<p>Joaquín Duato (Valencia, 1962) se prodiga poco en los medios. Este valenciano afincado en EEUU lidera desde 2022 Johnson & Johnson (J&J), una de las mayores compañías de salud a nivel mundial, y prefiere ceder el foco a los logros de la firma. Su singularidad en el sector reside en su amplitud, al comercializar desde tratamientos biológicos punteros (como Concerta, contra el TDAH o Darzalex, contra el mieloma múltiple), hasta dispositivos para cirugía robótica y productos de autocuidado. «Somos únicos en el sector, ya que nos centramos tanto en los productos farmacéuticos como en la tecnología médica», puntualiza Duato, que recibe a Actualidad Económica en la sede de J&J en Madrid. «Hace mucho que no venía aquí, desde 2022», confiesa.</p>
Desde el otro lado del Atlántico, el directivo de origen valenciano pone deberes para que el viejo continente recupere competitividad. Al tiempo que señala las oportunidades de la IA en el desarrollo clínico
Joaquín Duato (Valencia, 1962) se prodiga poco en los medios. Este valenciano afincado en EEUU lidera desde 2022 Johnson & Johnson (J&J), una de las mayores compañías de salud a nivel mundial, y prefiere ceder el foco a los logros de la firma. Su singularidad en el sector reside en su amplitud, al comercializar desde tratamientos biológicos punteros (como Concerta, contra el TDAH o Darzalex, contra el mieloma múltiple), hasta dispositivos para cirugía robótica y productos de autocuidado. «Somos únicos en el sector, ya que nos centramos tanto en los productos farmacéuticos como en la tecnología médica», puntualiza Duato, que recibe a Actualidad Económica en la sede de J&J en Madrid. «Hace mucho que no venía aquí, desde 2022», confiesa.
Hace una semana acaparó todos los focos en la gala donde recibió el premio al Empresario del Año que entrega la Cámara de Comercio España-Estados Unidos y allí recordó el «ingenio estadounidense» de los hermanos Johnson, que crearon unos suministros quirúrgicos estériles para evitar infecciones hace 140 años. De aquel germen, hoy existe un gigante centrado en seis áreas: oncología, inmunología, neurociencia, cardiovascular, cirugía y visión. Espera cerrar el año con una facturación de unos 93.000 millones (los últimos resultados afloran unos ingresos de 24.000 millones de dólares sólo en el tercer trimestre), ha invertido más de 55.000 millones en innovación para los próximos cuatro años y da trabajo a unas 138.000 personas en todo el mundo (1.500 en España).
Pocos pueden decir que conocen tan bien esta compañía como él. Lleva más de 36 años en ella y ha llegado a la cumbre poco a poco (poc a poc, como dicen en su tierra). «En todo ese tiempo, aprendes a cómo manejar mejor los problemas, cómo poder estar más centrado, tener las prioridades más claras y que las cosas no te hagan salir del camino que tú quieres», así resume su dilatada trayectoria dedicada al sector de la salud. Duato es uno de los ejecutivos españoles más influyentes del mundo, el octavo CEO en la historia de J&J y el «primero con doble nacionalidad española y estadounidense», destaca. También presume del Credo de la compañía: «Son valores que ya hemos interiorizado». Para el empresario, formado con un MBA en Esade (1985) y en la International Management por la Thunderbird School of Global Management, es «más que una simple brújula moral. Es una fórmula para el éxito empresarial».
Ese Credo, que resume la pasión por la medicina que heredó de su familia, pero también aspectos empresariales, está en la entrada de todas las sedes de la compañía. Duato lo mira con orgullo mientras posa para esta entrevista.
- Tras el Covid, que fue para toda la industria un punto de inflexión, el marco geopolítico actual ha devuelto a las empresas de salud a la primera línea.
- La industria de la salud tiene dos vertientes. Una, que es colaborar, curar enfermedades y problemas de salud que tienen un impacto muy grande en la sociedad en todo el mundo, como, por ejemplo, el cáncer o la demencia. Y la otra, que también es un motor económico para muchos países, porque la economía de la salud y las industrias relacionadas con la biotecnología y la tecnología médica forman parte de la porción más avanzada de la economía y todos los países quieren tener un tejido industrial en esa área.
- En el caso de J&J, ya no solo es una farmacéutica, sino que también ha incorporado toda la parte de tecnología y dispositivos que vuelven a estar en primera línea.
- Somos una compañía especial en el sentido de que somos la única que combina tanto la tecnología y la ingeniería como la parte farmacéutica y de biotecnología. No hay otra que tenga el tipo de amplitud que tenemos, desde la robótica en la cirugía hasta la terapia celular. Y eso nos permite tener un impacto mayor en diferentes enfermedades.
- ¿Esa amplitud de negocios les protege frente a los vaivenes políticos?
- En 140 años hemos pasado por múltiples ciclos económicos y políticos y el convencimiento que tenemos es que lo que importa al fin y al cabo para una empresa como nosotros es en qué medida podemos desarrollar innovaciones que tengan un impacto en los pacientes. El resto de las cosas son temporales. Lo que realmente te da la orientación y el éxito a largo plazo es poder tener innovaciones que tengan un impacto en los pacientes y que signifiquen un cambio en la vida de muchos de ellos, algunas veces salvando vidas y otras veces mejorando su situación.
- Pero se acusa de que las reglas del juego no son las mismas a un lado y otro del Atlántico. La Administración de Donald Trump tiene unas normas y la Europa de los 27, otras. Y los incentivos no son los mismos allí que aquí.
- Cierto. La innovación en medicina, tanto desde el punto de vista de tecnologías médicas como desde la de farmacia, requiere una serie de elementos que trabajan juntos. Requiere que haya universidades, centros de investigación y hospitales que sean los que hagan los descubrimientos médicos. Para que éstos se hagan más grandes y se puedan escalar se precisa que haya inversores que quieran invertir en la parte de medicina y un mercado de capitales que invierta. Luego, al mismo tiempo, también requiere que haya un mercado interior que reconozca la innovación para que estos inversores quieran apostar por las ciencias de la vida (Life Sciences).
«Los aranceles en nuestro sector aún están por definirse. Ya veremos lo que sucede al final»
- Entonces, ¿quién cumple con estos tres elementos tiene más éxito?
- EEUU es un entorno que combina estos tres elementos: la parte científica, con el mercado de capitales y el mercado interior que da una recompensa a esas inversiones. Eso hace que, desde el punto de vista de las compañías de salud, EEUU tenga un liderazgo mundial y, como consecuencia, también las compañías americanas. Efectivamente, hay cambios geopolíticos en nuestro terreno que debemos contemplar. China es un país que está invirtiendo mucho en salud, tanto en tecnología médica como en la parte de biotecnología; está presentando avances, aún no al nivel de EEUU, pero que empiezan a tener más importancia.
- ¿Cómo queda el viejo continente en este momento? ¿Y España?
- España, como parte de Europa, tiene gran talento, desde el punto de vista médico y científico. España, por ejemplo, es el país en nuestra compañía en el que hacemos más ensayos clínicos en Europa y tiene en muchas áreas terapéuticas centros de excelencia a nivel mundial. Y algunos de los jefes del departamento de estos centros de excelencia son los investigadores principales en algunas de nuestras líneas de investigación más avanzadas. Desde este punto de vista, España y Europa cuentan con gran potencial científico.
- ¿Qué elemento clave falta en la ecuación en Europa?
- Tiene un mercado de capitales menos amplio que el de EEUU y, al mismo tiempo, luego tiene un mercado interior que es diferente al americano, que crea problemas de acceso a los medicamentos y hace que las terapias tarden más tiempo en llegar a los pacientes. Creo que Europa y España, para mejorar, tienen que enfocarse en un mercado de capitales más abierto y en mejorar el acceso a las terapias innovadoras.
- ¿Qué repercusiones podrán tener las políticas arancelarias del gobierno de Donald Trump?
- Los cambios arancelarios en nuestro sector aún están por definirse, o sea que es difícil comentar cómo nos van a impactar. Ya veremos lo que al final sucede. En general, después del covid-19, todas las empresas en todos los sectores repensaron cómo era su cadena de producción con la idea de tener la seguridad de poder tener continuidad en diferentes escenarios. Entonces, creo que es lo que se está viendo ahora. Todas las empresas, incluyendo a las de nuestro sector, tenemos que pensar en nuestra cadena de producción de manera que en cualquier momento podamos dar continuidad a nuestro suministro para que los pacientes puedan seguir teniendo los dispositivos médicos y las medicinas que tenemos. Nuestras cadenas de producción en general suelen ser globales, o sea, combinan diferentes aspectos en diferentes sitios, dependiendo de las habilidades que tengan esos países. Aún está por ver cómo la situación al final evoluciona, porque lo lógico en el sector de la salud y en otros sectores es tener mayor capacidad de poder sobrellevar diferentes shocks como el que tuvimos en pandemia y tener la seguridad de que podemos darle continuidad a nuestro suministro.
- La ciencia avanza sin importar los obstáculos económicos, ni políticos. En alguna ocasión ha dicho que estamos ante un nuevo ciclo de innovación médica y eso nos sitúa ante uno de los mayores retos porque en los últimos años se han dado muchísimos más avances que en el siglo anterior. ¿Cómo se afronta?
- La velocidad y la cantidad de innovación se ha acelerado de forma muy significativa y por eso a veces digo que igual vemos más avances en la próxima década que los que hemos visto en los últimos 100 años. Se trata de una combinación de los avances en entender mejor el origen de las enfermedades en biología básica, al mismo tiempo combinados con tecnologías que hacen que podamos analizarlo todo. El sector de la salud es muy rico en datos, cantidades ingentes. Todas esas tecnologías aplicadas a los dispositivos médicos los hacen más inteligentes. En conjunto, eso va a hacer que encontremos más dianas terapéuticas en la parte farmacéutica y en la parte de tecnología, que hagamos que todos los dispositivos médicos sean más inteligentes. Por ejemplo, los que utilizamos en la cirugía robótica, que mejoren sus resultados y la calidad de vida de los pacientes.
- ¿Cuáles son los avances que marcan puntos de inflexión?
- Ya estamos viendo cómo en algunas patologías que ahora se consideran incurables, estas pueden convertirse en enfermedades semicrónicas. En algunas áreas, por ejemplo, como es el mieloma múltiple (donde estamos muy enfocados), la esperanza de vida de los pacientes con la combinación de terapias ya excede los 10 años. En pacientes sin ninguna otra opción, hasta un tercio de ellos están viviendo sin enfermedad más de cinco años con una sola administración de terapia celular. Trabajamos por extender la vida a los pacientes en el cáncer de una forma muy significativa. Lo estamos haciendo también en el cáncer de pulmón, donde tenemos recientemente aprobada por la EMA (Agencia Europea del Medicamento) una modalidad sin quimioterapia y estamos en proceso de luz verde también en España. Además, tenemos anticuerpos biespecíficos y radioconjugados, que hacen que lleves la radioterapia directamente a la célula cancerosa.
«La combinación de las tecnologías médicas y los medicamentos es menos del 20% del presupuesto en salud»
- Pero aún hay avances que se resisten, como en las neurodegenerativas, como el alzhéimer. ¿Cuáles son los planes de su compañía aquí?
- El área de neurociencias es importante para Johnson & Johnson. Tal vez es el área que necesita de más desarrollo, porque la comprensión de los mecanismos en el cerebro está más atrasada que en otras patologías. Sus avances vendrán de la mano de la capacidad que tenemos de analizar cantidades ingentes de datos. Esto nos va a ayudar a encontrar más dianas terapéuticas, utilizar más modalidades y es probable que veamos evoluciones muy favorables en el tratamiento de la demencia y el alzhéimer, que es tan importante para la parte social.
- Cuando la gente piensa en J&J no lo asocia tanto al desarrollo de tecnología. ¿Cuáles son sus puntas de lanza aquí?
- Aquí hablamos de los dispositivos que acompañan a los médicos en los quirófanos, como la robótica. Los cirujanos que se enfrentan a diferentes procedimientos van a necesitar mejoras en sus capacidades de visualización, por ejemplo, en las cirugías mínimamente invasivas para poder ver lo que está haciendo en tres dimensiones y poder controlar los instrumentos a través del joystick. Nosotros tenemos mucho desarrollo en este ámbito.
- De nuevo esto nos trae a la necesidad de inversión económica: estos avances hay que pagarlos, financiarlos. ¿Cómo se asume este reto?
- Hay que ver el efecto desde el punto de vista general. Por ejemplo, si escojo el ejemplo de la demencia: sus costes sociales son enormes. Si tuviéramos medicamentos o intervenciones con tecnologías médicas que evitaran su progresión, tendría un impacto social muy considerable. Efectivamente, los tratamientos y las terapias costarían, sí, pero al mismo tiempo tendrías ahorros desde el punto de vista social muy considerables y una mejora muy significativa en la calidad de vida de los pacientes. Todo hay que verlo de forma relativa. La combinación de las tecnologías médicas y los medicamentos representa menos del 20% del presupuesto en salud. Hay otros muchos elementos que tienen impacto en el coste de la salud en general.
- ¿Qué papel va a jugar en el área de salud la inteligencia artificial?
- Será más fácil diseñar algoritmos en la búsqueda más precisa y ágil de nuevas moléculas y dianas. Es probable que eso también nos ayude a optimizar nuestra investigación, especialmente en el descubrimiento, la parte inicial del desarrollo. Cuando llevemos alguna molécula para que se vaya a probar en pacientes es muy probable que tengamos un porcentaje de éxito mayor: que sus efectos sean los deseados y tenga una menor toxicidad. Además, cuando desarrollas un fármaco, por ejemplo, la mayor parte del coste económico no está en la fase inicial de hallazgo, sino en el desarrollo clínico cuando haces los diferentes ensayos ya en pacientes. Esto probablemente se puede optimizar también con la inteligencia artificial, identificando mejor dónde están los pacientes, cuáles son los centros que van a reclutar mejor… La IA, yo creo que va a ayudar a acelerar el desarrollo clínico. Tengo mucha fe en que va a suponer una aceleración y que las compañías, los hospitales, el diagnóstico precoz y muchísimos otros aspectos de la sociedad se van a beneficiar de ello.
- Este año, expirarán las patentes en EEUU de dos de sus medicamentos más exitosos recientes: Stelara y Simponi (sus ventas alcanzaron los 7.800 millones de dólares en 2024). ¿Qué nuevos esfuerzos o productos podrían reemplazarlos?
- Este reemplazo es normal dentro de la industria farmacéutica: medicamentos con patente son sustituidos por genéricos. Esto hace que el mecanismo industrial y económico funcione, porque las patentes duran un periodo de tiempo y a partir de ahí hay una caída de precio muy significativa con los genéricos o, en el caso de biológicos, los biosimilares. Así, los gastos en farmacia se mantienen estables.
- ¿Cuáles serán sus sustitutos?
- En el portafolio de nuevos medicamentos tenemos al menos 20 terapias nuevas que pensamos enviar para su aprobación en los próximos cinco años. Este es nuestro recambio. En la industria de la salud todo es innovación cada década con la pérdidas de las patentes. Esto fuerza también a que haya más inversiones.
- Entonces, ¿habrá nuevas inversiones tanto en EEUU como en Europa a corto plazo?
- Ya hemos anunciado un plan de inversiones en EEUU especialmente porque, saliendo del Covid, teníamos el objetivo de poder tener la capacidad de fabricar en nuestras regiones más importantes los medicamentos que consumimos y hemos anunciado un plan de inversiones en EEUU [55.ooo millones de dólares durante los próximos cuatro años a través de la reciente firma de la Ley One Big Beautiful Bill]. En Europa seguiremos invirtiendo, por supuesto. Pero Europa, no solamente con J&J, tiene que pensar en los aspectos que comentaba antes: tiene que crear unas condiciones para que haya más inversores que quieran invertir. Y eso pasa también por tener un mercado que facilite el acceso de los medicamentos más rápidamente.
- Una de las preguntas que les hacen a sus empleados cada año es si seguirán en la empresa al siguiente. ¿Cuánto tiempo se ve al frente de J&J? ¿Cuál sería su legado?
- En general, más del 90% de los empleados de J&J globalmente dice que se quedaría. Obviamente son encuestas anónimas. Yo me quedo. Para mí es un orgullo ser el CEO, este será mi cuarto año; mis predecesores han estado bastante más tiempo. Me gustaría ser testigo de que pudiéramos traducir algunos de los avances en terapias que van a solucionar problemas en el cáncer y la demencia de forma significativa.
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