<p>El pasado lunes se evaporaron 1.000.000 millones de dólares de valor entre las principales empresas de IA del mundo. ¿El motivo? La posibilidad de que surja una nueva generación de modelos de lenguaje capaces de igualar el rendimiento de sus rivales con un coste de desarrollo radicalmente inferior.</p>
El pasado lunes se evaporaron 1.000.000 millones de dólares de valor entre las principales empresas de IA del mundo. ¿El motivo? La posibilidad de que surja una nueva generación
El pasado lunes se evaporaron 1.000.000 millones de dólares de valor entre las principales empresas de IA del mundo. ¿El motivo? La posibilidad de que surja una nueva generación de modelos de lenguaje capaces de igualar el rendimiento de sus rivales con un coste de desarrollo radicalmente inferior.
El poder no radica en quién controla los recursos, sino en quién sabe utilizarlos mejor. El viernes conocimos que una empresa china, DeepSeek, ha lanzado R1, un gran modelo de lenguaje (LLM por sus siglas en inglés) muy potente, capaz de rivalizar con los más avanzados de origen estadounidense. Su singularidad reside en que, mientras desarrollar un LLM tiene un coste de entre 100 y 1.000 millones de dólares y precisa de los chips más avanzados, el modelo R1 ha sido desarrollado por tan solo unos cinco millones de dólares y utilizando chips menos potentes que los disponibles para las empresas norteamericanas.
DeepSeek ha demostrado que, con ingenio, se puede vencer al gigante. En una era en la que la tecnología parece dominar el destino de las naciones, DeepSeek surge como un inesperado contendiente en la carrera global por el liderazgo en IA. Fundada en 2023, esta startup china, proveniente a su vez de un hedge fund, ha logrado en días lo que parecía imposible: alterar las reglas del juego en un sector dominado por gigantes como OpenAI, Nvidia y Google. DeepSeek ha transformado la adversidad en innovación. Limitada por el acceso a chips avanzados, la startup ha optimizado su tecnología hasta superar a competidores que cuentan con mayores recursos.
Estos avances no son solo una proeza técnica, sino también estratégica. DeepSeek ha demostrado que el verdadero poder de la IA no reside únicamente en el hardware más avanzado, sino en la capacidad de hacer el software más eficiente. DeepSeek ha impulsado su adopción masiva mediante una estrategia de código abierto, similar a la de Meta con Llama. Al ofrecer el acceso a sus funcionalidades avanzadas de forma gratuita o a bajo coste, ha puesto en aprietos a gigantes como OpenAI y Google, obligándolos a reconsiderar sus estrategias de precios. Sin embargo, la aparente transparencia de DeepSeek tiene sus límites: los detalles sobre el proceso de entrenamiento del modelo permanecen en secreto, lo que ha suscitado críticas respecto a su verdadera transparencia y apertura.
El ascenso de DeepSeek no solo está revolucionando la tecnología, sino también la geopolítica. China ha demostrado que puede competir al más alto nivel aun sin tener acceso a los chips más avanzados, cuya exportación hacia China ha sido vetada por EEUU, lo que intensifica la rivalidad con el hasta ahora líder. Sin embargo, surgen dudas en torno a este éxito, especialmente en lo que respecta a la privacidad y la seguridad: los datos de los usuarios se almacenan en servidores ubicados en China, lo que ha generado preocupación en todo el mundo sobre su posible uso por parte del Estado. Otro de los riesgos son los posibles sesgos del modelo, ya que mientras temas sensibles como la plaza de Tiananmen en Pekín son ignorados por el sistema, preguntas sobre figuras occidentales como Donald Trump generan respuestas polémicas y negativas.
DeepSeek ha demostrado que no es necesario disponer de grandes recursos para liderar la revolución tecnológica. Su capacidad para combinar innovación, eficiencia y estrategia marca el inicio de una nueva era en IA. Además, esta evolución permitirá que los centros de datos de IA sean más eficientes y requieran menos energía, mientras que los chips serán más económicos, optimizando la industria tecnológica en su conjunto. Este cambio obliga a gigantes como OpenAI, Google, ASML y Nvidia a reaccionar rápidamente, replanteando no solo sus chips y modelos, sino también sus prioridades.
La pregunta que surge es: si DeepSeek puede hacer más con menos, ¿qué excusa le queda a los gigantes? La carrera por la supremacía tecnológica no la ganarán los más grandes, sino los más ágiles y estratégicos. Y en este nuevo tablero, DeepSeek ha dado un golpe en la mesa. Sin embargo, en una carrera de fondo habrá que aplicar la relevante máxima del gran inversor Warren Buffet: «Para llegar primero, primero hay que llegar».
Óscar de la Torre es Senior Advisor, Arcano Technology Research
Actualidad Económica