<p>Mientras <strong>Elon Musk </strong>fue el ‘favorito’ en la ‘corte’ de<strong> Donald Trump, </strong>el gigante de la Inteligencia Artificial<strong> OpenAI </strong>se vio relegado a las tinieblas exteriores del reino. La disputa era un ejemplo más de la república bananera en que se ha convertido la primera economía mundial, dado que Musk detesta a <strong>Altman</strong> desde que éste bloqueó su intento de tomar el control de OpenAI en 2017. Pero ahora que Musk y Trump han roto, el presidente y Altman han iniciado su propia alianza. «Es un hombre muy brillante», dijo Trump del máximo ejecutivo de OpenAI en junio, al invitarle al club de campo en el que pasa el verano, cuando el calor húmedo de Florida hace Mar-a-Lago insoportable. Como nada es gratis: Altman, que era demócrata y había dicho que Trump es «un peligro para la seguridad nacional» anunció el 4 de julio que ha roto con el partido «por su giro a la izquierda» y se siente «huérfano políticamente». A este paso, pronto le veremos con una gorra de MAGA.</p>
Análisis de las tendencias mundiales que, tarde o temprano, afectarán a su bolsillo.
Mientras Elon Musk fue el ‘favorito’ en la ‘corte’ de Donald Trump, el gigante de la Inteligencia Artificial OpenAI se vio relegado a las tinieblas exteriores del reino. La disputa era un ejemplo más de la república bananera en que se ha convertido la primera economía mundial, dado que Musk detesta a Altman desde que éste bloqueó su intento de tomar el control de OpenAI en 2017. Pero ahora que Musk y Trump han roto, el presidente y Altman han iniciado su propia alianza. «Es un hombre muy brillante», dijo Trump del máximo ejecutivo de OpenAI en junio, al invitarle al club de campo en el que pasa el verano, cuando el calor húmedo de Florida hace Mar-a-Lago insoportable. Como nada es gratis: Altman, que era demócrata y había dicho que Trump es «un peligro para la seguridad nacional» anunció el 4 de julio que ha roto con el partido «por su giro a la izquierda» y se siente «huérfano políticamente». A este paso, pronto le veremos con una gorra de MAGA.
¿Y si las industrias a las que Donald Trump quiere proteger con los aranceles no son capaces de resistir el impacto de sus propios aranceles? Ésa es la pregunta que surge con la decisión de Estados Unidos de poner a finales de año un arancel del 93,5% a las importaciones de grafito de China que, sumando a otras tasas preexistentes, pueden llevar al grafito chino a pagar en aduana el 160% a final de año. EEUU importa el 100% del grafito natural y el 30% del grafito artificial que usa, con China como principal proveedor en ambos casos. La Casa Blanca dice que busca la autosuficiencia en ese mineral crítico, sin el que no hay baterías. Pero el problema es que no está dando tiempo a las empresas estadounidenses para ampliar su propia producción de grafito en EEUU. La naciente industria de los coches eléctricos, en particular, parece especialmente vulnerable a esta política. Al final, América será grande (otra vez), si logra sobrevivir a la política destinada a hacerla grande.
Con la expansión del nacionalismo económico en el mundo desarrollado -desde EEUU hasta China, pasando por Europa- era solo cuestión de tiempo que el mundo en desarrollo abrazara el ‘nacionalismo de los recursos’, que, además, afecta a muchas de las llamadas ‘materias primas críticas’ que los países industrializados necesitan para mantener sus industrias tecnológicas. Mali ha incautado una tonelada de oro en una mina de la empresa canadiense Barrick Mining, agravando así una disputa sobre la propiedad del yacimiento que arrancó en enero, cuando Bamako revocó los derechos de la compañía sobre el yacimiento. En junio, Níger nacionalizó una mina de uranio operada por la francesa Orano. La República Democrática del Congo no permite la exportación de cobalto desde febrero, para favorecer la creación de una industria nacional. Ghana, Botsuana, Namibia o Nigeria también están yendo en la misma dirección.
Cuando EEUU bombardeó Irán el 22 de junio, algunos pensaron que Teherán iba a cerrar la navegación el Estrecho de Ormuz, por el que pasa el 20% del petróleo que se consume en el mundo. En realidad, Irán no podía hacerlo, porque China es uno de los pocos aliados que tiene, y un tercio de todo el petróleo que el gigante asiático consume pasa por ese estrecho. China importa el 85% de todo el crudo que consume, así que Pekín, para no depender de terceros, ha gastado cientos de miles de millones de euros en aumentar todo lo que ha podido su producción de crudo y, sobre todo, en electrificar su economía. Así es como su consumo de petróleo está estabilizado, pese a un crecimiento del PIB del 5%, y empezará a caer a partir de 2028, según la Agencia Internacional de la Energía. Eso será un golpe para los países productores, ya que China ha sido el gran motor de la demanda mundial de crudo en el último cuarto de siglo. Y, de paso, otro problema para Irán.
Los cárteles de México ya tienen una línea de negocio más que añadir al tráfico de drogas y personas y a los secuestros: el petróleo. En 2024 robaron cerca del 6% de la producción de crudo del gigante estatal Pemex, el equivalente a 2.700 millones de euros, según el diario ‘Reforma‘. Dado que Pemex copa aproximadamente el 93% de todo el petróleo que bombea México, el volumen de crudo que los delincuentes están robando al país es más que considerable. El problema se suma a la caída de las exportaciones de Pemex debido al agotamiento de los yacimientos que explota y a la falta de inversión. Menos exportaciones de petróleo mexicano son un golpe para las refinerías de EEUU, donde el país azteca todavía tiene que enviar parte de su crudo para refirnar porque todavía no tiene esa capacidad. Con los robos de petróleo en su mayor nivel en 15 años y las exportaciones en el menor en 46, el futuro del petróleo mexicano parece un tanto complicado.
La gran cuestión de cómo se va a hacer el encaje del Reino Unido en la futura defensa europea, que estará centralizada en torno a la UE, empieza a aclararse. Y la clave es pagando. A cambio de que sus empresas puedan beneficiarse de los 150.000 millones de euros del programa de defensa de la UE SAFE, que busca la creación de un sistema de defensa colectivo europeo. La cuestión es cuánto deberá pagar Londres. Francia, la otra gran potencia en materia de industria militar del Viejo Continente, quiere apretarle las tuerzas a Londres. Alemania prefiere ser más generosa. Es una cuadratura del círculo complicada, porque la jugada no puede salirle gratis al Reino Unido ya que dejó la UE, pero, también la defensa es la gran baza del primer ministro británico, Keir Starmer, para ir tendiendo puentes con el resto de Europa. El objetivo es que las empresas británicas puedan aportar más del 35% a cada proyecto, que es el máximo establecido por la UE para las compañías extracomunitarias.
Actualidad Económica