<h2 class=»ue-c-article__subheadline»></h2><dl class=»ue-c-article__interview»><dt>¿Cuándo supo que no seguiría al frente de la Secretaría General del PP?</dt><dd>Fueron conversaciones a lo largo de distintos días donde fuimos analizando la situación de España, lo que representa en este momento el congreso del PP y los retos que tenemos por delante. Con madurez y con normalidad, siendo muy consciente de lo que significa un congreso y de lo que significa lo que viene por delante, le planteé que tocaba relevo y que pedía relevo.</dd><dt>¿Y se lo planteó porque ya se olía que la iba a cambiar?</dt><dd>No, es por una cuestión muy diferente. Yo entiendo la política desde el servicio público y sin apego a los cargos. Todo son etapas y en cada etapa uno tiene que llevar a cabo una tarea y una función. Ahora tenemos que estar absolutamente electoralizados y, por tanto, la propia estructura tiene que ajustarse. Y él me dijo que quería seguir contando conmigo en su equipo, porque dentro de los retos que teníamos por delante, evidentemente hay uno que es la amenaza sobre el Estado de Derecho y sobre nuestra democracia.</dd><dt>El congreso del PP que empieza ahora está siendo una balsa de aceite y está pasando un poco desapercibido y sin debate por todo el caso Cerdán. ¿Les beneficia eso?</dt><dd>Este congreso es la demostración de un PP unido. En este momento crítico y trascendental, el futuro de España depende de nosotros y tenemos que estar a la altura. Con lo cual, eso que usted llama una balsa de aceite es liderazgo, es unidad y es un proyecto compartido donde todos tenemos muy claras las prioridades.</dd><dt>Si el liderazgo ya estaba consolidado, el partido estaba unido y el proyecto ya estaba forjado, como dice, ¿por qué hacían falta cambios?</dt><dd>Porque las prioridades de cada momento son distintas. Ahora, cuando la corrupción asedia a un Gobierno en respiración asistida, evidentemente son otras, y eso tiene que notarse y nos tenemos que adaptar a ello. Sería un absoluto error no hacerlo.</dd><dt>Hay bastante consenso en que Feijóo ha optado por perfiles de discurso duro en esta renovación. ¿No son tiempos de moderación?</dt><dd>Todos somos firmes, y es importante que las voces del PP, a partir del lunes, respondan a esa firmeza.</dd><dt>El congreso queda opacado por el caso Cerdán. ¿Usted cree que será la puntilla de Sánchez?</dt><dd>Es que no es el caso Cerdán, es el caso Sánchez. Es el caso Partido Socialista. Las dos manos derechas que ha tenido Sánchez desde las primarias están imputadas por el Supremo, y uno de ellos está en prisión provisional. No eran lobos solitarios y ellos mismos lo han declarado. Cerdán se confiesa a sí mismo como el arquitecto de la moción de censura y de los acuerdos de investidura. Los acuerdos para llegar al poder se sustentaron en una organización criminal.</dd><dt>Habla del «caso PSOE». ¿Cree que vamos a conocer evidencias de financiación irregular del PSOE?</dt><dd>Vamos a conocer de todo. Ya hay empresarios que han reconocido ante jueces haber llevado bolsas de dinero al PSOE. Todo el socialismo hoy sabe que el próximo whatsapp, el próximo informe de la UCO y el próximo auto descubrirán nuevas personas implicadas y ampliarán la magnitud de la corrupción. El sanchismo ya vive sus últimos coletazos en un absoluto estado de psicosis. Hoy sabemos que el socio de la empresa de Cerdán es el enlace con Bildu. Lo reconoce Otegi. Pues vayamos a ver qué ocurrió allí. Estamos ante el mayor caso de corrupción en la historia de España, porque no sólo hablamos de la corrupción económica, sino de una corrupción política para comprar a cualquier precio votos. Y no sólo con acercamiento de presos y con amnistía.</dd></dl>
Deja de ser secretaria general del PP y pasa a llevar la Vicesecretaría de Justicia, Interior y Defensa. Mantiene intacta su «vocación de servicio» y se vuelca ahora en liderar la lucha por la «independencia del Poder Judicial» Cuca Gamarra: «Estamos ante el mayor caso de corrupción de la historia de España» | España
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- ¿Cuándo supo que no seguiría al frente de la Secretaría General del PP?
- Fueron conversaciones a lo largo de distintos días donde fuimos analizando la situación de España, lo que representa en este momento el congreso del PP y los retos que tenemos por delante. Con madurez y con normalidad, siendo muy consciente de lo que significa un congreso y de lo que significa lo que viene por delante, le planteé que tocaba relevo y que pedía relevo.
- ¿Y se lo planteó porque ya se olía que la iba a cambiar?
- No, es por una cuestión muy diferente. Yo entiendo la política desde el servicio público y sin apego a los cargos. Todo son etapas y en cada etapa uno tiene que llevar a cabo una tarea y una función. Ahora tenemos que estar absolutamente electoralizados y, por tanto, la propia estructura tiene que ajustarse. Y él me dijo que quería seguir contando conmigo en su equipo, porque dentro de los retos que teníamos por delante, evidentemente hay uno que es la amenaza sobre el Estado de Derecho y sobre nuestra democracia.
- El congreso del PP que empieza ahora está siendo una balsa de aceite y está pasando un poco desapercibido y sin debate por todo el caso Cerdán. ¿Les beneficia eso?
- Este congreso es la demostración de un PP unido. En este momento crítico y trascendental, el futuro de España depende de nosotros y tenemos que estar a la altura. Con lo cual, eso que usted llama una balsa de aceite es liderazgo, es unidad y es un proyecto compartido donde todos tenemos muy claras las prioridades.
- Si el liderazgo ya estaba consolidado, el partido estaba unido y el proyecto ya estaba forjado, como dice, ¿por qué hacían falta cambios?
- Porque las prioridades de cada momento son distintas. Ahora, cuando la corrupción asedia a un Gobierno en respiración asistida, evidentemente son otras, y eso tiene que notarse y nos tenemos que adaptar a ello. Sería un absoluto error no hacerlo.
- Hay bastante consenso en que Feijóo ha optado por perfiles de discurso duro en esta renovación. ¿No son tiempos de moderación?
- Todos somos firmes, y es importante que las voces del PP, a partir del lunes, respondan a esa firmeza.
- El congreso queda opacado por el caso Cerdán. ¿Usted cree que será la puntilla de Sánchez?
- Es que no es el caso Cerdán, es el caso Sánchez. Es el caso Partido Socialista. Las dos manos derechas que ha tenido Sánchez desde las primarias están imputadas por el Supremo, y uno de ellos está en prisión provisional. No eran lobos solitarios y ellos mismos lo han declarado. Cerdán se confiesa a sí mismo como el arquitecto de la moción de censura y de los acuerdos de investidura. Los acuerdos para llegar al poder se sustentaron en una organización criminal.
- Habla del «caso PSOE». ¿Cree que vamos a conocer evidencias de financiación irregular del PSOE?
- Vamos a conocer de todo. Ya hay empresarios que han reconocido ante jueces haber llevado bolsas de dinero al PSOE. Todo el socialismo hoy sabe que el próximo whatsapp, el próximo informe de la UCO y el próximo auto descubrirán nuevas personas implicadas y ampliarán la magnitud de la corrupción. El sanchismo ya vive sus últimos coletazos en un absoluto estado de psicosis. Hoy sabemos que el socio de la empresa de Cerdán es el enlace con Bildu. Lo reconoce Otegi. Pues vayamos a ver qué ocurrió allí. Estamos ante el mayor caso de corrupción en la historia de España, porque no sólo hablamos de la corrupción económica, sino de una corrupción política para comprar a cualquier precio votos. Y no sólo con acercamiento de presos y con amnistía.
- ¿Usted ve a los socios de investidura tumbando a Sánchez?
- Pues ellos verán. Aquel que lo respalde tendrá un desgaste.
- Ya han dicho que lo van a seguir apoyando. ¿Ustedes siguen convencidos de que la legislatura va a terminar antes de 2027?
- A ver, la situación es insostenible. No hay Gobierno, ya lo único que hay es Sánchez intentando resistir con un objetivo y es utilizar todos los resortes del Estado en beneficio del presidente del Gobierno para su estrategia de defensa. Ya no hay Fiscalía General del Estado ni hay Abogacía del Estado. Hay Fiscalía y Abogacía del presidente del Gobierno. E intentarán controlar la Justicia y controlar a la UCO. Ese es su camino, pero el único camino que tiene el PSOE es la refundación y la única salida es dar la palabra a los españoles.
- ¿Lo que quiere decir es que si no hay elecciones pronto asistiremos al desmontaje de la arquitectura institucional y constitucional de España?
- Ése es el objetivo de Sánchez. Y para eso los españoles tenemos que estar activos y, sobre todo, movilizados. Es una cuestión de movilización social y política, y de utilizar todos los instrumentos que el Estado de Derecho nos da, tanto en el ámbito nacional como en el ámbito internacional. Porque la democracia y el Estado de derecho no se cuidan solas.
- Entonces, habrá más manifestaciones del PP después del verano.
- Si son necesarias, las haremos. Pero no sólo el PP.
- Ahora llevará la Vicesecretaría de Interior, Defensa y -sobre todo- Justicia. ¿Cuáles son los planes principales del PP para «blindar la independencia judicial»?
- Hay que reformar y recuperar la independencia, la imparcialidad de todas esas, de todos esos organismos que deben de funcionar como contrapoderes. Sin duda alguna, que hay que llevar a cabo reformas en el ámbito del Poder Judicial para garantizar la independencia del fiscal general del Estado. Por supuestísimo. No solo porque las situaciones que estamos viviendo son absolutamente la degeneración de nuestra, de nuestra justicia, sino porque hasta Europa no existe.
- ¿Europa frenará la amnistía? ¿El PP está convencido de ello?
- Por supuesto, estamos convencidos. El TJUE se pronunciará este año.
- Con estos mimbres y en este clima, ¿un pacto con Junts es una quimera?
- Nosotros no somos el PSOE. El PP no cruza líneas que sean contrarias a la ética, a la moral y al compromiso con los españoles y el principio de la igualdad.
- Cuando Feijóo hablaba de «poner el contador a cero», se refería sólo a ir a a elecciones, no a las relaciones con Junts per Catalunya…
- Claro. A las elecciones.
- ¿Por qué ha roto el PP todos los puentes con el PNV?
- El PNV hace mucho tiempo que rompió los puentes con el Partido Popular y se echó a los brazos del Partido Socialista. El problema lo tienen ellos. El PNV no es libre. Pedro Sánchez lo mueve como a una marioneta. Es cómplice y eso no sale gratis ante el votante.
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