<p>»Ya veremos». «La delegación americana habla del año 2030 y del año 2035. Falta mucho tiempo para entonces». «<strong>Lo que pase en el 2030 o en el 2035 creo que absolutamente nadie lo puede saber</strong>». La ministra de Defensa, Margarita Robles, escenificó ayer en Bruselas el giro que el Gobierno ha dado en materia de gasto militar. El que ella ha dado y el que el Ejecutivo traslada ahora en Bruselas, en la sede de la OTAN, tras los repetidos ataques y señalamientos por parte de la Administración Trump.</p>
«Ya veremos» lo que ocurrirá en 2035 y «falta mucho para entonces», aseguró ayer la ministra Robles tras participar en la reunión de la OTAN y ante los reiterados señalamientos y amenazas de EEUU
«Ya veremos». «La delegación americana habla del año 2030 y del año 2035. Falta mucho tiempo para entonces». «Lo que pase en el 2030 o en el 2035 creo que absolutamente nadie lo puede saber«. La ministra de Defensa, Margarita Robles, escenificó ayer en Bruselas el giro que el Gobierno ha dado en materia de gasto militar. El que ella ha dado y el que el Ejecutivo traslada ahora en Bruselas, en la sede de la OTAN, tras los repetidos ataques y señalamientos por parte de la Administración Trump.
El primero tuvo lugar el pasado jueves, cuando el presidente de Estados Unidos apuntó que España debería ser «expulsada de la OTAN» por su decisión de no elevar el gasto en Defensa más allá del 2% del Producto Interior Bruto (PIB). El segundo sucedió el martes a primera hora de la tarde, momento en el que el embajador estadounidense ante la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Matthew Whitaker, subrayó que todos los países deben llegar al 5% en inversión militar. «Incluido España y sin excepción«, apuntó en un briefing previo a la reunión de ministros de la Alianza que ayer se llevó a cabo en Bruselas y en la que Robles realizó las apuntadas declaraciones.
Y el tercero tuvo lugar apenas unas horas después, cuando el propio Trump amenazó a España con una sanción en forma de aranceles comerciales por no invertir más en Defensa. «Estoy muy descontento con España. Es el único país que no aumentó su porcentaje al 5%», afirmó desde la Casa Blanca al ser preguntado por el país y por las declaraciones que él mismo había realizado el jueves. «Estaba pensando en castigarlos comercialmente con aranceles por lo que hicieron, y puede que lo haga. Me parece increíblemente irrespetuoso», añadió.
La advertencia no es nueva, porque ya tras la cumbre de la OTAN celebrada el pasado junio en La Haya apuntó algo similar. «España es terrible. Quieren quedarse en el 2%. Creo que es terrible. Como saben, les va muy bien. La economía va muy bien, y esa economía podría hundirse por completo si algo malo ocurre. Estamos negociando un acuerdo de comercio con España y les voy a hacer pagar el doble», dijo en ese momento.
Además, y al igual que ocurre con la expulsión de la Alianza, la medida es bastante improbable. En el caso de la salida de la Organización, porque en los tratados no está contemplado que se pueda echar a un país. Debe ser esa nación quien lo pida. Y en el de los aranceles, porque la política comercial depende directamente de la Comisión Europea, órgano que también ayer salió en defensa de España.
«Responderemos adecuadamente, como siempre lo hacemos, ante cualquier medida tomada contra uno o más de nuestros Estados miembros», afirmó el portavoz de Comercio, Olof Gill, una de las caras más visibles de la Comisión en Bruselas. «Es un escenario hipotético, pero de manera general hay que recordar que el comercio es una competencia exclusiva de la Comisión Europea, que actúa en nombre de todos los estados miembros», incidió. Pero el propio hecho de que el Ejecutivo comunitario haya querido salir en defensa de España pone de manifiesto la entidad de la amenaza de Trump.
Y por si todo ello no fuese suficiente, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, se posicionó ayer totalmente junto a Trump cuando fue preguntado por las amenazas del magnate a España. Alabó su labor, de hecho. «El presidente Trump ha sido extremadamente importante para lograr que la cumbre de la OTAN sea un éxito. Ya lo he dicho antes: sin él, nunca se habría alcanzado este resultado del 5%, incluyendo el 3,5% en gasto en Defensa», aseguró.
En el Gobierno, por su parte, se han acostumbrado a vivir en una montaña rusa con Trump. Pero aunque públicamente defienden unas buenas relaciones y «normalidad» con EEUU, la negativa de Sánchez a comprometerse a invertir el 5% del PIB en Defensa ha generado un choque. Fuentes gubernamentales señalan que su posición sigue siendo la misma: «Este año vamos a cumplir con el 2% y no vamos a subir del 2,1%«. Señalan que esa es su posición porque, como ha insistido Sánchez, no están dispuestos a sacrificar inversión que merme el estado de bienestar, pues saben que eso sí podría tumbar al Ejecutivo.
«Es que en la última cumbre de la OTAN hemos llegado a un acuerdo con el que estamos plenamente satisfechos e insisto: para nosotros es tan importante cumplir con la Alianza como cumplir con las necesidades de nuestro Estado de derecho», dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado lunes. En el Ejecutivo defienden que lo que no pueden hacer es «jugar a hacer pronósticos» sobre qué pasará en cinco o diez años, sobre todo tal y como está el contexto geopolítico. Y ahí, dicen, se enmarca la reflexión de Robles: no jugar a adivinar el futuro.
«Somos un socio fiable, no somos un problema en la OTAN», insisten fuentes del Gobierno. Eso sí, son conscientes de que España «mantiene una posición diferente al resto, pero la vamos a mantener». «Nosotros vamos a cumplir con el compromiso del 2%» y, de momento, ahí se quedan.
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