<p><strong>María Becerra</strong> (Quilmes, 2000) aparece al otro lado de la pantalla desprovista de cualquier artificio. No hay rastro de los maquillajes imposibles que luce en sus apariciones públicas. Tampoco de los colores estridentes que suelen teñir su pelo. Y, aún menos, de la presencia arrolladora a la que acostumbra sobre los escenarios. Viste una sudadera gris ancha, su cara está lavada y lo único que contrasta son unas uñas larguísimas. Su voz oscila entre la dulzura y una titilante timidez. Como si la estrella de la música latina se hubiera esfumado.</p>
María Becerra es una de las reinas indiscutibles del urbano argentino y ahora es también protagonista del drama carcelario de Netflix ‘En el barro’
María Becerra (Quilmes, 2000) aparece al otro lado de la pantalla desprovista de cualquier artificio. No hay rastro de los maquillajes imposibles que luce en sus apariciones públicas. Tampoco de los colores estridentes que suelen teñir su pelo. Y, aún menos, de la presencia arrolladora a la que acostumbra sobre los escenarios. Viste una sudadera gris ancha, su cara está lavada y lo único que contrasta son unas uñas larguísimas. Su voz oscila entre la dulzura y una titilante timidez. Como si la estrella de la música latina se hubiera esfumado.
«María Becerra es mi mayor alter ego, es lo que siempre quise ser y durante años nunca me atreví a sacar de mi habitación, ¿entendés?», reconocerá la argentina a medida que avanza esta conversación. Cuando finalmente se decidió a sacarla, el éxito fue imparable. Es la primera mujer que va a llenar cuatro veces el Monumental de River -el logro musical por excelencia en Argentina-. Durante tres años ha sido la artista argentina más escuchada a nivel mundial en plena explosión del género urbano de su país. Y ahora es una de las protagonistas de En el barro, el drama carcelario que feminiza el relato de El Marginal y que se encaramó a lo más alto del Top 10 de Netflix nada más estrenarse.
«Fue una increíble experiencia, pero también fue muy cansada emocionalmente porque estar llorando, compungida y con dolor es una entrega muy zarpada que nunca había experimentado», reconoce la argentina que en la ficción es reclusa, bailarina forzada de OnlyFans y una mujer, sin más. «Lanzar mensajes feministas como los que aquí se mandan me parece lo más importante porque ahora hay mucha gente ahí afuera dando mensajes muy peligrosos. Nos quieren revictimizar, vulnerar y quitarnos derechos que son ganados. Por eso me parecen bien todos los relatos que se cuentan desde nuestro punto de vista».
- En esta serie, igual que en su música, hay una evidente búsqueda de que las mujeres se reapropien de lo sexual. ¿Ese es un mensaje importante?
- Es súper importante. Yo siempre he sido una mujer que ha hablado libre de su sexualidad y su sensualidad. Se me criticó mucho por ello, pero está bueno poner a esa gente en incomodidad. Porque lo que les incomoda es ver a una mujer libre, hablando de sexualidad y mostrándose como se quiere mostrar. Tenés a un montón de artistas hombres que toda la vida lo hicieron y nadie nunca les dijo nada. Por eso me gusta también abordar temas como el de Corazón vacío, la historia de una madre que cuando se queda embarazada su pareja la abandona y cría sola a su hija. Porque después de esa canción se empezó a hablar del tema.
- ¿Por qué le ha interesado ese tema?
- Hay momentos donde me nacen esas cosas y yo me guío por lo que siento en el momento o por algo que me haya tocado. Cuando hice esta canción yo pasaba por un momento personal que me sensibilizó mucho. En mi nuevo álbum hay un personaje que se llama Maite, que es la hija de la madre de Corazón vacío. Aunque en la mayor parte del álbum hay otra búsqueda, se continúa esa historia. Maite es una persona súper agresiva consigo misma, muy perfeccionista, no dice una mala palabra, no quiere caerle mal a nadie… la personalidad de alguien que fue abandonada.
- ¿Esas historias las acaba haciendo suyas? ¿Le duelen?
- A mí me afectan un montón porque no dejan de salir de mi voz, de mi garganta y del afán de poder interpretar ese dolor con el respeto a las personas que les tocó vivirlo. A mí me gusta interiorizar, escuchar historias, ver testimonios y, en este caso, incluso hablé con una psicóloga para entender estos comportamientos.
- El tema del embarazo, que se menciona aquí, está en su personaje de ‘En el barro’ también. Este año usted sufrió dos embarazos ectópicos, se tuvo que someter a una cirugía. ¿Le ha resultado difícil abordarlo?
- No tiene nada que ver con lo que me pasó a mí, estas son realidades muy duras que no me ha tocado atravesar gracias a Dios. Pero me ha tocado que familiares y personas que conozco las sufran, que se sientan solas en un momento tan delicado como el de ser madre. Por eso es importante que haya una ayuda ahí, sea del Gobierno o de un familiar, y concienciar sobre estas situaciones. La música sirve para reclamar, para disparar y para acompañar a esas mujeres. A mí me llegan cartas, mensajes, la gente me abraza en los shows llorando por exponer esto y eso me parece increíble. El mainstream nos tiene que servir para dar visibilidad a estas cosas.
- ¿Cuánta búsqueda de reivindicar estas causas hay en su creación musical?
- Hay momentos donde me nacen esas cosas y yo me guío por lo que siento en el momento o por algo que me haya tocado. Cuando hice esta canción yo pasaba por un momento personal que me sensibilizó mucho. En mi nuevo álbum hay un personaje que se llama Maite, que es la hija de la madre de Corazón vacío. Aunque en la mayor parte del álbum hay otra búsqueda, se continúa esa historia. Maite es una persona súper agresiva consigo misma, muy perfeccionista, no dice una mala palabra, no quiere caerle mal a nadie… la personalidad de alguien que fue abandonada.
«Se me critica mucho por ser una mujer que habla libremente de su sexualidad. Está bueno poner a esa gente incómoda»
María Becerra se encuentra en este momento ultimando ese nuevo álbum, que estaba previsto para la primavera y que la huella psicológica de esos dos embarazos ectópicos -en los que el óvulo fecundado se desarrolla fuera del útero- obligó a retrasar. En él, la argentina se desdoblará en cuatro personajes -Mayte, Gladys, Yanina y Yoyo-, cada una con su propia personalidad. «La verdad que es un álbum excelente, estoy muy contenta con el resultado porque se nota mi madurez personal y profesional. La música iba a ser una cosa y terminó siendo otra justamente por lo que nombraste que me sucedió. El álbum ahí ya estaba, pero ese proceso fue un torbellino de emociones muy grande dentro de mí y no quería más el álbum que tenía«.
- ¿Lo ha cambiado entero?
- Empecé a cambiar todo porque no representaba lo que estaba viviendo o lo que me estaba atravesando. Estuve muy muy triste, estuve dos meses donde solo me salían canciones depresivas que hablaban del trauma de ese momento. Estuve cerca de la muerte, lo veía todo negro y no tenía esperanza en muchas cosas. Ahí nacieron estos alter ego como un escudo que yo necesitaba. Si escribía María, todo eran cosas tristes e interpretar un personaje me sirvió para protegerme.
- ¿Hacia dónde ha cambiado su álbum después de esas dos situaciones tan seguidas?
- Después de aquello estuve tres meses en los que no podía estar presente conmigo misma, disociada del mundo, porque no entendía nada. Creo que era estrés postraumático, pero todavía me lo tiene que descifrar bien el psicólogo. Entonces llegan estos cuatro alter ego porque yo misma me fragmenté. Había días que era una persona y otros días era otra. Transité por la tristeza y la depresión, tenía cambios actitudinales extremos… así que siento que estos personajes vienen de allí y me permitieron experimentar desde una base más sólida.
- ¿Ha habido siempre un punto en usted de crear desde el dolor?
- Sí, me sale así porque, a pesar de que me muestro como una persona alegre, hay una oscuridad dentro de mí que siempre he dejado entrever. Soy muy nostálgica, muy sensible, muy vulnerable y muy tímida. He sufrido mucho a lo largo de mi vida y nunca se me va a ir la oscuridad de mi interior, ya forma parte de mi personalidad. Creo que lo dejo ver en mis canciones porque ahí sale todo mi dolor.
- Eso contrasta con esa imagen de mujer arrolladora que estamos acostumbrados a ver en usted.
- María Becerra es mi mayor alter ego, La Mari es completamente otra, y lo tuve que trabajar mucho. En mis primeros videoclips siempre estaba mirando abajo, metida para adentro, me costaba mirar a cámara. Tuve que coachearme mucho para moverme ante una cámara y que no me diera vergüenza. Y ya para bailar y moverme en el escenario… Siempre he sido una persona que le cuesta mirar a los ojos, mi personalidad es de esconderme, de ser poco sociable y poco desenvuelta. María Becerra hoy es lo que siempre quise ser y nunca me atreví a sacar de mi habitación, ¿entendés? Me costó esfuerzo, sudor y muchas lágrimas esto.
«Después del problema del embarazo, estuve dos meses donde solo me salían canciones depresivas que hablaban de ese trauma»
- ¿Cómo ha llegado esa chica, con todos esos condicionantes, a ser una estrella de masas? ¿Y cómo se siente ahí?
- Pues la verdad es que lo sé y a la vez no. Yo he trabajado incansablemente todos estos años, me he preparado en todo lo que necesitaba prepararme. Desde hablar en entrevistas hasta bailar, maquillarme y peinarme sola. Me encanta eso, me gusta aprender y profesionalizarme. Y creo que ahora estoy recogiendo el fruto de todo eso.
- ¿Y el éxito qué le produce?
- Tengo miedo y a la vez disfruto del momento, pero el éxito no es fácil porque para mí conlleva responsabilidad, exposición y críticas. Es una montaña rusa de emociones constantemente, vos no sabés con qué te vas a encontrar y hoy puede estar pero mañana no. Es importante aprender a aceptar eso y rodearte de gente real. Porque yo soy antisocial, pero es que este mundo está lleno de gente muy falsa y muy interesada. Por eso tenés que cuidar tu nidito. Más allá de ese éxito, siempre voy a ser una persona y tener aplaudidores a mi alrededor no me suma nada. A mí me suma la gente que me dice la verdad, que me quiere a pesar de todo y que me eligió sin que fuera lo que soy hoy.
- ¿Aún sigue sintiendo que las críticas son excesivas con usted? Que, pese al éxito en cifras, ¿se la valora poco como compositora?
- Hoy no me entero mucho, hay redes sociales que ni tengo porque estoy en un proceso de desintoxicación de mi celular. Me di cuenta de que tenía un vicio de agarrarlo porque sí, para matar el tiempo muerto, y empecé a dejarlo de lado y esforzarme por charlar y por hacer cosas normales de la vida. Así que no estoy enterada de las críticas porque hay demasiado toxicidad dando vueltas. Si pasa algo importante, mi equipo me lo dirá de la forma correcta sin todos esos comentarios hirientes.
Y así se despide María Becerra. O La Mari. Sin artificios.
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