<p>El despertador de <strong>Angie </strong>(33 años) está programado para sonar todos los días, independientemente de que sea una jornada laboral o festivo. De lunes a viernes, realiza sus <strong>prácticas </strong>por la mañana en una agencia de comunicación (media jornada, salario de 300 euros). Por las tardes, trabaja como <strong>azafata de eventos </strong>de una agencia (remuneración mensual: 350 euros). Los fines de semana los emplea como <strong>recepcionista</strong> en un centro comercial (ingreso, 370 euros mensuales).</p>
El pluriempleo en España se disparó un 60% entre 2012 y 2022, según los investigadores de Fedea, con un aumento del 14% desde 2019
El despertador de Angie (33 años) está programado para sonar todos los días, independientemente de que sea una jornada laboral o festivo. De lunes a viernes, realiza sus prácticas por la mañana en una agencia de comunicación (media jornada, salario de 300 euros). Por las tardes, trabaja como azafata de eventos de una agencia (remuneración mensual: 350 euros). Los fines de semana los emplea como recepcionista en un centro comercial (ingreso, 370 euros mensuales).
Es decir, tres empleos: no a jornada completa, pero sí para completar la jornada (de 8:00h a 21:00h). Ángela se toma unos minutos (que escasean incluso los domingos, cuando puede atender, por teléfono, a este medio) para hacer las cuentas: «En un mes muy, muy bueno, en el que literalmente no descansé porque trabajaba por la mañana y por la tarde y cubría bajas…», empieza a recordar, «llegué a ganar 1.700 euros. En un mes malo, consigo cerca de 700 euros. Pero claro, en el mes bueno, literalmente, no descansé. Trabajaba todo el día».
«Es el precio de vivir aquí», resume esta latina con sencillez, «tengo que costear mi vida en Madrid. Y es la única forma». Ángela tenía claras sus opciones al terminar de estudiar su máster: si no encontraba un trabajo, debía volverse a su país. Un lugar de origen al que no ha regresado en dos años, porque su ritmo de vida no le permite tener muchos días de vacaciones.
Por eso Ángela sigue buscando un trabajo de su área (marketing y comunicación) que le permita tiempo de descanso y con un salario para sobrevivir a los altos precios de la capital. «Está muy mal regulado el tema de los sueldos. Lo que ganas no te da para ni para alquilarte un piso«, resume. Ella se ve obligada a compartir piso y vivir en una habitación que ya le resta 450 euros mensuales a sus ingresos.
La situación de Angie no es única: el pluriempleo en España se disparó un 60% entre 2012 y 2022, según los análisis de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) en base a los datos de Seguridad Social. Los datos señalan que más de95.000 cotizantes tuvieron tres o más empleos, cifra que superada en 2023 cuando se superaron los 100.000.
Las condiciones laborales dentro del mundo de la comunicación dejan que desear, y no solo para Angie. También para Álex (22 años), que ha descartado el contrato a jornada completa porque, «los sueldos profesionales en comunicación son tan bajos, que igualmente, por ambición, me buscaría más trabajos». Así que esta catalana recurre al pluriempleo de media jornada para resolver el problema de sus ingresos reducidos: empezando a las 9h de la mañana, es responsable de comunicación de una empresa hasta las 13h (para ganar 780 euros mensuales). Las tardes las emplea como azafata de eventos, donde ingresa de 10 a 12 euros por hora. Sobre este oficio, señala que «se pagan bastante mal en la mayoría de casos, pero como yo ya tengo experiencia, me llegan mejores ofertas de empleo. Tengo compañeras que trabajan por mucho menos». Y por último, trabaja de camarera los fines de semana (60 euros por la noche), un empleo que «son ingresos extras; se nota mucho la diferencia que con sólo hacer mi trabajo normal«.
«Tengo tres trabajos por una cuestión de dinero: ahorrar e independizarme en un futuro», explica Alex, que señala que todavía vive en el hogar familia porque cualquier otra opción es «imposible, es Barcelona». Y añade: «Con lo que gano ahora mismo, me podría independizar, pero no podría ahorrar nada. Prefiero tener un colchón, e independizarme el día de mañana con ese ahorro». Y su fórmula, por ahora y en un mes bueno de grandes eventos donde las horas se pagan mejor, le supone un ingreso de cerca de 2.000 euros. En un mes malo, se pueden reducir a 1.300 euros.
«Los trabajos de hoy en día se quedan en lo mínimo», señala Álex sobre las empresas de comunicación, donde los niveles inferiores (es decir, el puesto que ocupa un recién llegado a la empresa) pueden significar un salario de cinco euros por hora para una jornada completa, «y eso no te da ni para pipas». En ocasiones, la oferta de empleo se limita a las jornadas parciales, y ello empuja a los empleados a buscar otras opciones en los fines de semana.
Pese la falta de tiempo libre y los «malabares» que debe hacer para llegar a tiempo a sus tres empleos (algo que espera solucionar pronto, con un único trabajo y mayor salario), lo que Álex ve «bastante desalentador» es comprobar que, a mayor número de empleos (y pagadores) «al final tengo que pagar más cantidad de impuestos». Ve llamativo que «cuanto más te quieres apañar, menos a cuenta sale«.
El último estudio del Observatorio de la Emancipación señala que en el primer semestre de 2024, el 74,5% de las personas jóvenes trabajadoras en España aún seguían viviendo en la casa familiar, como sería el caso de Álex. Según el informe, la principal razón son los precios del alquiler, que se situaron en los 1.072 euros de media frente un salario mediano de 1.048,19 euros netos.
«Es una putada». Irene (26 años) es actriz, y también tiene que sobrevivir a Madrid. Su vocación ha encontrado hueco en dos compañías de teatro distintas, que funcionan de forma inestable al depender de los bolos (actuaciones) que surjan: por una de ellas, dedicada a funciones que ayuden en la concienciación contra la violencia de género en centros educativos (mañanas), tiene asegurados 90 euros fijos por actuación. En el caso de la otra compañía, depende de las ocasiones que surjan (por la tarde). En una «buena época», puede tener 4 o 5 espectáculos mensuales. Así que para poder compensar, trabaja en un escape room de jueves a domingo (un salario estable de 700 euros cada mes).
Irene calcula sus ingresos en un mes bueno: 1.100 euros. «Es muy triste», resume. Pero se considera afortunada por contar con el respaldo familiar en los meses en los que su único ingreso son los 700 euros fijos. «Cuando tienes que currar en teatro, todo es muy precario», explica, antes de señalar que en el sector de la interpretación, el pluriempleo es más que frecuente. Ella misma ha pasado por varios oficios, como el de camarera: «Tienes un trabajo como actriz, y luego otro que te mantiene». A la hora de hacer balance de la situación («es muy estresante»), se plantea volver a estudiar fuera de la interpretación: «Aunque no lo deje, necesito centrarme solo en un empleo. Si no, voy a volverme loca».
Alejandro (50 años) sabe bien de las complicaciones del mundo artístico: trabaja como músico sustituto en un musical de Madrid (70 euros por función); puesto que compagina con una orquesta de verbenas que vive su mejor momento en verano (hasta 180 euros por función), y es parte de una banda de músicos en clubs por la noche (entre 60 y 400 euros por actuación). «Vas haciendo un croquis», explica para hablar de cómo compagina las actividades. Pero para él es necesario: «Teniendo tanto trabajo, muchas veces no paso de 600 euros al mes. Así que necesito trabajar con mucha gente», explica. En los meses buenos, los veraniegos, puede llegar a ingresar 6.000 euros. «Este es un régimen muy irregular», apostilla sobre el mes presente, donde espera ganar cerca de 500 euros.
Y entre las opciones que baraja, su trabajo más estable es el de la orquesta de musicales, aunque no está exento de problemas, ya que denuncia que «el sueldo está estancado desde hace 15 años». Esta es sólo una de las reclamaciones laborales de los profesionales de los musicales, cuya inestabilidad laboral y régimen irregular de ingresos limita sus condiciones de vida: «Ahora mismo, si quisiera acceder a un contrato de alquiler, tal y como está ahora la cosa, que te piden tres meses de fianza, y las últimas nóminas, y un sueldo mínimo de 2.000 euros…, pues no me lo darían», concluye Alejandro.
Una situación de (tri)empleo que comparte con Daniel (50 años). Músico-sustituto en un musical en Madrid (por 80 horas al mes ingresa entre 900 y 1.000 euros), compagina este empleo con un puesto de teleoperador en las mañanas (1.200 euros por 30 horas semanales). Y todo ello lo complementa con su trabajo en una banda con la que toca en eventos (entre 120 y 300 euros mensuales). Hay que destacar que, en el trabajo comodín, su apoyo financiero frente a la inestabilidad de la música, se encuentra en calidad de fijo-discontinuo. En el momento de redactar este reportaje, lo acababan de despedir (hasta la próxima vez). «Un pequeño bache», reconoce, «pero menos mal que tengo el musical».
«En el día más fuerte, trabajo de teleoperador de 9h a 15h. Almuerzo rápido cuando llego al teatro, donde tengo que estar a las 16h», explica, antes de tranquilizar: «Es complicado, pero es posible». No obstante, puntualiza, «lo que más me afecta, es el tiempo que uno le dedica a hacer dinero, y el poco tiempo que queda para vivir y compartir con la familia. O para los proyectos personales».
Ana (47 años) es limpiadora, y también lamenta la falta de tiempo disponible para ella misma y sus hijos. «No descansas. En tus días libres, trabajas», lamenta.
De lunes a viernes trabaja por las mañanas (7 horas diarias) limpiando una residencia de ancianos. Gracias a que la contratan (desde hace dos años) para cubrir bajas de maternidad y enfermedad, puede acceder a un salario de 1.400 euros. Por las tardes, sigue trabajando como limpiadora de hogares, donde su jornada se prolonga cerca de tres horas más (12 euros por hora). «Vas arrastrándote al otro empleo», explica. Mensualmente, sus ingresos rondan los 2.000 euros, pero cuando hace balance del esfuerzo físico, no cree que su trabajo esté reconocido: «No vale la pena, es muy duro, y la genteabusa de las limpiadoras porque sólo les importan las horas».
El caso de Ana como ocupada con un empleo secundario forma parte de la tendencia al alza que se ha observado en España durante los últimos años, analizada por organismos como el Banco de España: frente al repunte de los precios, la proporción de pluriempleados en Españaaumentó un 6,8% entre 2022 y 2023, frente al aumento del 1% del resto de la Unión Europea. En el cuarto trimestre de 2023, los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) cifraban en 600.000 los ocupados con dos trabajos (máximo histórico). Sin embargo, esta cifra aumenta hasta 870.000 personas en los registros de la Seguridad Social consultados por EL MUNDO. El origen de esta situación es, una vez más, la batalla entre la capacidad adquisitiva de familias que dependen de contratos precarios y el alto coste de vida que deja la inflación.
Como la propia Ana expresa, no se puede parar de trabajar: hay que pagar los gastos de los niños, del alquiler, de la luz… «Es que está todo carísimo«, concluye.
Actualidad Económica