<p>Seguramente la felicidad que invade ahora a <strong>László Krasznahorkai</strong> no será comparable a muchas cosas. Como tampoco lo es el prestigo profesional que otorga <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2025/10/09/68e7899ce9cf4a967c8b4593.html»>un <strong>Nobel de Literatura</strong></a>. Aunque el verdadero premio es más probable que se esté celebrando en este momento en las oficinas de <strong>Acantilado</strong>. Porque, más allá del citado prestigio, si algo es el Nobel, es un auténtico negocio para quien edita al autor ungido cada año.</p>
Los libros de Han Kang, Jon Fosse, Kazuo Ishiguro o Louise Glück se dispararon después de recibir el premio
Seguramente la felicidad que invade ahora a László Krasznahorkai no será comparable a muchas cosas. Como tampoco lo es el prestigo profesional que otorga un Nobel de Literatura. Aunque el verdadero premio es más probable que se esté celebrando en este momento en las oficinas de Acantilado. Porque, más allá del citado prestigio, si algo es el Nobel, es un auténtico negocio para quien edita al autor ungido cada año.
Antes de empezar, pongamos las cifras. Han Kang, la última ganadora, multiplicó las ventas de su novela La vegetariana en España por 10. Jon Fosse, galardonado un año antes, lo había hecho por 20. Louise Glück, reconocida en 2020, en un mercado pequeño como el de la poesía, pasó de vender unos 1.000 ejemplares en nuestro país a situarse entre los 3.000 y los 4.000. Kazuo Ishiguro, ganador en 2017, también empezó a vender diez veces por encima de lo que vendía, algunos de sus títulos crecieron un 1000%. Sí, un 1000%, no hay ceros añadidos por error.
Esas son las cifras absolutas de lo que supone en el mundo editorial un Nobel, pero los beneficios van más allá. En 2024, la Academia Sueca se lo otorgó a Han Kang, una autora hasta ese momento minoritaria. Los derechos de su novela La vegetariana estaban en manos de Penguin Random House, que la había publicado en junio de ese año. Hasta octubre había vendido unos 10.000 ejemplares y ahora sus cifras de venta ya superan las 100.000, según explica Miguel Aguilar, director editorial de Random House. «Depende mucho del autor que lo gane, eso es lo primero, pero en este caso sirvió para situarla en lectores que no la conocían», detalla el editor. Y sigue: «Sobre todo, el Nobel hace que se centre la atención en un autor, que encuentre mejores lugares en las librerías. El público compra más al ganador del Nobel, eso es una realidad incontestable».
Random House tenía en ese momento en su catálogo La clase de griego y La vegetariana. En diciembre de 2024, después del Nobel, sumó otras dos publicaciones de Han Kang: Imposible decir adiós y Actos humanos. «Ese fue un Nobel relativamente joven para lo que suele ser y se vende muy bien», apunta Aguilar, que explica que es imposible saber «los criterios» para que una editorial contrate a un candidato al Nobel. «Si buscas un Nobel de antemano, no te va a salir bien. No existen unos parámetros entre quienes lo entregan. Nuestro trabajo es tener buenos autores como Han Kang o Svetlana Aleksiévich».
En 2023, la Academia Sueca entregó el Nobel de Literatura al dramaturgo Jon Fosse. El mismo día en que se conoció el fallo, Random House anunció que había adquirido los derechos de cinco de sus obras. Pero, hasta ese momento, la obra del escritor traducida al español la tenía la pequeña editorial De Conatus, que vio como las ventas de un autor «muy minoritario» se multiplicaban por 20. «No ha sido solo vender obra de Fosse, es que la visibilidad que ha aportado al resto del catálogo ha sido tremenda. Nuestras ventas de fondo editorial son constantes desde ese momento y ha hecho que se conozcan el resto de nuestros autores y autoras», explica Beatriz González, codirectora de la editorial junto a Silvia Bardelás.
El Premio Nobel al noruego abrió un nuevo mercado para De Conatus, el de Latinoamérica. A sus editoras empezaron a lloverles ofertas por los derechos de su obra para publicarla al otro lado del Atlántico, un mercado de muchos lectores. En lugar de venderlos, firmaron un acuerdo con Planeta para que el grupo imprima allí y los beneficios se reparten al 50%. «Ese darnos a conocer en América Latina nos lo dio el Nobel y todo lo que vendas de más te puede salvar los costes de tu editorial. Para un grupo grande vender 3000 ejemplares puede ser un desastre, a nosotras nos salva».
En 2022, el Nobel recayó en la francesa Annie Ernaux como culminación de una trayectoria que en el año 2019 la había llevado a ganar el Formentor y el Booker. «Este caso me parece diferente porque ya llevaba un período de crecimiento en ventas, pero el Nobel nos sirvió para consolidar esa tendencia de crecimiento», detalla Miguel Lázaro, editor de Cabaret Voltaire, la editorial que cuenta con gran parte de la obra de la francesa. Con esa tendencia alcista, confirmada con el Nobel, han vendido ya más de 200.000 ejemplares de sus novelas. «Nos pilló además en un buen momento porque teníamos mucho stock y pudimos soportar una primera oleada de pedidos grande». Ahora Cabaret Voltaire está empezando a imprimir a Ernaux en Sudamérica.
Dos años antes, en 2020, los académicos reconocían la poesía de Louise Glück. Los derechos de sus recopilaciones de poemas los adquirió Visor en noviembre de 2020, justo tras el Nobel y la ruptura de la poeta con Pre-Textos. «Se vende más de lo habitual aunque el mercado de poesía en este país es el que es», afirma Chus Visor, fundador de la editorial. En concreto, según los datos que aporta, un libro de poemas suele rondar los 1.000 ejemplares; con la neoyorquina esa cifra oscilaba entre los 3.000 y los 4.000. «No es una gran inyección económica el Nobel, pero sí es muy importante el prestigio», remarca.
En 2017 y 2018, dos autores de Anagrama recibían el Nobel de Literatura en años consecutivos –aunque el de 2018 se falló en 2019 por las acusaciones de tráfico de influencias y abuso sexual contra Jean-Claude Arnault–. Primero, el de Kazuo Ishiguro; después, el de Olga Tokarczuk. Toda la obra del inglés estaba traducida al español en la editorial y, en los dos años previos al premio, sus novelas rondaban unas ventas medias de 6.000 ejemplares anuales. Los dos años posteriores esas cifras se multiplicaron por diez, se vendieron unos 60.000.
«El efecto es muy curioso, porque el aumento en ventas fue general en todos sus títulos. Pero los títulos digamos que habían tenido un recorrido más discreto, como Los nocturnos o Los inconsolables multiplicaron por 20 o por 30 las ventas. Pero es que Los restos del día creció más de un 600% y Nunca me abandones superó el 1.000%», relata Silvia Sesé, directora de Anagrama. «El Nobel impulsó las novedades, reactivó todo el fondo y consolidó unas ventas impresionantes de un autor que ya tenía muchos lectores».
El caso de Olga Tokarczuk fue completamente distinto. Anagrama acababa de adquirir los derechos de Los Errantes, el libro que le dio el Nobel a la polaca, casi desconocida en España. La editorial tenía prevista una tirada de entre 4000 y 5000 ejemplares y acabaron lanzando 10000. «Ese mismo año ya tuvimos que reeditar y eso que la pandemia no nos permitió hacer la promoción bien. Ella misma canceló su viaje a España por el Covid. Y aún así ese libro tuvo unas ventas notables, se fue leyendo y recomendando bastante y ella se ha consolidado como autora», concluye Sesé.
Ese es el negocio que les espera a Acantilado con Krasznahorkai.
Cultura