<p>Las amenazas comerciales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han sacudido a Europa. En una cumbre informal, la de este lunes, que estaba ideada para hablar de un tema capital como es el gasto en Defensa, los líderes europeos también han querido dar sus soluciones para evitar o, en su defecto, hacer frente a la posible guerra. No hay medidas concretas y no las habrá hoy. Por ahora, sólo propuestas y declaraciones de intenciones mientras el magnate estadounidense acelera en su órdago. </p>
Las amenazas comerciales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han sacudido a Europa. En una cumbre informal, la de este lunes, que estaba ideada para hablar de un tem
Las amenazas comerciales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han sacudido a Europa. En una cumbre informal, la de este lunes, que estaba ideada para hablar de un tema capital como es el gasto en Defensa, los líderes europeos se han querido dar sus soluciones para evitar o, en su defecto, hacer frente a la posible guerra comercial. Pero no hay medidas concretas y no las habrá hoy. Por ahora, sólo propuestas y declaraciones de intenciones mientras el magnate estadounidense acelera en su órdago.
«Por supuesto, nos estamos preparando también por nuestro lado, pero lo que está claro es que no hay ganadores en las guerras comerciales», apuntaba ya por la mañana la alta representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, que sin embargo, sí daba una clave importante: que si se desata la guerra, «quien se reirá del otro lado será China«.
Donald Tusk, presidente polaco y, muy importante, responsable de la presidencia rotatoria del Consejo, directamente ha calificado la posible guerra de «estúpida e innecesaria». Y, al igual que la jefa de la diplomacia europea y sucesora de Josep Borrell en el puesto, ha señalado hacia oriente. «Sería una paradoja cruel si en este momento de amenaza directa por parte de Rusia y expansión de China encontramos una razón para entrar en conflicto con nuestros aliados», ha dicho.
«Podemos diseñar nuestras propias cuestiones y también podemos reaccionar con medidas arancelarias a medidas arancelarias», ha apuntado, por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, mientras que presidente francés, Emmanuel Macron, añadía que si Europa es atacada en el plano comercial «deberá hacerse respetar y reaccionar». Otra vez, declaraciones e intenciones pero nada más, aunque en cualquier caso es más de lo que ha apuntado Pedro Sánchez, que ha evitado atender a los medios para no tener que explicar su posición sobre el gasto en Defensa.
También ha llamado la atención que primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha señalado una guerra arancelaria entre EEUU y la UE sería una guerra entre «aliados» después de que Trump haya manifestado públicamente su interés sobre Groenlandia. Esto es, que quiere un territorio que forma parte del Reino de Dinamarca. Y entre las pocas medidas concretas, el presidente de Lituania, Gitanas Nauseda, sí ha apuntado a una cuestión concreta: que Bruselas le proponga «algo que pudiera ser interesante y atractivo» a Washington. Por ejemplo, libre comercio sobre la automoción, comprar a EEUU más gas natural licuado o elevar las compras de material militar.
Comprar más made in USA, en definitiva, que fue algo que la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, propuso ya en noviembre. «Podríamos ofrecer comprar ciertas cosas a los Estados Unidos y dar a entender que estamos dispuestos a sentarnos a la mesa y ver cómo podemos trabajar juntos», afirmó en una entrevista concedida a Financial Times después de que Trump hubiese ganado las elecciones y ante la ya entonces más que probable posibilidad de que impusiese aranceles a la UE.
Y ese escenario no ha hecho más que certificarse, tal como el propio Trump lo confirmó anoche: «Definitivamente ocurrirán», afirmó al ser preguntado por los aranceles a la UE. «No se llevan nuestros coches, no se llevan nuestros productos agrícolas. No se llevan casi nada, y nosotros nos llevamos todo, millones de coches, enormes cantidades de alimentos y productos agrícolas», aseguró. Esto es, justo lo que proponen Nauseda o Lagarde.
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