<p>Está por definir el grado que alcanza, pero en el Gobierno se ha abierto una disputa, refriega, gresca… a cuenta del aumento del gasto en Defensa al que está obligado España y sobre el que presionan, para que se haga de manera pronta, tanto la <a href=»https://www.elmundo.es/e/co/comision-europea.html»>Comisión Europea</a> como la <a href=»https://www.elmundo.es/e/ot/otan.html»>OTAN</a>. En esta contienda, <a href=»https://www.elmundo.es/e/pe/pedro-sanchez.html»>Pedro Sánchez</a> y <a href=»https://www.elmundo.es/espana/yolanda-diaz.html»>Yolanda Díaz</a> quisieron fumar la pipa de la paz con una reunión en La Moncloa, vistiendo de «normalidad» que un presidente y una vicepresidenta tengan que reunirse debido a la fractura existente. En esta escenificación se persiguió trasladar una imagen de unidad, mientras los partidos que integran <a href=»https://www.elmundo.es/espana/sumar.html»>Sumar</a> insisten en su rechazo y oposición a cualquier aumento de la inversión en esta materia.</p>
El PSOE confía en que la vicepresidenta mantenga las costuras de Sumar y no ponga en peligro los compromisos con Europa y la OTAN
Está por definir el grado que alcanza, pero en el Gobierno se ha abierto una disputa, refriega, gresca… a cuenta del aumento del gasto en Defensa al que está obligado España y sobre el que presionan, para que se haga de manera pronta, tanto la Comisión Europea como la OTAN. En esta contienda, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz quisieron fumar la pipa de la paz con una reunión en La Moncloa, vistiendo de «normalidad» que un presidente y una vicepresidenta tengan que reunirse debido a la fractura existente. En esta escenificación se persiguió trasladar una imagen de unidad, mientras los partidos que integran Sumar insisten en su rechazo y oposición a cualquier aumento de la inversión en esta materia.
Pese a la presión que tiene Díaz de partidos como IU o Compromís, a lo que se añade la disputa siempre presente con Podemos, presidente y vicepresidenta apostaron por construir un escudo que les permita mantener las filas en posición. Sánchez trasladó que efectivamente hay un compromiso ineludible de llegar al 2% del PIB en gasto en Defensa, que estaba fijado para 2029, pero que se ha fijado alcanzar esa meta cuanto antes. Y, al tiempo, prometió a su socia que ese compromiso con la Alianza no supondrá una merma del gasto social. Trató de echarle un capote, porque este es un asunto que no convence a los partidos que integran la coalición que Díaz representa en el Gobierno. «No es verdad que esta inversión desmedida y desorbitada en Defensa no vaya a tener consecuencias en términos de política social», contraponen desde IU.
Sánchez cubrió a Díaz y ésta hizo lo propio con el jefe del Ejecutivo, emitiendo, tras la reunión, un comunicado medido, ambiguo -sin un rechazo expreso al aumento del gasto militar como quieren sus socios-, suave en las formas, evitando una confrontación con La Moncloa.
Por ejemplo, el texto considera que el aumento del gasto en Defensa de los países que forman parte de la UE de forma individual «no garantiza la superación de los problemas de coordinación y falta de interoperabilidad. No garantiza una mayor autonomía estratégica, ni mayores cuotas de seguridad compartida».
Pero esta posición no invalidaría la intención del Gobierno, toda vez que el aumento del gasto militar que tiene que acometer España se hace en el marco de las presiones y las exigencias que emanan tanto desde la Comisión Europea como desde la OTAN. No se trata, por tanto, de una decisión individual de España, sino que afecta a muchos más países.
En La Moncloa exponen la debilidad política y orgánica de Díaz en este momento, pues a las dificultades internas -marcar la línea en su grupo- se suma la presión y la competición permanente con Podemos, que está consiguiendo minimizar la distancia que había en las encuestas. Saben y asumen que Sumar «necesita espacio», pero enmarcan la disputa en una «puesta en escena». La visión es clara: «No esperamos que Sumar ponga en peligro los compromisos del presidente», en alusión a la palabra dada de alcanzar el 2% y acelerar la inversión para antes de 2029.
En el PSOE saben que el gasto en Defensa ahonda la posición débil de Díaz, que no es reacia a la medida, pero provoca desgaste por las posiciones más escoradas de formaciones como IU, Compromís o Chunta. Da igual si afecta o no al gasto social, rechazarán de plano subir el gasto militar. En todo caso, en La Moncloa confía en que Díaz -que no tiene cargo orgánico en Sumar- mantenga las costuras y no ampare la tesis de las «ansias belicistas». Esto es, no hipoteque ni ponga en peligro la posición de Sánchez ni de España ante sus socios. «En Sumar son responsables y serios», es la apelación en La Moncloa. «Seguro que están en el lado correcto». Para ello, recuerdan que hace tres años, la coalición ya acordó estar del lado de Ucrania. «Estamos más cerca de lo que parece».
Ocurre que la Díaz que tiene que gestionar esta negociación con el PSOE no es la Díaz de 2023, cuando básicamente en Sumar se seguían las directrices que ella marcaba sin contestación alguna. Eso cambió a raíz de la espiral de debacles electorales que se remató con las europeas, a partir de la cual se empezó a descomponer su control total. Los partidos socios de Sumar se empoderaron para tener voz y exigieron participar en los debates y las decisiones de la coalición. Sin ir más lejos, es lo que pasó la tarde del pasado lunes, cuando las fuerzas del grupo se reunieron para cerrar un consenso que la vicepresidenta pudiera llevar ante Sánchez.
Ese pacto de mínimos y genérico evita los matices para no romperse. Se resume en rechazar el aumento del presupuesto militar y se pide diferenciar entre «gasto militar» y «gasto en Defensa». Opinan que hay materias de seguridad, como la tecnología o internet, donde las inversiones pudieran ser aceptables. De igual modo, se pide mayor «transparencia» al Gobierno en qué hace con el dinero. El diablo está en los detalles, y en el caso de Sumar, el desacuerdo.
El comunicado de Sumar de ayer es suave en las formas y evita el choque con Sánchez porque está redactado por Movimiento Sumar, el partido de Díaz, al que algunas fuentes señalan como el menos beligerante de todos con este tema. Ya hubo en la pasada legislatura ruptura del voto en Unidas Podemos por la OTAN. Ahora podría volver a pasar lo mismo.
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