<p>Una bandera pirata de un manga japonés como símbolo de resistencia, desafío y libertad. Una calavera caricaturesca con <strong>sombrero de paja </strong>sobre una pancarta negra que ha saltado del fandom a distintas realidades asiáticas agitadas por el caos, la opresión, la corrupción y el desempleo. <strong>El fenómeno de </strong><i><strong>One Piece</strong></i><strong>,</strong> como ocurrió en su día con las máscaras de <i>V de Vendetta </i>o de <i>La casa de papel</i>, o con el saludo de los tres dedos de la saga <i>Los Juegos del Hambre</i>, va allá de los cómics y de las pantallas para convertirse en un distintivo de descontento popular.</p>
Las tibias y la calavera (tocada con un sombrero de paja) de la obra de Eiichiro Oda encabezan las protestas contra la corrupción en Japón, Corea, Filipinas y Nepal
Una bandera pirata de un manga japonés como símbolo de resistencia, desafío y libertad. Una calavera caricaturesca con sombrero de paja sobre una pancarta negra que ha saltado del fandom a distintas realidades asiáticas agitadas por el caos, la opresión, la corrupción y el desempleo. El fenómeno de One Piece, como ocurrió en su día con las máscaras de V de Vendetta o de La casa de papel, o con el saludo de los tres dedos de la saga Los Juegos del Hambre, va allá de los cómics y de las pantallas para convertirse en un distintivo de descontento popular.
Fueron los jóvenes japoneses los primeros que, a pequeña escala, ondearon el año pasado esta versión de la tradicional bandera Jolly Rogers, en las protestas contra los escándalos de financiación irregular que sacudían a su Gobierno. Después, en Corea del Sur, algunos manifestantes también las sacaron a pasear durante las masivas marchas contra el ex presidente Yoon Suk Yeol, quien decretó una efímera ley marcial que, durante unas horas, devolvió a esta vibrante democracia asiática a un oscuro pasado marcado por regímenes militares.
Este verano, la icónica bandera pirata volvió a aparecer en Indonesia. Un grupo de camioneros, cabreados por nuevas restricciones sobre vehículos con exceso de carga, respondieron sacando este estandarte de dibujos animados a un llamamiento del presidente del país para que la gente ondeara la bandera nacional de cara al Día de la Independencia.
La Jolly Rogers del manga y anime fue vista después durante una marcha anticorrupción en universidades de Filipinas y, a principios de septiembre, también se convirtió en uno de los símbolos del histórico levantamiento juvenil en Nepal. Incluso hace unos días, en Francia, algunos universitarios portaron esta bandera durante las protestas que se han extendido por varias partes del país contra los recortes presupuestarios.
Los movimientos juveniles han vuelto a recurrir a la cultura popular para expresar su indignación contra los gobernantes. Ahora, la corriente abraza la bandera de la variopinta tripulación de Monkey D. Luffy, el protagonista de One Piece, quien surca los mares persiguiendo un legendario tesoro que lo llevaría a convertirse en el rey de los piratas. Luffy presenta la calavera con sombrero de paja como una declaración de rebeldía y de libertad para vivir según sus propios ideales frente a las reglas establecidas por un régimen distópico.
El padre de One Piece es el mangaka -creador de cómics- Eiichiro Oda, quien nunca muestra su rostro en las entrevistas que concede. «Es extremadamente reservado y no permite que le fotografíen la cara», señalaba The New York Times tras un encuentro en Japón con el autor. En su país, Oda sí que ha aparecido en varios programas de televisión, donde siempre impone una condición para preservar su anonimato: que su rostro sea sustituido en pantalla por el dibujo de un pez.
Toda una generación ha crecido con One Piece, publicado por primera vez en 1997. Los más fieles han devorado un manga con más de 515 millones de copias en circulación por 61 países. Es al serie más vendida de la historia. Mientras, otros muchos millones de seguidores han seguido su serie de animación, que ya suma más de 1.000 capítulos emitidos.
En 2023, Netflix estrenó con mucho éxito la primera temporada del live-action, con un divertido Luffy interpretado por el actor mexicano Iñaki Godoy. La serie alcanzó el puesto número uno de la plataforma en 84 países poco después de su estreno, sumando en su primera semana 140 millones de horas visualizadas. En general, la adaptación fue bien recibida por la crítica. La segunda temporada llegará en 2026.
En las recientes protestas masivas en Katmandú, la capital de Nepal, la bandera de One Piece se viralizó en las redes sociales occidentales junto con mensajes que hacían un llamamiento a los jóvenes a salir a las calles después de que el Gobierno de ese país tomara la decisión de bloquear precisamente la mayoría de estas redes sociales. Plataformas como Facebook y YouTube habían sido durante varias semanas los canales utilizados por los jóvenes y adolescentes de la llamada Generación Z para denunciar la lujosa vida de la élite política de un país salpicado por la extrema desigualdad y el desempleo.
La calavera con sombrero de paja -que es el que lleva Luffy en el manga- también apareció estampada en algunas camisetas que llevaban los nepalíes que protagonizaron fuertes enfrentamientos con los policías antidisturbios. «El mundo corrupto de One Piece refleja nuestro país actual. Es hora de alzarnos y rebelarnos», señalaba uno de los mensajes compartidos entre los jóvenes de Nepal que saltaron a las calles para defenderse de lo que denunciaban como una campaña de los políticos corruptos contra la libertad de expresión y en favor de su impunidad.
En la última década, mucho antes de la irrupción de la bandera de One Piece como símbolo de resistencia y rebeldía, en varios países de Asia, sobre todo en el Sudeste del Pacífico, uno de los gestos más habituales contra la tiranía en la región era el saludo de los tres dedos de la saga Los Juegos del Hambre. Los primeros en adoptarlo fueron los manifestantes en Tailandia durante el golpe militar de mayo de 2014, seguidos de los movimientos pro democracia de Hong Kong en 2019 y de las marchas en Filipinas de 2020 que se oponían a la guerra contra las drogas del ex presidente Rodrigo Duterte.
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