Francia no logra sacudirse la crisis política que ha bloqueado el Parlamento desde hace más de un año. Todo ocurre estos días a una velocidad tan elevada que el nuevo Gobierno podría no llegar al final de esta semana.
El primer ministro de Francia se enfrenta esta semana a dos mociones de censura de la ultraderecha y La Francia Insumisa para tumbar el Ejecutivo, que quedará a merced de los socialistas
El primer ministro de Francia se enfrenta esta semana a dos mociones de censura de la ultraderecha y La Francia Insumisa para tumbar el Ejecutivo, que quedará a merced de los socialistas


Francia no logra sacudirse la crisis política que ha bloqueado el Parlamento desde hace más de un año. Todo ocurre estos días a una velocidad tan elevada que el nuevo Gobierno podría no llegar al final de esta semana.
Sébastien Lecornu —o su segunda versión al ser nombrado otra vez primer ministro este domingo tras haber dimitido una semana antes— realizará este martes su primer Consejo de Ministros. También pronunciará el discurso de política general, donde debe exponer su idea de Gobierno y esbozar las líneas de su Presupuesto. Pero dos mociones de censura presentadas por los dos extremos del Parlamento —la izquierdista La Francia Insumisa (LFI), apoyados por Los Ecologistas y el Partido Comunista, y la ultraderecha del Reagrupamiento Nacional (RN)— amenazan con tumbar su Gobierno ya el próximo jueves. “Solo hay una misión, superar la crisis”, lanzó Lecornu en su primera reunión con los ministros.
La misión más urgente, un Presupuesto
La misión más urgente, sin embargo, será la presentación de un Presupuesto. El documento debe ser presentado ante el Consejo de Ministros este martes para respetar el calendario presupuestario y permitir su adopción definitiva antes del 31 de diciembre. Dicho esquema sigue siendo muy ajustado y se ve amenazado por la posible censura del Gobierno Lecornu Bis en los próximos días. Por ahora, el borrador muestra el primer objetivo anunciado por el primer ministro para la reducción del déficit: un 4,7% del PIB. Desde entonces, la meta ha sido flexibilizado por el propio jefe del Ejecutivo, que considera ahora que para 2026 se situará “por debajo del 5%”.
El nuevo Ejecutivo, presentado el domingo por la noche, incluye ahora a un numeroso grupo de representantes de la sociedad civil y altos funcionarios que aportan el aire tecnócrata que busca Lecornu para sacar adelante un Presupuesto y afrontar el tramo final de la legislatura. No son perfiles polémicos, hay caras nuevas y jóvenes. Pero también hay un número elevado de macronistas y miembros de la mayoría de gobierno, especialmente de Los Republicanos (LR). El traspaso de poderes se realizó este lunes, sin cámaras, ni prensa. Tampoco pudieron acudir invitados. Lecornu quería “sobriedad” y “humildad” que eviten encender más los ánimos. Pero no ha sido suficiente.
La formación del nuevo Ejecutivo y la “ruptura” que se suponía debía representar no terminan de convencer a la oposición, que lamenta los equilibrios políticos casi inalterados de esta nueva versión, en la que el partido presidencial y el bloque central continúan siendo predominantes. La Francia Insumisa y el Reagrupamiento Nacional no quieren ni escuchar el discurso de Lecornu y han presentado este lunes mociones de censura simultáneas. La idea está clara: tumbar ejecutivos hasta que caiga Macron. El RN ya ha anunciado que apoyará la moción de LFI. Pero el problema es que ninguno suma mayoría suficiente sin la complicidad del Partido Socialista y de sus 69 diputados.
El discurso de política general que pronunciara este martes Lecornu será clave para despejar las dudas del resto de partidos. Todo se jugará sobre la posible suspensión de la reforma de la ley de pensiones —que aumentó la edad de jubilación de 62 a 64 años— y de los nuevos impuestos para tasar las grandes fortunas. Los socialistas se muestran todavía muy divididos. Sus juventudes han llamado este lunes a la censura y una parte de la formación, más cercana a LFI, se inclina por dejar caer el Ejecutivo. El problema, sin embargo, es que la secuencia siguiente sería la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones legislativas. Un escenario que, probablemente, dañaría a los socialistas.
Ahora mismo solo los extremos del hemiciclo tienen clara su postura. Precisamente el presidente del RN, Jordan Bardella, se pronunció sobre la situación. “No me froto las manos al ver cómo se derrumba el panorama político”, aseguró, al tiempo que afirmó que el RN es “el único hoy capaz de obtener una mayoría”. “Hay dos partidos muy definidos: La Francia Insumisa y nosotros. Sabemos hacia dónde vamos, proponiendo modelos de sociedad muy diferentes. Todos los demás se mezclan, crean cortinas de humo para salvar a Emmanuel Macron”.
Bardella, que ha cancelado su participación en un encuentro en Madrid de Patriots —el grupo de partidos europeos ultra que preside el propio Bardella y al que también pertenece Vox— debido a la volatilidad de la situación en Francia, hizo un llamado a los socialistas, a los que acusa de ser ambiguos. “Es un momento importante para el PS: debe decidir si está con Macron o contra él. No se puede seguir escondiendo detrás de intrigas de pasillo. Es tiempo de decir la verdad”.
La verdad, sin embargo, es que si hubiera una disolución, muy probablemente la ultraderecha carecería de los diputados suficientes para gobernar. Por eso, en las últimas horas crece la idea de una posible unión de derechas. Es decir, que Los Republicanos (derecha gaullista) pudieran apoyar y formar parte de un Ejecutivo con la ultraderecha, tal y como ocurre ya en países como Italia o España. La salida de Bruno Retailleau del Gobierno y la expulsión del partido de los miembros de LR que han decidido participar en el Ejecutivo de Lecornu, creen en la ultraderecha, acerca más que nunca esa posibilidad.
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Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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