Líbano y Gaza están dejando este domingo imágenes similares: miles de desplazados por las guerras se concentran ante las tropas israelíes al cumplirse el plazo en el que, en teoría, podían regresar a sus hogares, pero que el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha aplazado. Las tensiones se han acabado tiñendo de sangre en Líbano, donde los soldados israelíes han matado a 22 personas (entre ellas un militar) y herido a más de 120 al abrir fuego, según datos del Ministerio de Sanidad y de las Fuerzas Armadas Libanesas. Al menos cuatro de los muertos se han producido en la aldea de Burj al Muluk, donde cientos de vecinos (y algunos jóvenes en moto ondeando banderas de las facciones chiíes Hezbolá y Amal) intentaban retornar a sus casas en el poblado de Kafr Kila. En Gaza, los disparos israelíes también han dejado un muerto, mientras decenas de miles de personas esperan —con colchones y enseres— su regreso al norte, que el ejército les obligó a abandonar al principio de una invasión que ha acabado durando 15 meses y depende ahora de un delicado alto el fuego.
Decenas de miles de personas esperan, con colchones y enseres, para volver al norte de la Franja. Netanyahu lo impide por diferencias con Hamás sobre el orden en la liberación de los rehenes
Decenas de miles de personas esperan, con colchones y enseres, para volver al norte de la Franja. Netanyahu lo impide por diferencias con Hamás sobre el orden en la liberación de los rehenes
Miles de palestinos esperan para volver a sus casas al norte de Gaza
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Foto: Stringer (REUTERS) | Vídeo: EPV

Líbano y Gaza están dejando este domingo imágenes similares: miles de desplazados por las guerras se concentran ante las tropas israelíes al cumplirse el plazo en el que, en teoría, podían regresar a sus hogares, pero que el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha aplazado. Las tensiones se han acabado tiñendo de sangre en Líbano, donde los soldados han matado a 11 personas, entre ellos un soldado, y herido a más de 80, al abrir fuego, según el Ministerio de Sanidad y el ejército del país. En Gaza, hay también un muerto mientras decenas de miles de personas esperan —con colchones y enseres— su regreso al norte, que el ejército les obligó a abandonar al principio de una invasión que ha acabado durando 15 meses y depende ahora de un delicado alto el fuego.
En las imágenes de Líbano se puede ver a grupos de civiles congregados a la entrada de sus aldeas, algunos con banderas de Hezbolá. Las tropas israelíes han abierto fuego (por lo general al aire, como advertencia), cortado carreteras y puesto alambre de espino, para frenar su vuelta a las localidades de las que resultaron desplazados durante los más de dos meses de guerra entre Israel y la milicia libanesa Hezbolá, que terminó el pasado noviembre con un acuerdo con cabos sueltos.
El ejército israelí mata a tres libaneses tras el fin del plazo para su retirada
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Los habitantes de la zona intentan regresar a sus hogares porque este domingo concluía el plazo de 60 días que tenía el ejército israelí para retirarse y que ya adelantó que incumpliría. El ejército publicó anoche un mapa de las localidades a las que la población tiene prohibido acercarse y este domingo ha dado cuenta de arrestos y de “disparos de advertencia para eliminar las amenazas en varias zonas donde se identificó a sospechosos que se acercaban a las tropas”. El comunicado pasa por alto los disparos directos y los muertos.
Netanyahu anunció el viernes que sus fuerzas seguirán en Líbano más allá de los 60 días, durante los que se iban a replegar progresivamente, de forma que las Fuerzas Armadas libanesas tomasen la batuta y se encargasen de impedir el rearme de Hezbolá. El texto del acuerdo otorga al mecanismo tripartito de los cascos azules de Naciones Unidas (con el añadido ahora de Estados Unidos y Francia) la coordinación de “la ejecución por los ejércitos de Israel y Líbano del plan detallado y específico para la retirada por fases y el despliegue en esas zonas, que no debería exceder los 60 días”.
Washington respalda el retraso
Netanyahu, sin embargo, argumenta que “ese artículo se basa en el entendimiento de que el proceso de retirada podría posiblemente continuar más allá de los 60 días” y considera que no se dan las condiciones para que las Fuerzas Armadas libanesas “implementan total y efectivamente” el pacto. Washington —principal aliado de Israel y financiador del Ejército libanés— ha respaldado el retraso.
Las impotentes e infradotadas Fuerzas Armadas de Líbano, ya en una situación interna complicada, se enfrentan ahora al dilema de ver cómo tropas que ocupan territorio nacional y tendrían que haber cruzado al otro lado de la frontera abren fuego contra la población. En un comunicado, han asegurado que sus unidades han entrado en la localidad de Dhaira y en otras fronterizas “mientras el enemigo israelí continúa su agresión contra los ciudadanos, causando más mártires y heridos, y negándose a respetar el acuerdo de alto el fuego y retirarse de los territorios libaneses”.
Hassan Fadlallah, diputado de Hezbolá, ha señalado a Al Manar, la cadena de televisión del debilitado partido-milicia: “Esperamos que el Estado desempeñe su papel. […] Estamos en nuestra tierra y es el enemigo el que se volvió contra el acuerdo y lo vulneró, por lo que el pueblo está liberando su tierra con sus propias manos y sangre”. El jueves, Hezbolá advirtió de que no admitiría “vulneración alguna del acuerdo y sus garantías, ni intento alguno de incumplirlas con excusas”. En realidad, el ejército israelí ha seguido bombardeando de forma ocasional Líbano —que cifra en más de 600 las vulneraciones del alto el fuego y en 37 los muertos desde su inicio, a finales de noviembre— sin generar más reacción que condenas verbales y peticiones a los garantes del pacto.
A la espera
Gaza está dejando imágenes menos letales, pero más multitudinarias. Una masa de gente se ha concentrado ante el corredor Netzarim, la carretera creada por el ejército israelí durante su invasión para cortar la Franja por la mitad de forma perpendicular. Con coches cargando colchones y enseres, a pie… Decenas de miles de personas, que llevan meses en tiendas de campaña o hacinados en apartamentos, esperan su momento. Las tropas han abierto fuego y hay un muerto y dos heridos, según las autoridades sanitarias.

El motivo, como en Líbano, es el incumplimiento de un plazo. Este sábado, Hamás liberó a cuatro soldadas israelíes que había tomado como rehenes en su ataque del 7 de octubre de 2023 e Israel excarceló a 200 presos palestinos con condenas largas o a perpetuidad, decenas de los cuales con la condición de acabar en Gaza u otros países.
Tras este canje (el segundo del alto el fuego), estaba previsto que Israel comenzase a permitir el regreso al norte de cientos de miles de desplazados, pero argumentó que Hamás debería haber entregado a una civil, Arbel Yehud, antes que a las cuatro militares. El movimiento islamista no ha proporcionado a Israel, a través de los mediadores, la lista de quiénes están vivos y quiénes no de la veintena de rehenes que debe liberar durante esta primera fase del alto el fuego, semana tras semana durante mes y medio.
Hamás ha acusado este domingo a Israel de aferrarse a una excusa, al subrayar que Arbel está viva, que la entregará la próxima semana y ha dado “todas las garantías necesarias para su liberación”. No lo hizo el sábado, porque está en manos de otra milicia y requería un traslado, ha añadido en un comunicado. Pero Netanyahu insiste en que sigue sin recibir prueba de vida alguna y anunció el sábado la represalia: el bloqueo al regreso de los desplazados de norte, ansiosos de volver a sus casas, un 70% de las cuales están destrozadas o dañadas, según datos de la ONU.
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Sobre la firma

Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.
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