<p>Cada mes, los niños y jóvenes españoles reciben una pequeña cantidad de dinero de sus padres a través de transferencias electrónicas o billetes. La conocida ‘<strong>paga'</strong> es una costumbre que se ha mantenido a lo largo de las generaciones españolas y se adapta a las nuevas formas de consumo.</p>
Entre los 14 y 18 años, los expertos recomiendan asignar entre 10 y 20 euros para fomentar el ahorro y la gestión responsable del dinero
Cada mes, los niños y jóvenes españoles reciben una pequeña cantidad de dinero de sus padres a través de transferencias electrónicas o billetes. La conocida ‘paga’ es una costumbre que se ha mantenido a lo largo de las generaciones españolas y se adapta a las nuevas formas de consumo.
Iván García es padre de dos hijos de 11 y 13 años. Cerca de los ocho años, empezó a entregarles una asignación según las actividades que tenían. «Puede ser desde dos euros hasta 10 euros a la semana, en función de si están con amigos o requieren algo fuera de lo común», cuenta.
Aunque no les entrega una cantidad fija, los dos niños tienen entre 10 a 20 euros guardados y lo gestionan ellos mismos: «Eso se lo pueden gastar o no. A lo mejor hay un mes que no se gasta nada y en un fin de semana se lo han gastado todo». Iván pertenece al 57% de padres españoles que les dan a sus hijos una asignación periódica, como un «dinero de bolsillo» para que aprendan a manejar y valorar el dinero». Al igual que este caso, nueve de cada 10 padres que dan esta paga confía en que sus hijos hacen un uso responsable del dinero. Estos datos pertenecen a la Encuesta sobre Cultura y Educación Financiera 2024 de Funcas realizada a 1.201 padres y madres con un al menos un hijo matriculado en la ESO o FP Básica.
Lejos de ser solo una costumbre, esta asignación es una forma de que los niños y jóvenes «sean más conscientes de lo que tienen y lo que deben ahorrar si quieren comprar algo», explica Ricardo Palomo, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad CEU San Pablo.
«Con el dinero que ellos gestionan se dan cuenta cuánto cuesta porque en el momento en el que ellos se lo gasten a las dos horas ven que ya no tienen la posibilidad de adquirir otras cosas y valoran un poquito más«, comparte Iván.
Una de las cuestiones que más preocupa a los padres es la cantidad de dinero que deben recibir sus hijos. Así como cada niño es un mundo, su paga también. Y para poco alivio de los padres, no hay una fórmula exacta para calcular la cantidad ideal. Sin embargo, el experto recomienda «analizar los importes que están suponiendo el coste de gastos», sin contar con la alimentación, la calefacción o la luz si viven en el domicilio familiar. Además, es importante considerar que varía en función de la economía familiar, la situación de los hijos —si está estudiando o vive en el mismo domicilio — y la ubicación.
La asignación semanal asciende a una media de 14,5 euros, según Funcas. Una cantidad que varía con la edad. Hasta los 10 años, se recomienda alrededor de tres euros, hasta los 14 años entre los cuatro y ocho euros. Sin embargo, «llega un momento cuando empiezan a ser mayores, el volumen de gastos aumenta considerablemente«, precisa Palomo. Por esto, a partir de los 14 hasta los 18 años los valores varían entre los 10 a 20 euros.
Desde los 16 años hasta que cumplen la mayoría de edad, las necesidades y los gastos cambian. Incluso, muchos padres continúan entregando una asignación mensual a sus hijos cuando están en la universidad debido a que generalmente no tienen ingresos hasta que empiezan a hacer prácticas o trabajos ocasionales. «Es necesario que tengan algún tipo de asignación presupuestaria porque ya son mayores de edad y van a empezar a tener mucho más consumo. Esto hace que ellos sean conscientes de lo que necesitan«, explica el experto.
En cualquier caso, esta asignación es una manera de crear una cultura de ahorro y prevención. «Le suelo premiar con otra cosa cuando ellos entienden que lo que han comprado les va a dar el mismo uso que algo más costoso o algo que tienen otros», comenta Iván. Siempre queda la opción de asumir los gastos necesarios que tengan sus hijos en el día a día —lo que evita que pidan cosas innecesarias—, pero una paga mensual favorece la planificación.
Esta cultura del ahorro generalmente se hereda del comportamiento de los familiares cercanos. «Si el niño desde pequeño acompaña a los padres en el día a día de las compras, de la gestión y escucha habitualmente si merece o no la pena hacer un gasto, eso va a quedarse en la consciencia de ese niño», explica Palomo. Y aunque las formas de pago y cantidades van evolucionando con las generaciones, el método de dar una asignación periódica se mantiene para que los niños y jóvenes reflexionen sobre la gestión del presupuesto.
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