una bofetada en la cara. Como una bofetada en la cara, pero con una mano de hierro, añadiría yo. Necesaria, emocionantísima, dolorosa, pero propositiva e inesperadamente llena de luz. Una de las ficciones del año. Sobre todo, por ese penúltimo episodio que sostiene Aina Martínez y que es un pequeño prodigio.
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