<p>Meta y Anthropic se han anotado esta semana dos victorias que pueden ser muy significativas para el futuro de la inteligencia artificial. Ambas tecnológicas han <strong>sido absueltas en dos demandas separadas</strong> interpuestas por un grupo de autores que exigían compensaciones por el uso de sus obras para entrenar los modelos de lenguaje de inteligencia artificial en estas compañías.</p>
Anthropic y Meta derrotan a varios escritores en una serie de juicios en Estados Unidos con potencial para transformar la industria
Meta y Anthropic se han anotado esta semana dos victorias que pueden ser muy significativas para el futuro de la inteligencia artificial. Ambas tecnológicas han sido absueltas en dos demandas separadas interpuestas por un grupo de autores que exigían compensaciones por el uso de sus obras para entrenar los modelos de lenguaje de inteligencia artificial en estas compañías.
Las sentencias son relevantes por lo que pueden significar para los contenidos protegidos por derechos de autor que han sido sistemáticamente usados por permiso ni retribución para posibilitar el fenómeno de la IA generativa.
El caso de Meta es significativo, ya que correos filtrados de la compañía demostraron que se había descargado miles de libros por BitTorrent para entrenar sus modelos Llama. En esta ocasión, el tribunal de San Francisco que juzgaba el caso analizaba una situación similar, ya que el grupo utilizó el buscador LibGen, una herramienta que facilita el acceso a libros y artículos científicos protegidos por derechos de autor. Entre los denunciantes estaba el escrito Ta Nehisi Coates, autor de Entre el Mundo y Yo.
El juez, no obstante, no ha sido categórico y ha señalado que el fallo en parte se debe a que la acusación no planteó bien su caso, según recoge el Financial Times.
Previamente y también en San Francisco, Anthropic consiguió un triunfo judicial más significativo dado que se dio en un tribunal de alcance federar y en él la tecnológica no reconoció el pirateo que hizo Meta, sino que argumentó que, dado que había comprado los libros y los había escaneado para luego utilizarlos, podría hacer un uso justo de este contenido.
Esta es la justificación que están siguiendo las empresas tecnológicas en las decenas de juicios que tienen abiertos en todo Estados Unidos, con el pleito entre The New York Times y OpenAI como el caso de más alto voltaje. Se trata de la misma argumentación que se usa por ejemplo cuando un periodista o autor cita un fragmento de otro libro para ilustrar un punto de vista.
Después de su llegada al mercado, las tecnológicas han moderado en cierto aspecto sus tácticas para utilizar el contenido de terceros (en parte porque casi toda la web ya ha sido utilizada para entrenar inteligencias artificiales) y ha optado por ejemplo por firmar acuerdos con grandes medios de comunicación para acceder a su corpus y contenido.
Otra opción seguida por empresas de redes sociales como Meta o X es advertir a los usuarios de que utilizarán sus publicaciones como nueva fuente de datos para sus futuros sistemas de IA. A finales de año, Youtube creó una opción para permitir o no a sus creadores permitir que las empresas de inteligencia artificial usarán sus vídeos para estos fines.
En España, el Ministerio de Cultura intentó activar una tercera vía, las denominadas licencias colectivas ampliadas. Esta permitía que sociedades gestoras de derechos de autor pudieran autorizar a las plataformas a utilizar el material que gestionan a cambio de un pago a estas organizaciones, sin tener así que recabar la opinión autor a autor. El proyecto se activó el pasado año, pero se ha quedado bloqueado ante la oposición de algunas capas del sector cultural.
Actualidad Económica