<p>El problema que tiene el <strong>Ministerio del Interior </strong>en el <strong>aeropuerto de Barajas</strong> a cuenta de los peticionarios de asilo no se corrige. La situación continúa siendo errática en materia de seguridad en las salas que acogen a las personas inadmitidas no sólo por el exiguo número de agentes de la <a href=»https://www.elmundo.es/e/po/policia-nacional.html»>Policía Nacional</a> que se encarga de la custodia y vigilancia sino también por el estado de las instalaciones en las que aguardan su trámite. Los migrantes han encontrado en estas grietas de seguridad una vía para fugarse. Los datos hablan por sí solos: once huidas en sólo cinco días. El pasado fin de semana, la Policía abortó otro intento.</p>
Agentes que custodian esta zona del aeropuerto madrileño denuncian que Interior ha arreglado las deficiencias con «parches» y alertan de que la situación puede ir a más
El problema que tiene el Ministerio del Interior en el aeropuerto de Barajas a cuenta de los peticionarios de asilo no se corrige. La situación continúa siendo errática en materia de seguridad en las salas que acogen a las personas inadmitidas no sólo por el exiguo número de agentes de la Policía Nacional que se encarga de la custodia y vigilancia sino también por el estado de las instalaciones en las que aguardan su trámite. Los migrantes han encontrado en estas grietas de seguridad una vía para fugarse. Los datos hablan por sí solos: once huidas en sólo cinco días. El pasado fin de semana, la Policía abortó otro intento.
Estas fugas no sólo sacan las vergüenzas al estado de las instalaciones si no también ponen en riesgo la vida de los migrantes porque al escapar por el agujero que hay en un techo, saltan directamente a las pistas del aeropuerto donde hay tránsito de aviones. Pese a las continuas denuncias y la advertencia de que las consecuencias de estas huidas pueden saldarse con vidas, las carencias en las instalaciones se abordan con parches. «En agujero por el que escapan se ha tapado con un plástico sujeto con adoquines. Ése es el nivel», denuncia uno de los agentes que custodian las salas de asilo.
La última fuga se registró en la madrugada del pasado 2 de octubre y la protagonizaron seis inmigrantes de origen marroquí, tres de los cuales fueron interceptados por la Policía. El resto logró no ser detenido por los agentes al salir de la sala de asilo del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Todos ellos se escaparon por un butrón en el techo que, según denuncian policías consultados por este periódico, ahora se ha reparado con un plástico.
La búsqueda de estos tres ciudadanos continúa. La semana anterior, otros cuatro hombres escaparon también de la sala de asilo aprovechando el mismo agujero en el techo por lo que consiguieron salir por los conductos de la ventilación y abandonar el aeropuerto de Barajas. Tuvieron que descender por una pared de unos ocho metros para proseguir su fuga.
El pasado mes de enero, sindicatos de la Policía Nacional denunciaron otra fuga, esta vez de casi 30 solicitantes de asilo de origen magrebí. Las organizaciones policiales advirtieron de los «riesgos para la seguridad aérea» porque algunos de los inmigrantes llegaron a acceder a las pistas del aeropuerto tras romper el cristal de una de las ventanas de la sala de asilo.
El sindicato Jupol ha reclamado medidas urgentes para solucionar la «situación de inseguridad» de las salas de inadmitidos del aeropuerto madrileño. Según el colectivo, se trata de una «brecha en la instalación que no ha sido reparada ni por parte del Ministerio del Interior ni por Aena, propietaria de las instalaciones». «No se repara los desperfectos tras las fugas y dos sillas y una escoba hacen de separación física. Es de país tercermundista».
El pasado fin de semana, otro grupo de migrantes cuyo asilo se ha rechazado intentó también escapar por el agujero en el techo que el Ministerio del Interior ha arreglado con plásticos y adoquines. Los agentes consultados alertan también de las condiciones «insalubres» en las que viven estas personas.
Las dos tandas de huidas y el tercer conato se produce en un momento en el que decenas de ciudadanos con pasaporte marroquí, muchos de ellos saharauis, llevan semanas atrapados en varias terminales de Barajas tras solicitar asilo a su llegada a España. La mayoría de ellos han partido del aeropuerto de Marrakech en un vuelo con destino final Cuba, pero durante su escala en Madrid aprovechan para demandar protección internacional a las autoridades españolas. Al margen de las fugas, resalta el sindicato, «se han producido varios episodios de violencia por parte de los usuarios de estas salas así como situaciones de falta de higiene, incluyendo una plaga de chinches». «Pese a todo no se pone en marcha ningún tipo de medida que mejore de forma efectiva su situación. La seguridad en el aeropuerto es imposible, ya que las instalaciones están completamente desbordadas, llegando en ciertos momentos a estar al triple de su capacidad».
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