<p>La <a href=»https://www.elmundo.es/economia/2024/10/25/671b3e81fc6c83de7f8b4578.html»>Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre</a> del año dibuja una imagen positiva de la evolución del mercado laboral en términos generales: crece la población activa, la ocupación alcanza un récord histórico y baja el paro. En síntesis: hay más personas en disposición de trabajar, más empleo y menos parados. Pero empieza a consolidarse un fenómeno que preocupa a los analistas y es el <strong>estancamiento de la tasa de desempleo</strong>, anclada en un nivel todavía muy superior al mínimo registrado antes de la crisis financiera que azotó a la economía española en 2008.</p>
Los parados de larga duración se enquistan en el 40% del total y la creación de empleo se frena a la mitad respecto al ritmo de finales de 2023
La Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año dibuja una imagen positiva de la evolución del mercado laboral en términos generales: crece la población activa, la ocupación alcanza un récord histórico y baja el paro. En síntesis: hay más personas en disposición de trabajar, más empleo y menos parados. Pero empieza a consolidarse un fenómeno que preocupa a los analistas y es el estancamiento de la tasa de desempleo, anclada en un nivel todavía muy superior al mínimo registrado antes de la crisis financiera que azotó a la economía española en 2008.
El Banco de España lo advertía en un informe publicado el pasado mes de septiembre, en el que alertaba de que la intensidad en la reducción de la tasa de paro durante los próximos años «se verá limitada por la moderación proyectada en el ritmo de creación de empleo y por el notable dinamismo previsto para la población activa, debido a unos flujos de inmigración relativamente elevados». En un contexto de envejecimiento de la población y de «deterioro de la capacidad para emparejar empresas y trabajadores», el supervisor llama la atención sobre el «estancamiento» del stock de parados de larga duración —en el entorno de 1,1 millones de personas y con una incidencia que exhibe cierta resistencia a caer por debajo del 40% del total— y afirma que «esto podría sugerir que una buena parte del stock de desempleados existente es de carácter estructural, lo que dificultaría su reducción mediante avances de la actividad de naturaleza cíclica».
Por ello, el banco central proyecta una tasa de paro todavía cercana al 11% en 2026, lo que implica que apenas mejorará en los próximos dos años. Según reveló ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el tercer trimestre se situó en el 11,21%, su nivel más bajo desde el año 2008, lo que permitió al ministro de Economía presumir de «las reformas y las medidas de política económica impulsadas» por el Gobierno. Sin embargo, el mismo Carlos Cuerpo reconoció que «queda camino por recorrer». Y es que todavía hay más de 2,7 millones de parados y esa tasa del 11,21% es aún más de tres puntos superior al mínimo del 7,9% que se llegó a registrar en 2007, justo antes del estallido de la crisis financiera.
Juan Pablo Riesgo, socio responsable de EY Insights, pone el foco en ese dato para advertir sobre el «enfriamiento del mercado laboral». «El empleo se desinfla pese al dinámico ritmo de crecimiento del PIB, registrando una tasa trimestral desestacionalizada de crecimiento de la ocupación del 0,37%, cuatro veces inferior a la media de los dos últimos años y casi la mitad que la de los últimos diez años», estima. «Ello, unido al crecimiento de la población activa, está conteniendo la reducción de la tasa de paro», incide quien fuera secretario de Estado de Empleo entre 2015 y 2018, que considera necesario «desplegar todas las potencialidades de la digitalización y una ambiciosa agenda de reformas que impulse la productividad».
Según la EPA, en el tercer trimestre se crearon 138.300 puestos de trabajo y el número de parados descendió en 1.200 personas. En ambos casos, datos positivos, ya que se crea empleo y se reduce el paro. No obstante, reflejan ese enfriamiento al que hacía referencia Riesgo. Y así lo puso de manifiesto también ayer la CEOE en su valoración, haciendo hincapié en que la creación de empleo es inferior al promedio registrado en este periodo desde el año 2014 (+195.800 personas), con la única excepción de 2020, y también se frena en términos interanuales hasta el 1,8% (376.000 empleos más), frente al 2% del trimestre anterior y al 3,6% de finales del año pasado, mientras la tasa de paro apenas se reduce en siete décimas en el trimestre. «La incertidumbre política y regulatoria y el aumento de costes están lastrando las decisiones de creación de empleo y de inversión, que sigue rezagada en el actual ciclo de crecimiento económico», advertían los empresarios en una nota de prensa.
El otro farolillo rojo al que hacía referencia la patronal en su valoración es la destrucción de empleo entre los trabajadores autónomos. Desde la asociación de trabajadores por cuenta propia ATA alertaban de que «la EPA refleja una pérdida de casi 1.000 autónomos cada día en el último trimestre». En concreto, el INE registra 87.800 autónomos menos que en el segundo trimestre y 36.600 menos que en el tercer trimestre del año pasado. «Es un dato desolador», afirmaba el presidente de ATA y vicepresidente de la CEOE, Lorenzo Amor, quien lleva tiempo advirtiendo de que el empleo sólo crece en las grandes empresas, mientras se destruye en las de menor tamaño y especialmente entre los autónomos, que son los «creadores de empleo».
Los especialistas de Randstad Research también interpretaron que la EPA del tercer trimestre «consolida la desaceleración del mercado de trabajo». En un comunicado, el centro de estudios de la compañía de servicios de recursos humanos incidió en la pérdida de brío en la ocupación y en el descenso del paro, y señaló además el incremento de la tasa de temporalidad hasta el 16,4%, lejos de los niveles del 25% que marcaba la encuesta en los tiempos previos a la reforma laboral del Gobierno de coalición que vino a penalizar la contratación temporal, pero todavía indicando un mayor crecimiento de los contratos eventuales durante los meses de verano, del 4,1%, frente al aumento del 0,66% en la contratación indefinida.
Los sindicatos también pusieron pegas a los datos de la EPA. Desde a Unión General de Trabajadores (UGT) destacaron «la buena marcha general del mercado laboral», pero advirtieron de algunas sombras, como el hecho de que el 37,2% del total de parados lleva un año o más buscando empleo o la lacra de la «parcialidad involuntaria», que es, a su juicio, «una de las principales causas de la pobreza laboral, debido a que implica una insuficiencia de horas anuales trabajadas, por lo que reducirla debe ser una prioridad en las políticas laborales». CCOO, por su parte, puso el foco en la necesidad de mejorar los salarios y de avanzar hacia el pleno empleo, pasando por la reducción de la jornada laboral, que es el gran cambio regulatorio que se está negociando en estos momentos con el Ministerio de Trabajo y la patronal.
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