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Los Presupuestos para 2025 ya se presentaban como una piedra que podía hacer tropezar a Pedro Sánchez en su propósito de transitar por el camino del poder hasta 2027. Pero, ahora, surgen incluso piedras que pueden hacer tropezar al Ejecutivo sin ni siquiera llegar al rubicón de las Cuentas Públicas. Las diferencias en materia fiscal entre los socios en los que Sánchez ha depositado su gobernabilidad amenaza los Presupuestos y la estabilidad de ese bloque de gobernabilidad y, por tanto, del Ejecutivo. El rechazo de Junts y el PNV a mantener vivo el impuesto a las energéticas -con presiones incluidas de empresas como Repsol– choca con los intereses de ERC, Bildu, Podemos y BNG. También de Sumar, que, aunque en menor grado de beligerancia, apuesta por ello.
La decisión del Gobierno de aceptar la exigencia de Junts y PNV de mantener el impuesto a la banca pero retirar el gravamen a las energéticas ha provocado el rechazo y el enfado de formaciones como ERC, Bildu y Podemos, cuyos votos son esenciales para sacar adelante cualquier iniciativa que plantee el Ejecutivo.
«Se han metido en un laberinto que tiene difícil salida. A ver cómo logran salir del lío», exponen a este diario fuentes de Podemos. «¡Es que lo han hecho al revés!», claman los socios. «María Jesús quiere sacarlo, un acuerdo, pero…».
Mientras en el seno del Gobierno había confianza y optimismo en poder lograr, aunque fuera a última hora un acuerdo, pero no se negaba la dificultad del momento, en los socios de izquierda del Ejecutivo no se disimulaba el malestar. «Si pactan la eliminación del impuesto a las energéticas con PNV y Junts, nos obliga a nosotros a desmarcarnos», es el consenso en varios grupos. «Está muy difícil», decían a última hora de ayer desde ERC, aunque permanecían expectantes por ver cómo discurrían las horas hasta la celebración de la Comisión de Hacienda. «Vamos a intentar por todas las vías y hasta el último minuto que haya un acuerdo amplio, equilibrado y global, viable para todos los grupos, que contemple el mantenimiento de los impuestos a las energéticas y a la banca, junto a otras propuestas» reflexionaban a este diario desde Bildu.
La pugna es latente entre estos dos bloques. Se palpa en declaraciones como las de Aitor Esteban, portavoz del PNV, con un mensaje con destinatarios claros: «Creía que la política se trataba de hacer acuerdos realizables. Lo que estamos provocando con todo este galimatías, las fuerzas de izquierda y el Gobierno, es una sensación de inseguridad jurídica absoluta». Y por si había dudas de la pugna dentro del bloque de gobernabilidad, añadió: «Si este Gobierno quiere tener futuro es aprobando los mínimos comunes. Todos tendremos que dejarnos pelos en la gatera. Los otros parece que no quieren admitir que tengan que dejar pelos en la gatera».
Y es que el Gobierno querría mantener vivos los impuestos a la banca y a las energéticas, pero asume que su propósito choca con la realidad de los votos disponibles. «Queremos mantener los dos, pero no hay votos«, admiten, ante la negativa de Junts y PNV. «Si los pudiéramos aprobar, lo haríamos».
«No sabemos cómo va a terminar la cosa», reconocían a última hora del miércoles fuentes gubernamentales sobre la posibilidad de lograr un acuerdo y sacar hoy adelante, en la Comisión de Hacienda del Congreso un acuerdo sobre fiscalidad. «Estamos negociando para sacar adelante las medidas fiscales». Y al frente de la negociación ha estado la propia ministra de Hacienda, María Jesús Montero, lo que da muestra de la importancia que se concede a sacar adelante esta reforma fiscal. La vicepresidenta primera ha tenido reuniones en las dependencias del Gobierno en el Congreso con representantes de los grupos, en un intento de acercar posiciones.
«Cuando estoy negociando no hablo, pero espero poder sacar adelante un paquete que nos permita cumplir con todas las obligaciones», fue el mensaje público que lanzó ayer Montero, que hizo un llamamiento a la «unidad» y la «colaboración de la izquierda».
Todo parte de la necesidad de aprobar el Proyecto de Ley por la que se establece un Impuesto Complementario para garantizar un nivel mínimo global de imposición para los grupos multinacionales y los grupos nacionales de gran magnitud, para transponer la Directiva europea relativa a la garantía de un nivel mínimo global de imposición del 15% para los grupos de empresas multinacionales y los grupos nacionales de gran magnitud en la Unión. En lenguaje más llano: una norma que permitirá el establecimiento de un tipo mínimo global del 15% para grupos multinacionales o grupos nacionales de gran magnitud.
A partir de ahí los grupos introdujeron enmiendas y se fue conformando una reforma fiscal, donde, por ejemplo, el PSOE ha pactado con Sumar, entre otras cosas, la exención de la que ahora disfrutan los seguros de salud privados y se creará un impuesto para los bienes de lujo.
Actualidad Económica