<p>La obesidad es un problema globalmente extendido que afecta al 13% de la población mundial, según la <strong>OMS</strong>. En Estados Unidos, más del 40% de la población es obesa, y en 2030, uno de cada tres adultos en Europa lo será. Esta situación abre un amplio abanico de oportunidades para los inversores, con un mercado de tratamientos para esta patología que podría superar los 150.000 millones de dólares en la próxima década.</p>
El sector de terapias para la obesidad está experimentando un crecimiento acelerado impulsado por la alta demanda.
La obesidad es un problema globalmente extendido que afecta al 13% de la población mundial, según la OMS. En Estados Unidos, más del 40% de la población es obesa, y en 2030, uno de cada tres adultos en Europa lo será. Esta situación abre un amplio abanico de oportunidades para los inversores, con un mercado de tratamientos para esta patología que podría superar los 150.000 millones de dólares en la próxima década.
Según el World Obesity Atlas, el impacto económico del sobrepeso y la obesidad reducirá el PIB mundial en un 2,9% en 2035, una cifra significativa que subraya la urgencia de encontrar soluciones efectivas. Los factores que contribuyen a esta situación incluyen el sedentarismo, la alimentación poco saludable y, en algunos casos, la predisposición genética y los factores hormonales, todos los cuales intensifican la necesidad de tratamientos. A medida que envejecemos, la obesidad se convierte en un desafío aún mayor para la salud pública.
Un avance clave en este campo ha sido el desarrollo de medicamentos innovadores basados en análogos del GLP-1. Esta hormona, producida en el intestino delgado, regula el apetito y aumenta la saciedad. Fármacos como Wegovy, Saxenda y Ozempic han demostrado ser eficaces para reducir el peso corporal hasta entre un 15% y un 20% y mejoran los problemas de salud relacionados, como enfermedades cardiovasculares y diabetes. Estos medicamentos, inicialmente diseñados para la diabetes tipo 2, han cambiado la perspectiva de la obesidad, viéndola ahora como una enfermedad crónica que requiere tratamiento médico.
Por otro lado, además de los tratamientos basados en GLP-1, las terapias génicas y celulares prometen nuevas oportunidades a largo plazo, enfocándose en la modificación genética para tratar las causas subyacentes de la enfermedad.
Con una demanda en aumento y una innovación continua, esta industria representa una oportunidad atractiva para los inversores. Este mercado no solo ofrece rendimientos financieros, sino que también tiene un impacto positivo en la salud global.
En 2024, fabricantes como Stellantis, Volkswagen o Renault revisaron a la baja sus previsiones debido a la caída de la demanda de vehículos, especialmente en mercados clave como China y Norteamérica. Además, la transición hacia automóviles eléctricos se ha topado con obstáculos significativos: la infraestructura de recarga sigue siendo insuficiente, los costes de producción elevados y una fuerte presión regulatoria. Las matriculaciones de estos autos en la UE cayeron más de un 43% en septiembre del pasado año, una desaceleración preocupante.
La competencia internacional, especialmente la de fabricantes chinos, está presionando a las empresas europeas. Además, las estrictas normas ambientales europeas sobre emisiones de CO y la dependencia de componentes como las baterías de litio están aumentando los costes de producción, afectando a la rentabilidad de las empresas. Volkswagen, por ejemplo, redujo su beneficio en un 68% en el tercer trimestre de 2024 y planea cierres de fábricas y recortes de empleo y de salarios.
Por otro lado, la eliminación de incentivos públicos en varios países, como en Alemania, donde las ventas de vehículos eléctricos cayeron un 37% en julio, ha dificultado aún más la compra de estos autos. El precio de los eléctricos europeos, con un promedio de 60.000 euros frente a los 31.000 euros de los modelos chinos, limita su accesibilidad. Mientras tanto, los fabricantes asiáticos ejercen presión sobre la manufactura europea con avances hacia modelos más asequibles y tecnologías innovadoras.
Mantenemos una perspectiva cautelosa sobre el sector. La creciente competencia internacional, la hiperregulación, los altos costes y los elevados precios finales dificultan la transición hacia coches totalmente eléctricos. La baja demanda sugiere que los beneficios por acción seguirán siendo débiles en 2025. A no ser que te llames Ferrari.
*Virginia Pérez, directora de Inversiones de Tressis.
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