<p>La batalla comercial de <strong>Donald Trump</strong> contra <strong>Luiz Inacio Lula da Silva</strong> ya era una cosa seria, pero desde que el presidente estadounidense apuntó contra <strong>Pix</strong>, el asunto se acerca cada vez más a una guerra total que consolida una causa nacional.</p>
175 de los 215 millones de brasileños utilizan este sistema de pagos con regularidad, por lo que llega a ser mucho más grande que Bizum
La batalla comercial de Donald Trump contra Luiz Inacio Lula da Silva ya era una cosa seria, pero desde que el presidente estadounidense apuntó contra Pix, el asunto se acerca cada vez más a una guerra total que consolida una causa nacional.
«Brasil parece adoptar una serie de prácticas desleales en relación con los servicios de pago electrónico, entre las que se incluye, entre otras, favorecer los servicios de pago electrónico desarrollados por el gobierno», reza un informe de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR), que abre una investigación a Brasil.
Sobre esa frase pivota la defensa de empresas estadounidenses como Visa y Mastercard, pero también Apple Pay y Google Pay.
¿Pero por qué es tan sensible el nervio que han tocado los estadounidenses? Porque el ataque es a Pix, la plataforma de pagos electrónicos instantánea que es orgullo de los brasileños y utilizada en forma masiva en la novena economía del planeta.
Para darse una idea de lo que es Pix, hay que pensar que es mucho, pero mucho más grande que Bizum: 175 de los 215 millones de brasileños lo utilizan con regularidad. El usuario no paga comisiones y ve el dinero en su cuenta apenas pulsa el botón que libera la transacción.
O Globo destacó que en 2024 «se movieron 26,455 billones de reales en transferencias realizadas a través de Pix, según datos del Banco Central». La cifra equivale a 4,1 billones de euros de transferencias en Pix: el PIB de Brasil es de 2,17 millones; el de España, de 1,64 billones.
Otro aspecto llamativo de la historia es que Pix fue creado por el Banco Central de Brasil durante la gestión de Jair Bolsonaro, el derechista duro al que Trump buscó ayudar con su anuncio de un 50% de aranceles extra a las exportaciones brasileñas a los Estados Unidos.
En su dura carta a Lula del 8 de julio, Trump pide que «cese inmediatamente» la «persecución judicial» contra el ex presidente, a la que define como «una caza de brujas». Flaco favor le hizo a Bolsonaro: Brasil está viviendo un fenómeno similar al que se dio en Canadá, cuando Trump insistía en convertir al país en el estado número 51 de la Unión y terminó impulsando el triunfo en las elecciones del Partido Liberal, que semanas antes estaba condenado en las encuestas.
La valoración de Lula sube de a poco y el gobierno de centro izquierda promueve una ola de orgullo nacionalista con Pix como estandarte. Es el inicio oficioso de la campaña electoral de 2026, en la que todo indica que Lula buscará ser presidente por cuarta vez.
«El Pix es nuestro amigo», reza una campaña en redes sociales impulsada por el gobierno brasileño. En el pie de foto se explica que el sistema «es de Brasil y de los brasileños» y que está «causando mucha envidia en el extranjero».
«Hay incluso cartas quejándose de la existencia de nuestro sistema seguro, confidencial y sin comisiones. Pero ¿qué es Brasil? Soberano. Y muy orgulloso de los más de 175 millones de usuarios de Pix, que ya es el medio de pago más utilizado por los brasileños. No se toca lo que funciona, ¿vale?», cierra la publicación en la que aparece Lula sonriente.
El consuelo para Brasil puede pasar por el hecho de que no es la única gran nación apuntada por Trump por su medio de pagos electrónicos. Lo mismo le sucedió a Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo.
Este año, el QRCI (siglas de Quick Response Code Indonesian Standard o Estándar Indonesio de Código de Respuesta Rápida), también entró en el punto de mira del presidente estadounidense.
El sistema unificó los pagos digitales en el país mediante códigos QR, haciéndolos más accesibles y eficientes tanto para los consumidores como para los comerciantes. El QRIS fue considerado una barrera comercial no arancelaria por el USTR en un informe que respaldaba los argumentos para que el gobierno de Trump impusiera un arancel del 32% sobre las importaciones de Indonesia, destacó la prensa brasileña.
«El sistema ayuda a los pequeños comerciantes y a la población de bajos ingresos a acceder a medios de pago modernos, llenando un vacío que empresas como Visa y Mastercard no pueden cubrir», señaló O Globo.
Tras las negociaciones, el gobierno de Trump llegó a un acuerdo con Indonesia este miércoles, reduciendo la tasa al 19%. No se sabe aún si el gobierno indonesio realizará cambios en su sistema de pago «o si las críticas estadounidenses fueron solo un elemento de presión».
Lo de Estados Unidos «va más allá de la cuestión de los aranceles», destacó la prestigiosa columnista Miriam Leitao en Folha de São Paulo.
«Como era de esperar, el documento [del USTR] cita el etanol, que es objeto de controversia desde hace mucho tiempo debido al arancel impuesto por Brasil al producto estadounidense, y la queja de la parte brasileña por los impuestos sobre el azúcar. Pero la lista de temas analizados por Estados Unidos también incluye el PIX, la legislación anticorrupción y la deforestación ilegal, afirmando que Brasil no aplica eficazmente las leyes y reglamentos, lo que perjudica la competitividad de los productores estadounidenses de madera y productos agrícolas».
Tan exhaustivas son las quejas -y amenazas- de Estados Unidos, que el documento menciona también la piratería en forma de productos de imitación y contenidos protegidos por derechos de autor que se venden en una popular calle de Sao Paulo, la 25 de Marzo.
«El fracaso de Brasil a la hora de abordar estas cuestiones perjudica a los trabajadores estadounidenses cuyo sustento está vinculado a sectores estadounidenses impulsados por la innovación y la creatividad«, dice la USTR.
«En el pasado, este informe servía como advertencia, ahora suena como una amenaza«, admite Leitao en su columna.
«Lo que Estados Unidos está haciendo es escalar y aprovechar este momento de negociación de la tarifa del 50% para presionar a Brasil a comprometerse a cumplir todas estas observaciones, que son intereses estadounidenses que no son nuevos, en un plazo establecido o aplicará sanciones», afirma Benny Spiewak, abogado, máster en propiedad intelectual y especialista en derecho internacional por la Universidad George Washington, socio de SPLAW Advogados.
Hay una audiencia pública convocada para el 3 de septiembre, y no está claro «si la fecha puede interpretarse como un aplazamiento de la entrada en vigor del arancel del 50% sobre los productos brasileños, pero podría abrir esa posibilidad», concluye la columnista.
Actualidad Económica