<p class=»ue-c-article__paragraph»>La noche del 9-J, tras el recuento de las elecciones europeas, la dirección del PP valenciano tuvo claro el mensaje. <strong>Mazón </strong>gana al PSPV y supera en votos a <strong>Feijóo</strong>. De líder a líder. El flamante presidente valenciano se midió con el presidente nacional y pensó que su único límite era el cielo. A este hombre todo optimismo que, según presumió, había devuelto la alegría a la Comunidad Valenciana le ha llovido del cielo la mayor catástrofe a la que ningún político se ha enfrentado nunca en la democracia española. Acostumbrado a ir sobre ruedas desde que <strong>Pablo Casado</strong> le situó en el liderazgo del PP valenciano, apartando de malas formas a <strong>Isabel Bonig</strong>, Mazón es una figura trágica que vaga por el Palau sin ser consciente de lo que le ha pasado. Varios días tardó en informar de dónde y con quién comió el fatídico 29 de octubre -una periodista- cuando las aguas del barranco del Poyo bajaban ya hacia pueblos y ciudades como lava destructiva.</p>
«El flamante presidente valenciano se midió con el presidente nacional y pensó que su único límite era el cielo»
La noche del 9-J, tras el recuento de las elecciones europeas, la dirección del PP valenciano tuvo claro el mensaje. Mazón gana al PSPV y supera en votos a Feijóo. De líder a líder. El flamante presidente valenciano se midió con el presidente nacional y pensó que su único límite era el cielo. A este hombre todo optimismo que, según presumió, había devuelto la alegría a la Comunidad Valenciana le ha llovido del cielo la mayor catástrofe a la que n
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