<p>El sistema eléctrico está gripado. El escudo antiapagones que Red Eléctrica aplica desde el incidente del 28 de abril, que está disparando los costes de operación en <a href=»https://www.elmundo.es/economia/empresas/2025/10/28/690082c9e4d4d8977e8b4571.html»>varios cientos de millones</a>, no está dando el resultado esperado. Así lo reconoció ayer el propio operador del sistema. «El servicio de control de tensión mediante las consignas de reactiva <strong>no aporta al sistema flexibilidad</strong> de adaptación a variaciones rápidas de tensión». En otras palabras, ni la hidráulica ni la nuclear ni los ciclos combinados de gas pueden absorber con la rapidez suficiente los cambios bruscos de tensión que mantienen a España en situación de riesgo.</p>
El operador reconoce que los mecanismos actuales no pueden responder a los fallos de tensión con la velocidad necesaria, a pesar del ‘modo seguro’ que mantiene los ciclos combinados a plena carga
El sistema eléctrico está gripado. El escudo antiapagones que Red Eléctrica aplica desde el incidente del 28 de abril, que está disparando los costes de operación en varios cientos de millones, no está dando el resultado esperado. Así lo reconoció ayer el propio operador del sistema. «El servicio de control de tensión mediante las consignas de reactiva no aporta al sistema flexibilidad de adaptación a variaciones rápidas de tensión». En otras palabras, ni la hidráulica ni la nuclear ni los ciclos combinados de gas pueden absorber con la rapidez suficiente los cambios bruscos de tensión que mantienen a España en situación de riesgo.
El mensaje es relevante, pues evidencia que, pese a las acusaciones vertidas por Red Eléctrica tras el apagón, las centrales convencionales no absorbieron suficiente tensión el día del colapso por la propia incapacidad de sus turbinas de responder a tiempo a las órdenes del operador. La afirmación se da mientras Red Eléctrica sigue aplicando un colchón a base de gas que mantiene la actividad de los ciclos en niveles récord. Todo apunta a que estos cerrarán octubre como la primera tecnología del mix, algo que no ocurría desde septiembre de 2023.
El operador busca alternativas, con la activación del control de tensión de las renovables, pero es un proceso que avanza con lentitud. Mientras tanto, el gas se ha convertido en el sostén del sistema. Ayer, Naturgy informó de que la producción de sus ciclos se ha disparado un 70,4% entre enero y septiembre, frente al mismo periodo de 2024. Esto ha impulsado el ebitda (beneficio bruto de explotación) de su negocio térmico un 83%, hasta 304 millones de euros.
Naturgy es el principal operador de ciclos en España, con un parque de 17 instalaciones y una potencia conjunta de 7,4 gigavatios (GW). Por detrás se encuentran Iberdrola, con 5,7 GW, que también aumentó la producción de sus centrales de gas un 27,3% entre enero y septiembre; y Endesa, con 5,6 GW de gas, que elevó su producción en esos nueve meses un 13%, frente a la caída del 40% experimentada en idéntico periodo el año previo. Muchos ciclos de Endesa están en las islas, lo que explica que su subida no haya sido tan acusada, pues los fallos de tensión se dan en la península.
Pese al esfuerzo de la generación convencional, Red Eléctrica admite que el sistema sigue sin poder responder a las oscilaciones de tensión que provocan las rápidas subidas y bajas de las renovables, principalmente la fotovoltaica. Las turbinas de las centrales térmicas tardan segundos en reaccionar, cuando el sistema se mueve ahora en franjas de milisegundos. «A pesar del respaldo, el sistema está cogido con alfileres», apuntan fuentes del mercado.
Las eléctricas trasladaron esa preocupación a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el supervisor sectorial. Aseguraron que las exigencias que quería imponer el operador eran imposibles de cumplir por razones físicas: las turbinas no lo aguantarían. La CNMC asumió el argumento y frenó algunos cambios clave que exigía Red Eléctrica.
Los ciclos fueron diseñados hace décadas para operar de forma estable durante una vida útil de entre 20 y 35 años. Ahora, lo que exige el sistema es otra cosa. Los ciclos de Naturgy están registrando más de 3.500 arranques al año, es decir, se activan y desactivan un promedio de nueve veces al día. Esto estresa a las máquinas y dispara los costes de mantenimiento. En el caso de Naturgy, un 60,6% en los primeros nueve meses del año, hasta los 114 millones, frente a los 71 que reflejaba esa partida en septiembre de 2024.
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