<p>El 14 de agosto de 2020, después de que el presidente canario, <strong>Ángel Víctor Torres</strong>, le anuncie que se va a proceder al pago «con carácter inmediato» de las mascarillas ofrecidas por la trama, <strong>Koldo García </strong>le envía un audio que resume, en unas pocas frases, la capacidad de penetración de los conjurados en las instituciones, y que la Guardia Civil trinca cinco años después, investigando por orden del magistrado del <a href=»https://www.elmundo.es/e/tr/tribunal-supremo.html»>Supremo</a><strong> Leopoldo Puente</strong>.</p>
La UCO enfatiza cómo el asesor de Ábalos conseguía penetrar en ministerios e instituciones e incluso valerse de la entonces ministra de Trabajo, quien tuvo que certificar la validez de las mascarillas al negarla el Servicio de Prevención canario
El 14 de agosto de 2020, después de que el presidente canario, Ángel Víctor Torres, le anuncie que se va a proceder al pago «con carácter inmediato» de las mascarillas ofrecidas por la trama, Koldo García le envía un audio que resume, en unas pocas frases, la capacidad de penetración de los conjurados en las instituciones, y que la Guardia Civil trinca cinco años después, investigando por orden del magistrado del Supremo Leopoldo Puente.
Le dice: «Ángel, te agradezco muchísimo todo lo que has hecho […]. Tanto con Puertos, con ADIF, con Defensa, con Interior, con Baleares, con todos los sitios donde los hemos mandado, los tíos han cumplido [se refiere al grupo liderado por Víctor de Aldama]. Me pidieron ayuda con Canarias por este problema [de cobro] que tenían, agradezco en el alma tu implicación personal y otra cosa no, pero te doy mi palabra de que me vas a tener para lo que te salga de los cojones, y eso sí que cumplo. Un abrazo».
Puertos del Estado, Adfi, los ministerios de Defensa e Interior, el Gobierno de Baleares… Los tentáculos de la trama llegaban a muy distintas instituciones y el contacto directo con los políticos en el día a día lo ejercía, en efecto, el hombre que había sido portero de discoteca, eventualmente también de puticlub, además de concejal socialista en Huarte, y segurata y chófer de Pedro Sánchez durante su reconquista del PSOE (y custodio de los avales que le permitieron presentarse, durmiendo dos días con ellos en un piso de la madrileña calle de Marqués de Riscal, y duchándose en el apartamento de una vecina).
Y, cuando no tenía los contactos él mismo, se valía obviamente de los de Ábalos, el superministro y ahora coimputado suyo, cuya púrpura usaba. Así aparece por ejemplo también en el ya denominado Informe Torres de la UCO la entonces ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, cuyo Ministerio tuvo que inspeccionar la seguridad de las mascarillas.
En la noche del 24 de agosto de 2020 Ábalos se puso en contacto con Koldo para «informarle de que, según le dijo la ministra de Trabajo, al día siguiente estaría la certificación de las mascarillas de Canarias»: «Se me olvidó decirte que la ministra de Trabajo me dijo que mañana estará la certificación de las mascarillas de Canarias», le dijo Ábalos a Koldo a través de un mensaje. «Sí, ya me dijo, gracias», contesta Koldo.
Las mascarillas de la trama, que habían sido consideradas no aptas por el Servicio de Prevención canario, habían sido remitidas al Centro Nacional de Medidas de Protección del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, con el objeto de llevar a cabo ensayos de verificación que determinaran su idoneidad. En román paladino: se necesitaba que Trabajo diera su ok.
La UCO señala: «Como se aprecia en los mensajes, la influencia que habría ejercido Koldo en favor de Víctor de Aldama -merced a su relación económica mensual de 10.000 € en efectivo [se refieren al dinero que cobraba García para que el negocio saliera adelante]- no se limitaba a la Administración canaria, sino que se extendería hasta la Administración central, consiguiendo implicar a los entonces ministros de Transporte y de Trabajo».
No hay, por lo demás, evidencia en la investigación de que Díaz conociera las actividades de la trama ni su presunta ilegalidad, pero ayer el PP acusó a la ministra «avalista» de la trama, hecho que fue negado por Díaz, quien se mostró «orgullosa» de la ejecutoria durante la crisis del covid del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
La capacidad de penetración de Koldo García, quien a la vez prácticamente llevaba nada menos que los gastos de la secretaría de Organización del PSOE liderada por Ábalos (como admitió la semana pasada la secretaria Celia Rodríguez en el Supremo), era evidente. Tanto, que Ángel Víctor Torres utilizaba la influencia de Koldo con José Luis Ábalos, y la capacidad de maniobra de éste último ante Pedro Sánchez, para tratar de lograr que el entonces responsable de Sanidad, Salvador Illa, suavizara las medidas anticovid con las Islas Canarias, y para conseguir que le aprobaran compras de material sanitario en plena crisis del Covid-19.
Todo ello se explicita en los mensajes de WhatsApp hallados por la Guardia Civil en el curso de la investigación. La UCO sostiene, así, que Torres usaba a Koldo para guiarse frente a Sánchez, le consultaba «la manera de proceder con el presidente del Gobierno». «¿Estas con José Luis [Ábalos]? Solo me queda Pedro [Sánchez]», le escribe Torres a Koldo, por ejemplo, el 2 de diciembre de 2020. «Lo intentaré pero si esto no sale por el capricho de un compañero, Illa, me bajo. No aguanto más. Presentaré el recurso y buscaré la manera de apartarme. Tengo una tremenda fortaleza pero no peleo contra muros. Disculpa [que] me desahogue», dice el entonces presidente canario, pidiendo de alguna forma ayuda.
Contesta Koldo: «A las 18 estoy con él y hablas con él. Yo te ayudo en todo. Te doy mi palabra». «No te preocupes. Ya me desahogué», devuelve Torres. «Pero si se quiere yo sea un Page, un Lambán, o un tocahuevos pues será por tíos como Illa. Pedro siempre tendrá y José Luis mi lealtad [sic]». Koldo: «Lo conseguiré ya verás». Torres, sobre la contratación de test de Megalab, que Illa, según estos mensajes, bloqueaba: «Pregúntale a José Luis si le parece que le caiga a Pedro como opción desesperada». Koldo: «Ahora se lo digo, voy a su casa».
El 5 de diciembre de nuevo Torres necesita a Koldo, y le escribe.
Torres: Creo debo ir y tener o intentar tener una última reunión con Pedro, José Luis e Illa. ¿Qué te parece? Diez minutos.
Koldo: Pues sí, tienes razón, eso creo yo. Ya que me dan a entender eso.
T: ¿Ábalos te da a entender eso?
K: Sí
T: Le envío entonces un mensaje a Pedro [Sánchez] para vernos 10 minutos mañana los cuatro: Illa, Pedro, José Luis [Ábalos] y yo. Y que José Luis eche una mano para tener esa reunión. ¿Cuento con ello?
K: Espera media hora pero sí.
T: Vale. Dime algo pa si algo [hago] maleta o no. Saldría en menos de dos horas
K: Yo saldría. Para gastar mi último cartucho. Me pegaría a José [Luis Ábalos] y que te lleve él con [Salvador] Illa y Pedro y que sepan todo.
T: ¿Pero José Luis sabe [que] quiero verlos? Le enviaría ‘wasapp’ a Pedro.
K: Sí sabe, que quieres estar con ellos.
Dos horas después Torres escribe: «Ya en avión. Mañana nos vemos. Si cuadra, mejor. Creo [que] sería bueno». Contesta Koldo: «No puedo ir, sólo vais los jefes». Tres horas más tarde, Torres: «Hola. Ya en Madrid. No le mandé mensaje a Pedro. Si surge reunión mejor».
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