<p>La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (<strong>OCDE</strong>) ha rebajado dos décimas la <strong>previsión de crecimiento</strong> del PIB para España, al<strong> 2,4% </strong>para este año, por el impacto de la guerra comercial, y ha recomendado al país que lleve a cabo una <strong>subida de impuestos </strong>y una mejora de la eficiencia del gasto para consolidar sus cuentas públicas. </p>
Para consolidar las cuentas públicas aconseja ampliar la base impositiva del IVA, subir los impuestos medioambientales y mejorar la eficiencia del gasto público
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha rebajado dos décimas la previsión de crecimiento del PIB para España, al 2,4% para este año, por el impacto de la guerra comercial, y ha recomendado al país que lleve a cabo una subida de impuestos y una mejora de la eficiencia del gasto para consolidar sus cuentas públicas.
«La ampliación gradual de la base impositiva del IVA, el aumento de los impuestos medioambientales y la mejora de la eficiencia del gasto público apoyarían los esfuerzos de consolidación y crearían espacio para el crecimiento», recoge la organización en el documento, en el que prevé que el déficit público se reduzca desde el 3,2% en 2024 al 2,8% del PIB este año y al 2,3% el próximo, una corrección que estará impulsada por el lado del denominador, es decir, por el mayor crecimiento económico más que por el lado de contención del gasto y/o mejora de ingresos. Por su parte, la deuda pública sobre el PIB también mostrará un descenso y abandonará la cota del 100% en 2026. En concreto, este año se situará en el 100,4% del PIB y el que viene se quedará en el 99,3%.
La organización recuerda a España que sigue siendo «esencial» proseguir en la consolidación de las cuentas públicas para que la deuda pública bruta se sitúe a la baja, se cumplan las reglas fiscales de la UE y se haga frente a las «presiones sobre el gasto derivadas del envejecimiento de la población y la transición ecológica».
Ensanchar la base impositiva del IVA requeriría reducir el número de productos que están gravados en España con el tipo reducido (10%) y superreducido (4%), algo que ha solicitado en varias ocasiones la Comisión Europea, mientras que elevar los impuestos medioambientales incluiría, por ejemplo, endurecer la fiscalidad sobre los carburantes o aplicar medidas como por ejemplo los peajes sobre carreteras, tantas veces pospuestas por el Ejecutivo y que, en el primer caso, están ligadas a próximos desembolsos de los fondos europeos en el marco del Plan de Recuperación.
Respecto al crecimiento económico, que sitúan en el 2,4% este año y en el 1,9% el próximo, creen que «estará impulsado por la demanda interna con un consumo respaldado por la solidez del mercado laboral, el aumento de la renta real y la caída de la inflación. Se espera que la inversión aumente en 2025-26 gracias a la reducción de los costes de financiación y a la aplicación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. El crecimiento de las exportaciones se ralentizará, reflejando la debilidad de la demanda de los socios comerciales, la creciente fragmentación del comercio y la crisis financiera», recoge la institución en su informe.
El Ministerio de Economía ha celebrado que «España vuelva a ser la economía desarrollada que más crezca en 2025, a pesar del impacto del shock comercial». El avance de España será superior al de la media de la zona euro, del 1% este año y el 1,2% el que viene, y también superará el de Alemania (-0,4% en 2025 y 1,2% en 2026), el de (Francia -0,6% y 0,9%) y el de Italia (-0,6% y 0,7%). El crecimiento español no superará a la media de toda la OCDE, del 2,9% en cada uno de los ejercicios.
Las proyecciones de la OCDE son inferiores a los cálculos del Gobierno, que espera un crecimiento del 2,6% este año y del 2,2% el que viene.
«En un contexto internacional marcado por la revisión a la baja de las previsiones económicas a nivel mundial por la incertidumbre y el impacto del nuevo entorno comercial internacional, España seguirá siendo liderando el crecimiento entre las principales economías europeas. Un crecimiento que se mantendrá elevado en 2026, impulsado ambos años por el consumo privado, la creación de empleo y el mayor dinamismo de la inversión. Asimismo, durante estos años seguirá reduciéndose el déficit y la deuda pública, en línea con el compromiso de responsabilidad fiscal del Gobierno», han señalado fuentes oficiales de la cartera de Carlos Cuerpo.
Aún así, la OCDE advierte de que los riesgos están sesgados a la baja (es decir, es probable que se materialicen y ralenticen el crecimiento aún más). Entre ellos destacan la escalada de tensiones geopolíticas y comerciales, la imposición de aranceles por parte de EEUU, el endurecimiento de la política monetaria del BCE y el aumento de la incertidumbre.
«Se espera que el crecimiento de las exportaciones se ralentice debido a la debilidad de la demanda de los principales socios comerciales y a la reciente imposición de un arancel estadounidense efectivo del 10% sobre los productos de la UE y de tipos sectoriales de hasta el 25% sobre los automóviles y el acero. Aunque España es menos activa en estos sectores que otros países de la UE, las exportaciones de maquinaria y productos agroalimentarios pueden seguir viéndose afectadas. La inflación general alcanzará el 1,9% en 2026, favorecida por la bajada de los precios de los alimentos y la energía y las limitadas presiones salariales. Los riesgos a la baja siguen siendo elevados, en particular por la escalada de las tensiones geopolíticas y comerciales, que podrían frenar aún más la demanda exterior, aumentar la incertidumbre y retrasar las inversiones vinculadas al Plan de Recuperación«, alertan.
En cuanto a la inflación, la OCDE prevé que baje una décima este año respecto a las anteriores proyecciones, hasta el 2,4%, y dos décimas el que viene, para quedarse en el 1,9%. El organismo explica el descenso por la bajada de los precios de los alimentos y la energía y la limitación de las presiones salariales. La inflación subyacente -medida como en Europa, es decir, excluyendo alimentos, energía, alcohol y tabaco- se situará en el 2,3% este año y el 2% el que viene.
La tasa de paro se situará en el 10,7% este año y el 10,1% el que viene, acercándose al objetivo del Gobierno de dejarla por debajo de los dos dígitos.
Aunque la OCDE no hace mención expresa a Donald Trump y sus políticas en el informe, la economía estadounidense es la que sufre el mayor recorte en sus previsiones de crecimiento. En esta ocasión, han vuelto a revisar sustancialmente a la baja sus estimaciones y ahora anticipan un crecimiento del PIB este año del 1,6%, frente al anterior 2,2%, mientras que para 2026 anticipa una expansión del 1,5%, una décima peor de lo esperado previamente.
Por su parte, la economía de China también crecerá algo menos de lo estimado previamente, si bien el impacto de la guerra arancelaria es mucho más limitado: la OCDE ahora contempla una expansión del PIB del 4,7% en 2025 y del 4,3% en 2026, en ambos casos una décima menos.
A nivel mundial, las nuevas proyecciones de la OCDE implican una revisión a la baja de las expectativas de crecimiento, que bajan hasta el 2,9% en 2025 y también 2026, cuando previamente la organización anticipaba una expansión del 3,1% este año y del 3% el siguiente.
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