<p>La «bomba nuclear» llamada <a href=»https://www.elmundo.es/e/in/inigo-errejon.html»>Íñigo Errejón</a> que ha estallado en <a href=»https://www.elmundo.es/espana/sumar.html»>Sumar</a> ha acelerado el proceso de transformación del espacio político y, en consecuencia, la pérdida del monopolio del poder de <a href=»https://www.elmundo.es/espana/yolanda-diaz.html»>Yolanda Díaz</a> en la toma de decisiones. Socios de la vicepresidenta segunda del Gobierno como <strong>Izquierda Unida</strong>, <strong>Más Madrid </strong>o <strong>Compromís</strong> llevan tiempo empujando para crear una estructura con un funcionamiento «más horizontal» y con todos los actores en igualdad de condiciones. Es decir, sin nadie, ni siquiera Díaz, por encima.</p>
Izquierda Unida, Más Madrid o Compromís llevan tiempo empujando para crear una estructura con un funcionamiento «más horizontal»
La «bomba nuclear» llamada Íñigo Errejón que ha estallado en Sumar ha acelerado el proceso de transformación del espacio político y, en consecuencia, la pérdida del monopolio del poder de Yolanda Díaz en la toma de decisiones. Socios de la vicepresidenta segunda del Gobierno como Izquierda Unida, Más Madrid o Compromís llevan tiempo empujando para crear una estructura con un funcionamiento «más horizontal» y con todos los actores en igualdad de condiciones. Es decir, sin nadie, ni siquiera Díaz, por encima.
Ahora, dada la envergadura de la crisis política y emocional que vive Sumar, ese cambio pendiente parece coger velocidad. Se prepara una reestructuración completa del grupo parlamentario del Congreso para comenzar a aplicar una nueva filosofía para relacionarse y decidir.
Y es que, la situación que atraviesa el socio minoritario del Gobierno no surge de ahora mismo. Sino que viene arrastrándose desde hace tiempo. En concreto, estalló después de las elecciones europeas. Cuando los socios de Díaz se plantaron y exigieron decidir «en pie de igualdad» y dotarse de un «método democrático» para tomar las decisiones. Donde se acabara la unilateralidad.
Era un momento crítico para Díaz. La sucesión de debacles electorales en Galicia, Euskadi, Cataluña y las europeas había expuesto la debilidad del proyecto y algunas de las decisiones que se habían tomado. Igualmente, había provocado un notable desgaste del liderazgo de la vicepresidenta segunda. Así, en un giro inesperado, ella dimitió de sus responsabilidades orgánicas en Movimiento Sumar para ejercer de líder desde el ámbito del Gobierno. Cambiar los líos internos por la gestión y por las batallas dentro del Gobierno, donde ella se siente más útil y donde puede centrarse en hacer política que afecte a los ciudadanos.
De aquella crisis salió un horizonte con sabor a refundación, y comenzaron a celebrarse reuniones entre los partidos para preparar el funcionamiento de esa «nueva etapa». Sin embargo, los trabajos ni se habían enderezado ni se habían culminado cuando ha llegado la crisis de Errejón, que deja un boquete en el grupo parlamentario. Por eso mismo, los partidos más exigentes quieren aprovechar la «oportunidad» que se ha dado para cambiar sin más dilación el funcionamiento del grupo parlamentario. Que a falta de un órgano real que contenga a todos los partidos es el único espacio donde están todos los miembros de la coalición. Incluidas las fuerzas sin escaño. Todos conviven en la dirección del grupo, el órgano que se quiere modificar para pasar de un funcionamiento «vertical» a uno «horizontal», donde todos se sientan «copartícipes» de las decisiones y donde se puedan debatir y votar las discrepancias.
El más gráfico en definir el cambio que viene ha sido Antonio Maíllo, líder de IU, que primero utilizó la palabra «catarsis» y que recientemente empleó el símil «dar la vuelta como a un calcetín». Eso es de lo que se está hablando. Y no está solo. Además de IU, Compromís ha pedido esa reestructuración y Más Madrid lleva presionando desde hace meses. Igual que la Chunta. Y ni que decir otros partidos más pequeños. Sólo Comunes, que está en el puente de mando de Sumar con Díaz, es el más silencioso en este tema.
Todo conduce a una revisión total del funcionamiento. Movimiento Sumar, el partido de Díaz, asume ese clamor y reconoce que van a cambiar cosas. Elegir al portavoz va a provocar, al menos, mover portavocías adjuntas y las comisiones. Sólo se salvarán los miembros de la Mesa. Todo lo demás está en revisión, especialmente la manera de funcionar. ¿Un mayor reparto de poder entre todos? «No creo que tenga que ver tanto con los poderes, sino con las responsabilidades», dijo ayer Txema Guijarro.
Entre tanto, el partido de Díaz, que tiene fijada una asamblea el 14 y 15 de diciembre, se prepara para aplazarla hasta encauzar el caso Errejón. La decisión será tomará el 9 de noviembre pero varios dirigentes apuntan en esa dirección. Errejón hacía la ponencia política, piedra angular del cónclave.
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