<p>La financiación del mundo de la cultura se ha convertido en los últimos años en un persistente objeto de debate político. ¿Quién sostiene los grandes proyectos? ¿El público paga por la cultura? ¿Qué papel tienen las organizaciones privadas? A buena parte de esas preguntas les ha puesto, por primera vez, respuesta el Observatorio de la Cultura, uno de los termómetros más prestigiosos para el sector porque está elaborado por los principales dirigente del mismo, que ha vuelto a situar al Museo del Prado como lo mejor de la cultura en 2024.</p>
El Museo del Prado vuelve a ser considerada por el Observatorio de la Cultura la institución con una oferta más innovadora y de mayor calidad
La financiación del mundo de la cultura se ha convertido en los últimos años en un persistente objeto de debate político. ¿Quién sostiene los grandes proyectos? ¿El público paga por la cultura? ¿Qué papel tienen las organizaciones privadas? A buena parte de esas preguntas les ha puesto, por primera vez, respuesta el Observatorio de la Cultura, uno de los termómetros más prestigiosos para el sector porque está elaborado por los principales dirigente del mismo, que ha vuelto a situar al Museo del Prado como lo mejor de la cultura en 2024.
Según el estudio elaborado por la Fundación Contemporánea, con el apoyo de CREA SGR y que ha sido presentado este miércoles en el cine Albéniz de Málaga, el 64,8% de esos ingresos provienen de administraciones y organizaciones públicas. Eso supone que al menos seis de cada 10 euros para financiar el sector cultural de nuestro país proviene de los distintos gobiernos -nacional, autonómicos y municipales-. Las empresas y organizaciones privadas aportan el 19,8% de esos fondos y las aportaciones del público apenas superan el 15% -15,4%-.
Esa es la principal conclusión económica que se extrae del estudio en el que participan 1.021 profesionales de los altos estamentos culturales. Entre ellos se encuentran directores de museos, teatros, centros e instituciones culturales; productores, gestores culturales y promotores; responsables de fundaciones, y también artistas de todos los ámbitos. Es decir, una representación sustancial de lo que es el sector, quienes trabajan en el día a día del mismo. De sus respuestas se extrae la actual dependencia de la cultura de los estamentos públicos.
Porque atendiendo al origen de los ingresos lo público es mayoritario tanto en las propias organizaciones públicas, en las privadas como en los profesionales independientes. En el primer grupo, evidentemente, la dependencia es mucho más pronunciada. El 82,5% de los mismos son públicos mientras que el público apenas aporta un 9,6% y las empresas privadas, un 7,9%.
Esas mismas organizaciones privadas también requieren del sector público para financiarse. El 46,3%, atendiendo a las respuestas del panel, son ingresos de las administraciones. Catorce puntos por debajo (32,9%) se sitúa la aportación de las propias empresas privadas y 26 puntos, las de los espectadores y visitantes (20,8%). Una situación similar se da entre los profesionales independientes donde los ingresos proceden en su mayoría de lo público (55,7%). El sector privado aporta un 24,4% y los consumidores un 19,9%.
Con esas cifras también se explica que el 64,6% de las organizaciones culturales nunca hayan tenido que recurrir a préstamos, créditos, avales u otro tipo de fórmulas crediticias para financiar su actividad. Un dato que está fuertemente marcado por la escasa dependencia de este tipo de productos del sector público. Porque el 23,7% de las empresas culturales privadas aseguran hacerlo con asiduidad y el 29,3% lo han probado en alguna ocasión. Los profesionales independientes que han recurrido regularmente a los mismos son un 14,8% y de forma ocasional el 28,4%.
El Observatorio de la Cultura ha vuelto a realizar un año más su tradicional ránking de instituciones culturales, atendiendo a la calidad e innovación de su oferta. En el primer lugar vuelve a situarse el Museo del Prado, al que el Observatorio reconoce con la Insignia Cultural de España. La segunda posición vuelve a recaer en el capitalino Museo Reina Sofía y hasta la tercera asciende el Festival de San Sebastián. El top 5, copado por instituciones artísticas, lo completan el Guggenheim de Bilbao y el Thyssen-Bornemisza madrileño. Las mayores subidas las experimentan el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), el Festival de Teatro de Almagro, el Caixafórum, el Matadero de Madrid y el Sónar de Barcelona.
En el reparto territorial, la Comunidad de Madrid (80,6%) y la ciudad (90,7%) siguen siendo quienes dominan la innovación y la calidad en su oferta cultural. Sin embargo, en 2024, se ha producido un repunte considerable en Cataluña. Atendiendo a las ediciones previas del Observatorio, Cataluña experimentó una caída superior a los 20 puntos en los años del procés. En 2024 ha vuelto a situarse por encima de sus índices de 2015 gracias a una subida superior a los 11 puntos en el último año.
La tercera posición es para el País Vasco (67,3%) y la cuarta vuelve a recuperarla Andalucía (46,4%). Ese ascenso andaluz también se explica en un desplome de la Comunidad Valenciana. La calidad y la innovación de su propuesta cultural ha caído siete puntos en el estudio. Aún más pronunciada es esa caída en su capital (del 67,2% al 54,1%).
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