<p>No hay días de calma en el sector de la defensa, ni lo habrá hasta final de año. La macroadjudicación de proyectos del pasado Consejo de Ministros ha activado una cuenta atrás para la industria, que <strong>deberá firmar decenas de contratos con Defensa antes de final de año</strong> para que el gasto compute de cara a las cuentas de la OTAN y se alcance la promesa del 2% que hizo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. </p>
El sector espera la publicación de los decretos, mientras los grandes contratistas ya piensan en proveedores
No hay días de calma en el sector de la defensa, ni lo habrá hasta final de año. La macroadjudicación de proyectos del pasado Consejo de Ministros ha activado una cuenta atrás para la industria, que deberá firmar decenas de contratos con Defensa antes de final de año para que el gasto compute de cara a las cuentas de la OTAN y se alcance la promesa del 2% que hizo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
La medida aprobada por el Gobierno no supone la adjudicación final del programa, sino la preparación de la financiación, que corre a cargo del ministro de Industria.
Ahora, falta la publicación de los decretos en el Boletín Oficial del Estado y la firma de los acuerdos de entrega, donde se pondrán negro sobre blanco varios elementos clave: las plataformas que tendrán los nuevos vehículos, el número de unidades comprometidas y también los plazos de entrega que esperan las Fuerzas Armadas de unos programas cuyo número podrían aumentar en el próximo Consejo de Ministros.
Según fuentes del sector, la idea es firmar en noviembre para que se pueda ejecutar el gasto. La mayor carga de trabajo, con diferencia, recaerá en Indra. La compañía participada por la Sociedad Estatal de Participación Industrial (Sepi) se ha erigido como la gran ganadora del momento, ya que los proyectos en los que está implicada recibirán más de 6.000 millones de financiación. Entre estos se encuentran los primeros vehículos terrestres en los que la compañía será contratista principal desde el inicio del programa, como la artillería autopropulsada, que desarrollará en U.T.E. con Escribano.
Además de Escribano, Indra cuenta con Telefónica y Airbus como aliados para otros proyectos y en Tess Defence, pese a que la controla accionarialmente, siguen estando presentes como accionistas minoritarios Sapa y Santa Bárbara. Precisamente la segunda, filial de la estadounidense General Dynamics, ha sido la más vocal de las empresas. Tras conocerse los adjudicatarios, aseguró que buscaría negociar con Indra para incorporarse a los proyectos de los que se ha quedado fuera en los últimos 15 días y autoseñalarse como la empresa con las capacidades más maduras para impulsar estos programas. Desde Indra se ha rehusado hacer comentarios sobre si se ha iniciado el contacto.
La empresa estadounidense, que venía dominando las adjudicaciones de vehículos de tierra, ahora se ha encontrado con que Indra y Escribano llevarán la batuta y decidirán a qué empresas dar entrada. Indra ya ha anunciado que espera crear 3.000 empleos e incorporar a 200 socios industriales a estos procesos. En las últimas semanas ha firmado acuerdos con empresas como las catalanas Sirt, para crecer en ciberdefensa, y Ficosa Inversión, que cuenta con más de 3.500 trabajadores en distintas sedes industriales.
Por su parte, Santa Bárbara ha planteado la creación de 200 empleos entre Madrid, Sevilla y Trubia para la actualización del Pizarro y su parte del Vehículo de Apoyo de Cadenas (VAC). En total, el Gobierno calcula que el plan industrial generará 23.000 empleos directos y 60.000 indirectos. Los primeros ya están en marcha, marcando el inicio de una transformación industrial sin precedentes.
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