<p>La expectación estaba dentro y el espectáculo, fuera. La calle<strong> Ferraz </strong>de Madrid se ha convertido este sábado en un <i>show </i>donde se ha dado rienda suelta a todas las pulsiones que despiertan <a href=»https://www.elmundo.es/e/pe/pedro-sanchez.html»>Pedro Sánchez</a>, el <a href=»https://www.elmundo.es/e/ps/psoe-partido-socialista-obrero-espanol.html»>PSOE</a> y el caso de corrupción de<a href=»https://www.elmundo.es/espana/santos-cerdan.html»> Santos Cerdán</a>. Frente a la sede socialista, medio centenar de manifestantes no rezan el rosario, sino al presidente del Gobierno. Los feligreses de la iglesia sanchista aclaman al líder, maldicen a <strong>Emiliano García-Page </strong>y se baten en duelo con los vehículos de <strong>Hazte Oír</strong> y «los fachas» que, apartados en una esquina, rezan «a Dios» por el fin de este Gobierno.</p>
Los aledaños de la sede socialista son un hervidero de simpatizantes y detractores / Insultos contra Page
La expectación estaba dentro y el espectáculo, fuera. La calle Ferraz de Madrid se ha convertido este sábado en un show donde se ha dado rienda suelta a todas las pulsiones que despiertan Pedro Sánchez, el PSOE y el caso de corrupción de Santos Cerdán. Frente a la sede socialista, medio centenar de manifestantes no rezan el rosario, sino al presidente del Gobierno. Los feligreses de la iglesia sanchista aclaman al líder, maldicen a Emiliano García-Page y se baten en duelo con los vehículos de Hazte Oír y «los fachas» que, apartados en una esquina, rezan «a Dios» por el fin de este Gobierno.
El nombre propio de la mañana es Salazar. Paco. Da la casualidad de que Salazar, Adolfo, es el nombre del conservatorio de música que precede unos metros antes el cuartel general del PSOE. Tres señoras regatean en su puerta a los periodistas para vitorear a todo aquel que Sánchez ungió en su momento. «Salvador, Salvador», gritan emocionadas al aparecer Illa. «López, López», se apresuran cuando irrumpe en escena el ministro Óscar López. «Pedro, valiente, aquí está tu gente», «Pedro, no te rindas», gritan. Un hombre sale de un bar y contrarresta la escena: «¡Cuidado con las carteras!»
La calle Ferraz es una pasarela de amores y odios. Medio centenar de entusiastas militantes, la mayoría mujeres, están apostados en frente de la entrada de Ferraz. Gritan «Pedro, Pedro» y aplauden cuando aparecen dirigentes cercanos al líder. Gritan «Pedro, Pedro» y aplauden cuando los vehículos de Hazte Oír pasan por la calle una y otra vez con mensajes llamando «corrupto» al presidente.
El aplausómetro torna en broncaza. Aparece el líder del sector crítico del PSOE: Emiliano García-Page. «Sinvergüenza, sinvergüenza»; «facha, facha», «miserable», se arrancan entre abucheos. Un hombre se revuelve contra la presencia del presidente de Castilla-La Mancha (único barón que gobierna con mayoría absoluta): «¿Por qué dejan entrar a este facha de mierda en nuestra sede y a nosotros no?». «Que se vaya al PP», apostilla otro.
La concentración de apoyo a Sánchez es un hervidero de tertulias para defender al partido de «tres golfos» y salvaguardar la imagen de un líder y un partido inmaculados. «¿Que si Sánchez no es responsable? ¿Y Rajoy con Bárcenas, qué?», dice un señor mayor. «A los del PP les da igual la corrupción, con tal de derribar a Sánchez», expone otro.
Cada vez se suman más simpatizantes del PSOE a la causa mientras tres chicas se hacen las uñas en un establecimiento que hay justo detrás de la concentración. Tienen vistas al espectáculo a través de un gran ventanal mientras se hacen la manicura. Pueden ver, por ejemplo, a los fans sanchistas haciéndose fotos, cantando La Internacional puño en alto o coreando el nombre del presidente. «Viva Pedro Sánchez», exclama una señora para poner el colofón a su foto frente a Ferraz con las banderas de España y el PSOE. Otra sujeta una pancarta: «Pedro, aguanta; te queremos».
A un centenar de metros, bloqueados en la calle del Marqués de Urquijo, está la manifestación de la derecha (y extrema derecha), vigilados por un fuerte dispositivo policial que tiene tomada la calle Ferraz. Hay varias decenas con carteles llamando «corrupto» a Sánchez y muchas banderas de España. Al menos una de ellas es franquista.
Un señor discute con otro para afearle que esté ahí increpando a Sánchez. «¿Tú que votas?», le pregunta acalorado. «A Dios no le podemos votar, pero votamos al partido que más se aproxima», le replica el manifestante.
Este señor, con gorra y megáfono, ejerce de líder de la protesta y trata de levantar los ánimos para hacerse oír en la entrada de la sede del PSOE. No está teniendo fortuna en este momento. «Como sigamos así me voy a poner a rezar un padrenuestro», se queja.
Un grupillo empieza con los gritos de «ladrones» y pidiendo la «ilegalización» del PSOE. «Sánchez preso y no en el Congreso», suena con notable seguimiento de los manifestantes.
«Siempre he tenido libertad, también con Franco, y me falta desde que están éstos», señala una señora mayor que lleva la bandera de España como capa. Los ánimos se van calentando porque, según pasan los minutos, también se va a acercando más gente.
El Comité Federal hace tiempo que ha echado andar. Las dos protestas siguen encendidas. El show continúa, cada uno rezando a su dios.
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