<p>El Govern socialista de la Generalitat se comprometió ayer con el independentismo a incrementar la presión sobre los médicos castellanohablantes para que atiendan en catalán a los pacientes que así se lo soliciten.</p>
Les transmitirá instrucciones para acabar con la «vulneración de los derechos lingüísticos de los catalanoparlantes» y estudiará instalar buzones en los centros sanitarios para delatar anónimamente a los galenos que se nieguen a atender en catalán
El Govern socialista de la Generalitat se comprometió ayer con el independentismo a incrementar la presión sobre los médicos castellanohablantes para que atiendan en catalán a los pacientes que así se lo soliciten.
El consejero de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila, compareció en el Parlament a instancias de ERC y Junts para rendir cuentas sobre la supuesta «discriminación lingüística en los centros sanitarios» y señaló a los facultativos extranjeros recién llegados como una de las «causas» que explican estos «conflictos» idiomáticos por «no tener la competencia deseable en las dos lenguas oficiales».
Vila -que fue secretario de política lingüística con el Govern de ERC- subrayó que el 71% de los nuevos colegiados en Cataluña viene de fuera de la región, predominando los procedentes de Argentina, Venezuela, Colombia, Perú y Cuba, y se comprometió con las fuerzas separatistas a «informar al personal sobre su percepción inadecuada de los derechos y deberes». Aseguró el consejero que se les comunicará «que no pueden traducir el nombre del paciente [al castellano], que no le pueden exigir un cambio de lengua o hacer valoraciones sobre la elección de la lengua del paciente». Es decir, que se les transmitirán instrucciones lingüísticas para acabar con la «vulneración de los derechos lingüísticos de los pacientes catalanoparlantes».
«No son infrecuentes situaciones no deseables en relación con los derechos lingüísticos», aseveró el consejero de la Generalitat, asumiendo como propia la tesis de las formaciones independentistas.
ERC lo respaldó ofreciendo datos de la Plataforma per la Llengua, la entidad que se encarga de señalar públicamente a galenos que se resisten a emplear el catalán, como recientemente ocurrió con un médico del Hospital Universitario Dexeus, denunciado por una paciente que se negaba a ser atendida en castellano. La portavoz republicana, Marta Vilalta, blandió las 221 quejas de pacientes catalanohablantes recopiladas por esta entidad en 2023 y las 197 ya recabadas a lo largo del presente año.
Después, el consejero se fijó metas para «corregir este tipo de comportamientos» de «ciudadanos que creen tener el derecho a permanecer monolingües».
Entre ellas figura el «objetivo de que los médicos que se formen en Cataluña salgan con competencias lingüísticas plenas», es decir, forzar a las facultades de medicina a impartir conocimientos de catalán a los estudiantes que no lo dominen para que puedan desempeñarse en el idioma autonómico cuando ingresen en el sistema sanitario. Incidió el titular de Política Lingüística en que el 37% de los matriculados en medicina en universidades públicas catalanas procedía de fuera de Cataluña y afeó que «no existan mecanismos específicos para velar por que estos estudiantes acaben aprendiendo catalán».
También se comprometió a estudiar una propuesta de los comunes para instalar buzones en los centros sanitarios en los que recoger quejas contra los médicos que se nieguen a atender en catalán, un sistema de delación que sería anónimo y que ya impuso ERC en la pasada legislatura en las universidades públicas catalanas.
Las prácticas anunciadas por el consejero del Govern socialista fueron reprobadas por PP y Vox. El diputado popular Cristian Escribano acusó a Vila de «criminalizar a los sanitarios». «Lo que importa es que atiendan con profesionalidad, sea en catalán o en castellano. La insistencia en fiscalizar a los sanitarios puede derivar en una persecución», añadió.
De «pretender imponer una dictadura lingüística» le acusó la parlamentaria de Vox, María Elisa García. Esta anestesióloga recriminó al Govern querer «sembrar la semilla del odio en los hospitales».
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