La entrada de una escasa ayuda humanitaria a la población de Gaza continúa afrontando numerosos obstáculos y la ONU ha señalado este sábado directamente al Gobierno de Benjamín Netanyahu como responsable. La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) del organismo internacional ha acusado a las autoridades israelíes de “impedir” su labor de manera intencionada. “Parece que la voluntad de Israel es no facilitar una respuesta humanitaria eficiente”, ha denunciado Jonathan Whittall, director de esa agencia en Palestina. La protesta tiene lugar el mismo día en el que multitudes desesperadas por el hambre han saqueado 86 camiones con carga humanitaria en el interior del enclave, donde fuentes locales aseguran que la mayoría de la población no ha notado la reapertura limitada del flujo humanitario.
Los saqueos para lograr comida se propagan en la Franja. Hamás aceptaría liberar a rehenes en un alto el fuego, pero en su propuesta insiste en el fin de la guerra y la retirada israelí del enclave
La entrada de una escasa ayuda humanitaria a la población de Gaza continúa afrontando numerosos obstáculos y la ONU ha señalado este sábado directamente al Gobierno de Benjamín Netanyahu como responsable. La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) del organismo internacional ha acusado a las autoridades israelíes de “impedir” su labor de manera intencionada. “Parece que la voluntad de Israel es no facilitar una respuesta humanitaria eficiente”, ha denunciado Jonathan Whittall, director de esa agencia en Palestina. La protesta tiene lugar el mismo día en el que multitudes desesperadas por el hambre han saqueado 86 camiones con carga humanitaria en el interior del enclave, donde fuentes locales aseguran que la mayoría de la población no ha notado la reapertura limitada del flujo humanitario.
Los bombardeos israelíes sobre el territorio persisten y las autoridades gazatíes registraron más de 60 víctimas mortales durante el sábado, mientras la opción de un alto el fuego sigue en el aire. La milicia islamista Hamás ha emitido este sábado su respuesta a la propuesta de tregua planteada por la Casa Blanca, que Israel ya había aceptado de manera pública. El grupo palestino anuncia su predisposición a liberar a 10 rehenes israelíes vivos y 18 muertos, pero reitera su exigencia de garantías para el fin de la guerra y la retirada israelí de la Franja, algo que la propuesta de Washington no incluía y sobre lo que ya ha expresado su rechazo.
El 18 de mayo, Israel anunció que levantaba el bloqueo absoluto que imponía sobre la Franja. La decisión, alentada por EE UU, ponía fin a dos meses y medio en los que las autoridades israelíes no permitieron ni la entrada de una botella de agua o saco de harina en el enclave. Una fundación privada al margen de la ONU, impulsada por Israel y EE UU, gestiona desde hace poco más de una semana parte de la limitada ayuda que llega a Gaza. Voces humanitarias denuncian que ese mecanismo no cumple con los estándares humanitarios. A pesar de ello, Gaza sigue padeciendo un goteo de muertes por desnutrición. Toda la población de la Franja (2,1 millones de personas) está en riesgo de inseguridad alimentaria grave, según alertó hace unos días la OCHA.
En un comunicado, esta agencia de la ONU ha responsabilizado a Israel de buena parte de los “obstáculos” a los que se enfrenta para distribuir sus suministros. Lamenta “retrasos” en la recepción de los permisos por parte de las autoridades israelíes y denuncia que le ofrecen “rutas inapropiadas” para transportar la mercancía, algo que compromete la misión. “Nos enfrentamos a multitudes desesperadas que saquean parte de nuestra carga”, ha explicado Whittall, que ha concluido: “Nuestro trabajo es obstruido”.
La noche del viernes, el jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, se había expresado en unos términos similares: “La actual hambruna masiva se puede evitar. Solo hace falta voluntad política”.
En medio de la escasez surge la desesperación. Amjad Shawa, director de la red de ONG palestinas que actúan en Gaza, confirmó a este periódico que multitudes hambrientas han saqueado en el enclave 86 camiones durante el sábado. La mayoría de ellos, dice, portaban harina. El asalto lo lanzaron civiles que frenaron los vehículos y clanes armados. “Estoy en contra de estas bandas y de los asaltos armados. Esto es un crimen”, ha explicado Shawa desde el enclave: “Pero al mismo tiempo lo puedo entender. La gente se está muriendo de hambre, podemos ver el dolor de los niños a causa de la desnutrición. Llevar algo de pan a sus niños les salva la vida”.
Shawa cifra las necesidades gazatíes en 600 camiones diarios de comida, medicinas y combustible, algo que comparten representantes de la ONU. Recuerda que ese flujo existía durante la corta tregua que terminó en marzo, así como antes del conflicto. El director humanitario denuncia que la ayuda que ha entrado en Gaza desde el anuncio israelí para su reanudación “no es ni una gota en el océano”. Desde el 19 de mayo, cuando se reabrió la entrada de ayuda, hasta el día 29, más de 840 camiones recibieron luz verde para acceder al enclave. Según los registros de Shawa, los que realmente accedieron fueron 590. De ellos, solo 192 pudieron avanzar hacia los puntos de distribución, llegando a las manos de los gazatíes.
El sonido de los aviones de guerra queda registrado en los mensajes de voz de Shawa. La ofensiva israelí ha dejado al menos 60 víctimas mortales en 24 horas, según las autoridades sanitarias gazatíes. Como en jornadas anteriores, al menos dos de ellas fallecieron mientras buscaban comida en uno de los puntos de reparto del nuevo mecanismo apoyado por EE UU, al que el conjunto del campo humanitario considera una extensión de la operación militar israelí.
Hamás exige que la tregua garantice el fin de la guerra
Mientras, Hamás ha evitado rechazar de manera frontal el plan para una tregua lanzado por EE UU y aceptado por Israel. La milicia acepta la entrega de rehenes, pero ha añadido enmiendas fundamentales a la propuesta.
La oferta que está encima de la mesa es la última versión de la proposición de Steve Witkoff, enviado especial de la Casa Blanca en Oriente Próximo y que incluye la liberación por parte de Hamás de 10 rehenes vivos y 18 rehenes muertos en dos fases (quedan 59 en la Franja) a cambio de un alto el fuego de 60 días.
A diferencia de anteriores planes que disgustaron al Gobierno israelí, este texto no contempla garantías para un fin de la guerra ni tampoco para la retirada israelí del enclave, algo que Hamás pide que se rectifique. En su respuesta, afirma que desde el “enorme sentido de la responsabilidad hacia el sufrimiento” de la población, persigue “el alto el fuego permanente, la retirada completa [del ejército israelí] de la Franja y asegurar el flujo humanitario [hacia el enclave]”.
La petición de los palestinos constituye una contrapropuesta sobre la que el primer ministro israelí se ha pronunciado la noche del sábado. Netanyahu ha afirmado que Hamás “mantiene su rechazo” y que Israel “continuará su acción en Gaza para la devolución de los rehenes y la derrota de Hamás”.
Witkoff, que ejerce de mediador, se ha anticipado a los israelíes y ha expresado en redes sociales que ve “inaceptable” la respuesta de Hamás: “Solo nos hace retroceder”.
Sucesivas rondas negociadoras desde finales de 2023, tras el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre y la ofensiva que desataron los israelíes, han acabado en un callejón sin salida. El Gobierno israelí quiere el exilio y el desarme de la milicia, e incluso la marcha de los palestinos del enclave, mientras que el grupo fundamentalista se niega a desarmarse si no se establecen vías creíbles hacia la creación de un Estado palestino.
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