A un lado de la carretera, una treintena de ultras israelíes convocados por la organización de extrema derecha Tsav 9, algunos con banderas de Israel atadas como una capa. Al otro lado, una cifra parecida de personas, los llamados “guardianes de la solidaridad” de la entidad Standing Together, ataviados con petos morados para distinguirse. Unos intentan impedir que los camiones con ayuda humanitaria entren en Gaza por el paso fronterizo de Kerem Shalom. Los segundos velan para que no lo consigan y los suministros lleguen a su destino.
Un grupo de ultras trata de bloquear sin éxito a los camiones en el paso de Kerem Shalom, fronterizo con el sur del enclave palestino
A un lado de la carretera, una treintena de ultras israelíes convocados por la organización de extrema derecha Tsav 9, algunos con banderas de Israel atadas como una capa. Al otro lado, una cifra parecida de personas, los llamados “guardianes de la solidaridad” de la entidad Standing Together, ataviados con petos morados para distinguirse. Unos intentan impedir que los camiones con ayuda humanitaria entren en Gaza por el paso fronterizo de Kerem Shalom. Los segundos velan para que no lo consigan y los suministros lleguen a su destino.
Este miércoles, dos segmentos de Israel, el que pide negar los alimentos a los gazatíes hambrientos y el que reclama que se incremente el flujo de asistencia, han vuelto a encararse sobre el asfalto. En medio de la disputa, cuatro camiones del Programa Mundial de Alimentos con toneladas de harina y otros productos han sido detenidos por los manifestantes ultras, para después, mediante la intervención de los activistas y la policía, proseguir su camino. De sonido ambiente, el claxon de la enorme hilera de vehículos atascados y el retumbar de bombas en la Franja, apenas a cinco kilómetros.
“¡No queremos alimentar a los terroristas de Hamás!”, gritan los ultras. “Uno de los rehenes, un anciano al que liberaron, dijo que nunca recibió medicinas, a pesar de que se las dieron a la Cruz Roja. ¿Cómo podemos asegurarnos de que la comida llegue a los rehenes? No podemos. Entonces, ¿para qué dar nada?“, justifica una de las manifestantes, que subraya que perdió a muchos amigos en el ataque de la milicia islamista del 7 de octubre de 2023, en la que fueron asesinadas más de 1.200 israelíes y capturados más de 250.
Ante la cuestión de si no tendría más sentido aceptar un alto el fuego para lograr la liberación de los 58 rehenes todavía cautivos en Gaza (de los que se cree que un tercio sigue con vida), como se consiguió en la tregua de enero ―rota por Israel unilateralmente el 18 marzo― la joven responde: ”Algunas personas no entienden la negociación pacífica. Algunas personas, especialmente los árabes, solo entienden la fuerza».
“Estamos aquí porque hay gente muriéndose de hambre y esto [el bloqueo de la ayuda] no es una solución; hay que acabar la guerra, hay que volver a meter por lo menos 600 camiones al día en Gaza”, argumenta Dotan Vaisman, miembro de Standing Together. “Y los que queremos el fin de la guerra somos más”, defiende y hace un recuento rápido de sus compañeros y de quienes enfrentan.
Estos episodios para dificultar el transporte de bienes hacia la Franja son cada vez más frecuentes ―se producen prácticamente cada semana―. Tienen, sin embargo, cada vez menos poder de convocatoria. En febrero del año pasado, llegaron a concitar hasta 200 personas. Entonces, habían muerto en la guerra 27.000 gazatíes. Este miércoles, el último balance estimaba en 54.607 los fallecidos; casi 100 en las 24 horas previas, según el Ministerio de Sanidad del enclave, controlado por Hamás.
Pese a las dificultades que interponen los extremistas en el camino, una media de 100 camiones con ayuda cruzan la frontera con Gaza en Kerem Shalom a diario, según el ejército israelí. Antes del conflicto, la media solía rondar los 500 o 600 vehículos al día. La ayuda que hoy llega es insuficiente para los 2,1 millones de habitantes del enclave, todos en situación de inseguridad alimentaria extrema y medio millón en riesgo de hambruna, según la ONU.
Además, los suministros que cruzan la frontera son inspeccionados antes de recibir luz verde del ejército israelí para su reparto, lo que no siempre sucede con la agilidad y garantías de seguridad suficientes para su adecuada distribución, han denunciado reiteradamente las ONG y la ONU.
La situación en Gaza es cada día más desesperada. Tras la muerte de más de un centenar de gazatíes por disparos israelíes cuando iban a buscar alimentos en uno de los puntos de distribución de la Fundación Humanitaria de Gaza (FHG), respaldada por Israel y Estados Unidos, la organización ha suspendido el reparto este miércoles.
El mismo Programa Mundial de Alimentos de la ONU ha denunciado que los gazatíes se ven obligados a buscar comida en la basura o consumir alimentos caducados para sobrevivir en medio de la escasez extrema de insumos básicos. “El último recurso al que acuden las familias es buscar comida en la calle o entre los desperdicios, consumiendo sobras desechadas”, ha indicado el organismo. Otra estrategia desesperada, ha añadido, es que los gazatíes se ven forzados a reducir las porciones de las comidas que logran obtener, lo que deriva en desnutrición en poblaciones especialmente vulnerables como niños, mujeres embarazadas y adultos mayores.
“El mundo observa, día tras día, escenas horrorosas de palestinos que reciben disparos, resultan heridos o mueren en Gaza mientras intentan comer”, ha recordado en un comunicado Tom Fletcher, coordinador humanitario de la ONU (OCHA). “Nadie debería tener que arriesgar su vida para alimentar a sus hijos”.
Por eso ha reclamado a Israel una vez más que abra todos los pasos fronterizos y permita la entrada de ayuda a gran escala. “Asegúrense de que nuestros convoyes no se vean obstaculizados por retrasos y denegaciones. Levanten las restricciones sobre qué y cuánta ayuda podemos traer”, ha pedido en su escrito.
Este es un reclamo que comparten los miembros de Standing Together, que ponen el foco sobre su propio Gobierno. “Nosotros luchamos para que el cambio llegue de dentro. No creemos en que una intervención externa pueda cambiar la situación. Y hemos venido de todo el país para demostrar que somos muchos los que apoyamos al pueblo palestino. Al menos hoy esta ayuda les llegará”, asegura uno de sus miembros, que celebra el paso de un camión.
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