<p class=»ue-c-article__paragraph»>Cuando al Gobierno se le objeta el incremento constante de los impuestos, ya sea en su versión propagandística y selectiva (banca, eléctricas) como en la silenciosa y masiva (no deflactación del IRPF), siempre recuerda que su objetivo es alcanzar la presión fiscal de la UE. El argumento presenta varias brechas. Algunas son cuantitativas, como que el promedio europeo está contaminado por el enorme peso de Francia e Italia. Pero también existen las cualitativas. Un aumento de los ingresos y de los gastos públicos no siempre repercute en una mejora de la situación de los ciudadanos expresada a través de las rentas o de la calidad percibida por los servicios. España es un ejemplo palmario de esto último, como demuestran <strong>José Emilio Boscá (Fedea), Rafael Doménech (BBVA Research)</strong> en un informe de reciente publicación.</p>
Cuando al Gobierno se le objeta el incremento constante de los impuestos, ya sea en su versión propagandística y selectiva (banca, eléctricas) co
Cuando al Gobierno se le objeta el incremento constante de los impuestos, ya sea en su versión propagandística y selectiva (banca, eléctricas) como en la silenciosa y masiva (no deflactación del IRPF), siempre recuerda que su objetivo es alcanzar la presión fiscal de la UE. El argumento presenta varias brechas. Algunas son cuantitativas, como que el promedio europeo está contaminado por el enorme peso de Francia e Italia. Pero también existen las
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