<p class=»ue-c-article__paragraph»>En <strong>Vox </strong>las grietas se parchean con un cadalso. Divide y caminarás. Los hay que hacen el paseíllo a voluntad, como <a href=»https://www.elmundo.es/espana/juan-garcia-gallardo.html»>Juan García-Gallardo</a>, que dimitió ayer consolidando la mayor crisis territorial de Vox; otros son directamente destituidos por la dirección nacional. Pero el goteo incesante de salidas en las regiones en las que el partido tiene presencia no lo desgasta. Vox aparece cada vez más fortalecido <a href=»https://www.elmundo.es/espana/encuestas/2025/02/01/679e6a7e21efa063238b456d.html»>en sondeos y encuestas </a>recientemente publicadas. Puede que esa verticalidad y rigidez que los disidentes afean a la cúpula de Vox sea, precisamente, la punta de lanza del partido.</p>
Abascal y la cúpula del partido sí resisten a la infinita crisis territorial
En Vox las grietas se parchean con un cadalso. Divide y caminarás. Los hay que hacen el paseíllo a voluntad, como Juan García-Gallardo, que dimitió ayer consolidando la mayor crisis territorial de Vox; otros son directamente destituidos por la dirección nacional. Pero el goteo incesante de salidas en las regiones en las que el partido tiene presencia no lo desgasta. Vox aparece cada vez más fortalecido en sondeos y encuestas recientemente publicadas. Puede que esa verticalidad y rigidez que los disidentes afean a la cúpula de Vox sea, precisamente, la punta de lanza del partido.
Fue el primer parlamento autonómico donde Vox obtuvo representación. El juez Francisco Serrano, tras revelarse su implicación en un caso de adjudicación de subvenciones, fue relevado por Alejandro Hernández, también destituido por la dirección del partido, que supuestamente lo consideraba poco eficiente en su labor de oposición al Gobierno popular de Juanma Moreno. Luego aterrizó en la portavocía Manuel Gavira, de nuevo apartado para dar otro empuje a Vox colocando a Macarena Olona al frente. Lo que le dieron, en realidad, fue la puntilla, tanto a Vox Andalucía como a Olona, cuyas críticas a la gestión de la cúpula del partido no han cesado desde que abandonara sus filas en 2022. Vox Andalucía remitió ayer a las declaraciones del portavoz a nivel nacional, evitando hacer valoraciones de la salida de García-Gallardo.
Tras el 23-J, la palmaria brecha abierta en Vox se saldó con la salida de Iván Espinosa de los Monteros, portavoz de la formación en el Congreso y también del ala más liberal de la formación. Las purgas de los perfiles más críticos con la dirección nacional escalaron desde los diputados Rubén Manso y Víctor Sánchez del Real, hasta Juan Luis Steegman o Mireia Borrás -a la que luego recuperaron de cara a las elecciones europeas-, pasando por Juan Luis Ruiz Bartolomé, número dos de Rocío Monasterio, líder en Madrid, que cerró la puerta de la política el pasado octubre entre acusaciones a la cúpula del partido de asignar los cargos «a dedo».
Los de Santiago Abascal arrancaron 2024 expulsando a cinco diputados -entre los que estaban Gabriel Le Senne y Patricia de las Heras, presidente de la Cámara y líder del grupo, respectivamente-. Aquella crisis interna fue un reflejo de lo que más adelante afectaría a toda la formación dividida en dos sectores. Los más críticos de Baleares subrayaban ayer que las razones que llevaron a García-Gallardo eran lo que ellos veían denunciando, ya que consideran que existe un déficit de «democracia interna y participación». Los círculos oficiales del partido balear, no obstante, no lo consideran «el momento oportuno» porque anteponen la misión política «desalojar a Sánchez de la Moncloa».
Las portavocías de Aragón, Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia remiten a las declaraciones del portavoz nacional, como prueba del cerrojazo informativo. No obstante, Alejandro Nolasco, líder de la formación verde en la región, reitera que «en Vox nadie es imprescindible». Remató: «Nosotros no tenemos barones, solo portavoces. Yo soy un soldado del partido con la misión de transmitir el mensaje». Un mensaje que siempre remite al músculo: su dirección nacional. Cuanto más lejos de Bambú, menor es el vigor de la formación.
«Ha sido un lujo para Vox tenerte en sus filas. Gracias por todo». La frase de Magdalena Nevado -diputada nacional de Vox en la pasada legislatura- es la única reacción oficial que ha habido por parte de algún cargo del partido de Abascal en Extremadura tras conocerse la salida de Gallardo. Nevado, que encabezó las listas por la provincia de Cáceres pero que se quedó sin escaño, fue la única persona de relevancia de Vox en esta comunidad que se pronunció sobre esta dimisión ya que los altos cargos no se manifestaron. La ex diputada lo hizo en redes sociales, donde sigue muy activa, y en sus comentarios suele apoyar al denominado sector crítico que tuvo mucho peso en esta formación, especialmente con Iván Espinosa de los Monteros o con Javier Ortega Smith.
De los altos cargos actuales de la formación -ni tampoco desde las cuentas oficiales de Vox en Extremadura- hubo comentario alguno sobre la renuncia de Gallardo.
Mayoría absoluta del PP y nada de Vox, sin representación en autonómicas ni en generales. Tras renunciar como líder Ricardo Morado, crítico con «la indolencia de la dirección del partido», denunció la desatención de Bambú a la hora de fomentar la visibilidad de su partido durante las autonómicas gallegas. Añade: «Juan es una persona honesta y coherente con sus principios». Asegura que la dimisión del ya ex líder en Castilla y León se debe a «cosas internas del partido», no simples desavenencias.
En Cataluña, el hecho de que Ignacio Garriga compagine el cargo de secretario general con el de líder Vox en esta comunidad, y que Jorge Buxadé sea otro hombre fuerte del partido en Barcelona y Europa, dificulta que emerjan críticas con la dirección nacional. Pero en marzo, la cúpula destituyó a Isabel Lázaro, líder de Vox en Tarragona, tras denunciar irregularidades económicas de gastos personales de Garriga.
La ruptura de los gobiernos de coalición con el PP pasaron factura también la Comunidad Valenciana. En esta última, el sector más crítico, encabezado por Elisa Núñez, Vicente Barrera y José Luis Aguirre, fue cercenado. También se fulminó a la líder de Vox en Alicante, Ana Vega, tras perder el favor de la dirección.
Con información de Eduardo Colom, David Vigario, Ismael Poveda y Noa de la Torre.
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