<p>Beyoncé ha consumado su venganza contra los puristas del <i>country</i>. En el que es su escenario predilecto, un estadio de fútbol americano. En casa, frente a sus conciudadanos de Houston. Y en un mega <i>show</i> que Netflix ha sacado de la nada, en pleno día de Navidad, para sus suscriptores con el <strong>NFL Christmas Gameday. </strong>Algo así como una mini Super Bowl en la que Queen B, fiel a su apodo, fue la auténtica reina. Con un espectáculo que ya hubiera querido <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/musica/2022/02/14/6209aa2f21efa06f318b45c3.html»>algún que otro descanso de las últimas ediciones de la Super Bowl </a>y que cierra un círculo en la carrera de la artista texana.</p>
La cantante interpretó por primera vez en directo las canciones de su álbum ‘Cowboy Carter’ tras haberse quedado fuera de los principales premios
Beyoncé ha consumado su venganza contra los puristas del country. En el que es su escenario predilecto, un estadio de fútbol americano. En casa, frente a sus conciudadanos de Houston. Y en un mega show que Netflix ha sacado de la nada, en pleno día de Navidad, para sus suscriptores con el NFL Christmas Gameday. Algo así como una mini Super Bowl en la que Queen B, fiel a su apodo, fue la auténtica reina. Con un espectáculo que ya hubiera querido algún que otro descanso de las últimas ediciones de la Super Bowl y que cierra un círculo en la carrera de la artista texana.
Vestida de vaquera y a lomos de un caballo blanco, recorrió Beyoncé los vomitorios del NRG Stadium de Houston a ritmo de16 Carrieges, uno de los temas que están incluidos en su último álbum Cowboy Carter, que fue excluido de las principales categorías en los últimos CMA -los grandes premios del country-. Antes de salir al césped, la texana dejó aún una versión del Blackbiird de Los Beatles, acompañada de Tiera Kennedy, Tanner Adell, Brittney Spencer y Reyna Roberts. La venganza estaba a punto de comenzar.
Venganza, primero, porque su último álbum había sido ninguneado en los CMA pese a que había sido la primera mujer negra en liderar en abril la lista Top Country Albums de Billboard y a que tres canciones del álbum fueron los primeros de una mujer negra en copar lo más alto de la lista Hot Country Songs. Venganza porque en Beyoncé aún resuenan las críticas -muchas racistas- de su actuación en 2016, junto a The Chicks, en la gala de esos mismos galardones. «Las críticas que tuve que soportar cuando entré en este género me obligaron a superar las limitaciones que me impusieron», aseguraba la cantante en un comunicado en su Instagram cuando se publicó el disco. Precisamente por esa reacción, tal y como informó Vulture, aquella actuación fue eliminada y republicada 24 horas después. Para los puristas del country, mayoritariamente hombres, de raza blanca e ideología conservadora, Beyoncé no representa los valores del género.
Con o sin ellos, la crítica se ha rendido en su mayoría a Cowboy Carter en su publicación y la actuación del día de Navidad -primera que se produce en un descanso de un partido navideño de NFL- tardará en olvidarse como el primer directo de Cowboy Carter. Fue pisar el césped Beyoncé, encaramada en una ranchera transformada en escenario, para interpretar Ya Ya y retumbar las gradas, en las que se proyectaba el mensaje My house. Ahí ya había enfilado la cantante Riverdance, acompañada por un número incontable de músicos y bailarines de impoluto blanco, y alumbraba Sweet Honey Bucking con la colaboración de Shaboozey, que tuvo su momento en solitario para rapear su parte del tema al paso de una banda de música.
Era el momento de las colaboraciones y en el césped, rompiendo la monocromía blanca, con estilo denim, apareció Post Malone para una versión relajada de Levii’s Jeans. Pero, sobre todo, seguía siendo el momento de la venganza. Subida en una ranchera descapotable, interpretó Beyoncé su versión de Jolene, el gran hit de Dolly Parton, madre del género y colaboradora en Cowboy Carter, como parte de un desfile que bien podría haber sido el del pasado 4 de Julio. Al paso de los instrumentos de viento y de percusión iban dando vueltas al entregado estadio los músicos y bailarines.
A esas alturas y Beyoncé aún reservaba una última sorpresa para sus fanáticos. Era Texas Hold’ Em, la canción más reconocida del Cowboy Carter, y era su hija de 12 años Blue Ivy –que ya la acompañó en su última gira mundial con parada en Barcelona-. A sus brazos se enganchó la cantante para un último baile country antes de encaramarse a una plataforma que la ascendió a los cielos de Houston como cierre de un espectáculo que siempre fue suyo. Recordadas son las actuaciones que la texana dejó como artista principal en la Super Bowl de 2013 y también en 2016, cuando su aparición acabó eclipsando a Coldplay que conducía el show. Incluso el año pasado, fue en uno de los anuncios del gran evento de la NFL donde se anunció la publicación de su disco de exploración del country.
Por eso la venganza de Beyoncé tenía que llegar también en un estadio de fútbol americano, en su casa. Y así fue.
Cultura