<p>En renta variable, entramos en el último mes de sustos habituales que nos queda antes de Navidad.</p>
Noviembre y diciembre suelen ser meses alcistas en renta variable: todo el mundo quiere salir guapo en la foto.
En renta variable, entramos en el último mes de sustos habituales que nos queda antes de Navidad.
Octubre, sin ser estadísticamente un mes malo en rentabilidad, es, sin embargo, el mes más volátil del mercado americano y del europeo (con datos de los últimos 20 años) y acaba en negativo en un 40% de las ocasiones. Por esto, mantenemos coberturas en los fondos multiactivos, para reducir la sensibilidad a posibles correcciones de los mercados en las próximas semanas.
No obstante, noviembre y diciembre (este más en Europa que en EE. UU.) suelen ser meses alcistas, sobre todo en los años buenos de Bolsa: todo el mundo quiere salir guapo en la foto. Por lo que, si se produjese esa corrección, intentaríamos aprovecharla en nuestras carteras para aumentar exposición a renta variable.
Además, en ciclos bajistas de tipos de interés por parte de la Fed, los activos de riesgo suelen tener un buen comportamiento. Sobre todo, si la intervención de la Reserva Federal consigue evitar una recesión. De momento, ni los datos macro ni los micro nos dan señales de peligro en este sentido.
Concretamente, en los 30 últimos años, la Reserva Federal ha continuado con su ciclo de bajadas tras una pausa en cuatro ocasiones. Solamente en una, en la gran crisis financiera, no pudo evitar una recesión. No obstante, en todos los casos, el mercado acabó con importantes revalorizaciones 12 meses después, aunque no siempre sin sufrir volatilidad por el camino.
Además, lo que ha sostenido a la economía americana durante estos últimos nueve meses ha sido la inversión privada, que ha crecido a ritmos cercanos al 6% en la primera mitad de 2025 y no ha aflojado su marcha durante el verano. No en vano, la nueva legislación de Trump, el decreto One Big Beautiful Bill, premia acelerar la inversión empresarial, en un entorno ya de por sí caliente por la carrera entre las compañías tecnológicas por alcanzar el liderazgo de la inteligencia artificial.
Así que no luches contra la Fed ni contra la IA, y mantente invertido en renta variable.
En el mes de septiembre, las agencias de calificación crediticia de referencia en el sector financiero elevaron en un escalón la calificación de la deuda soberana española. Estas mejoras de rating refuerzan la confianza en la capacidad de España para cumplir con sus obligaciones financieras, abaratando así las futuras colocaciones de deuda del Tesoro. En general, las decisiones se basan en el buen comportamiento de la economía española, cuya evolución y perspectivas superan de forma significativa a otras economías relevantes de la eurozona.
En el extremo contrario se encuentra Francia, cuyo rating soberano ha sido rebajado en un escalón de AA- a A+ por la agencia de calificación Fitch. Tras esta revisión, el turno de Moody’s y S&P llegará en octubre y noviembre. Hasta la fecha, ambas agencias comparten la misma calificación crediticia (Aa3 y AA- respectivamente).
Francia sigue un escalón por encima de España y dos por encima de Italia, pero el mercado ya interpreta que el riesgo francés se parece cada vez más al italiano y menos al español.
La reciente dimisión y el posterior renombramiento de Sébastien Lecornu por parte de Emmanuel Macron no hace sino poner de manifiesto la situación de estrés de la economía local, y habrá que ver qué margen de acción tiene en esta etapa.
El déficit tiene que reducirse para tranquilizar a los «vigilantes de los bonos» franceses, pero no favorecerá el crecimiento económico. Las dinámicas de otros países europeos son más positivas: Italia con estabilidad política (¡Quién lo hubiera dicho!); España, con buena inercia de actividad, aunque con falta de inversión; y Alemania, con su plan de estímulo de gasto en infraestructura y defensa, que debería empezar a notarse en los próximos meses. Por lo tanto, aunque todo tiene un precio, la exposición a Francia en las carteras es otro riesgo que monitorizar, tanto en la parte de renta fija como en la de renta variable.
*Óscar del Diego, es Director de Análisis de Ibercaja Gestión.
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