<p><strong>Juan García-Gallardo</strong> abandonó sus cargos como representante de <a href=»https://www.elmundo.es/e/vo/vox.html»>Vox </a>porque, desde hacía tiempo, había «discrepancias graves» con la dirección del partido. El ex vicepresidente de Castilla y León reconoce ahora haber vivido «situaciones dantescas» y señala directamente a la cúpula de <strong>Santiago Abascal</strong>: «Algo pasa en Vox cuando no se cuida el capital humano, cuando tenemos los parlamentos divididos entre facciones, cuando hay un goteo de dimisiones. Hay alguien ahí que no está haciendo bien las cosas».</p>
Señala que su salida se debe a «discrepancias graves» con la cúpula de Abascal: «La reciprocidad y la lealtad nunca han sido de ida y vuelta, solo de vuelta»
Juan García-Gallardo abandonó sus cargos como representante de Vox porque, desde hacía tiempo, había «discrepancias graves» con la dirección del partido. El ex vicepresidente de Castilla y León reconoce ahora haber vivido «situaciones dantescas» y señala directamente a la cúpula de Santiago Abascal: «Algo pasa en Vox cuando no se cuida el capital humano, cuando tenemos los parlamentos divididos entre facciones, cuando hay un goteo de dimisiones. Hay alguien ahí que no está haciendo bien las cosas».
En la primera entrevista que concede tras abandonar el pasado lunes todos sus cargos institucionales, García-Gallardo ha cargado hoy en COPE contra la dirección de Vox, a la que acusa de poner «zancadillas» a sus dirigentes regionales. Ha llamado al partido a la reflexión, pues considera que si los de Abascal no crecen tanto como otros partidos de extrema derecha del continente es por el funcionamiento interno de la formación. «Hay que seguir el camino de [Giorgia] Meloni, pero eso no se consigue con un único liderazgo, se necesita un partido ancho», ha reivindicado, cargando contra la cúpula por imponer directrices y dificultar que los dirigentes tomen decisiones que favorezcan el arraigo territorial.
Respecto a los acontecimientos que se han producido en las últimas horas, García-Gallardo cree que la dirección de Vox está «tratando de intoxicar a los medios». Ha confirmado que su dimisión se produjo después de que Ignacio Garriga, número dos de Abascal, le amenazara con relevarle de sus funciones si no firmaba la expulsión de los dos procuradores castellanoleoneses díscolos con la cúpula de la formación -«[Garriga] está acostumbrado a tratar de esa manera a otras personas, pero yo no soy así, yo no cedo al chantaje»-. Sin embargo, desmintiendo lo que trasladaron desde Bambú -sede nacional de partido-, García-Gallardo ha señalado que su negativa a acatar esa instrucción llegada desde Madrid no fue el motivo que desencadenó su renuncia. «Eso fue solo la guinda del pastel, la gota que colmaba el vaso, pero venía de atrás».
«Son discrepancias estructurales, cuestiones organizativas de la relación del partido con sus cargos», ha explicado García-Gallardo, que ha señalado que desde 2023 viene arrastrando un «deterioro» en su «relación con el entorno del presidente [Abascal]«. Según ha apuntado el ex dirigente castellanoleonés, el origen de sus desencuentros con la cúpula se produce cuando, tras la polémica generada por el protocolo sobre el aborto que impulsó el partido regional en enero de 2023 -pretendía que las mujeres escucharan el latido fetal antes de abortar-, se le «apartó de las negociaciones directas para las cuestiones más relevantes» del Ejecutivo autonómico y la ejecución de ese protocolo dejó de ser una línea roja para Vox de cara a las negociaciones con el PP. «Luego se nos llena la boca hablando de principios, pero en ese momento a la dirección del partido no le importaron mucho los principios», ha denunciado.
García-Gallardo ha criticado que, desde aquel momento, el mando de las conversaciones con los populares castellanoleoneses lo tomó la cúpula nacional de Vox. «No tenía sentido que personas que no eran las elegidas fueran las que tuvieran contacto con el PP», ha reprochado. El ex dirigente hizo, poco después, un informe remitido a la dirección pidiendo «cambios en la forma de coordinación entre el partido a nivel nacional y quienes estaban en los gobiernos, pero fue infructuoso». «La reciprocidad y la lealtad nunca ha sido de ida y vuelta, solo de vuelta».
«No voy a permitir que se me ataque ni se me intente dejar como un traidor», ha afirmado, de nuevo con un dardo envenenado dirigido a Bambú. Cree que desde la dirección del partido se está «intoxicando a los medios» argumentando que él no estuvo de acuerdo con la determinación de salir de los gobiernos autonómicos. García-Gallardo ha reivindicado que él defendió «no transigir» con el PP y «ser consistente con la decisión» -aunque ello no quita que pudiera «discrepar»- y ha instado a Vox a «exhibir» las actas de aquella reunión del órgano de mando de la formación, al que pertenecía el castellanoleonés.
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