Incluso cuando es expresa desde el corazón, Pierre Krähenbühl conserva la neutralidad, seña de identidad del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), organización que dirige desde abril de 2024. Nacido hace 59 años en Ginebra, Krähenbühl habla con cierta emoción del enorme trauma nacido tras dos años de horror en Gaza. Fluye un discurso más personal —lideró durante cinco años (2014-2019) la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos— sin perder de vista, eso sí, la imparcialidad debida por el cargo. “Hay algo muy devastador relacionado con lo que los palestinos han sufrido”, afirma en una entrevista realizada este miércoles por videoconferencia desde Ginebra. “Pero también hemos conocido a las familias de los rehenes israelíes y puedo comprender lo que significó para ellos la incertidumbre”, añade.
El responsable de la organización internacional que ha facilitado el retorno de los rehenes israelíes y prisioneros palestinos insta a la apertura de los cruces de frontera y la llegada de ayuda para los gazatíes
Incluso cuando habla de corazón, Pierre Krähenbühl conserva la neutralidad, seña de identidad del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), organización que dirige desde abril de 2024. Nacido hace 59 años en Ginebra, Krähenbühl habla con cierta emoción del enorme trauma nacido tras dos años de horror en Gaza. Fluye un discurso más personal —lideró durante cinco años (2014-2019) la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos— sin perder de vista, eso sí, la imparcialidad debida por el cargo. “Hay algo muy devastador relacionado con lo que los palestinos han sufrido”, afirma en una entrevista realizada este miércoles por videoconferencia desde Ginebra. “Pero también hemos conocido a las familias de los rehenes israelíes y puedo comprender lo que significó para ellos la incertidumbre”, añade.
Una de las labores habituales del CICR, referente en la vigilancia del derecho humanitario, es la intermediación para el canje de prisioneros de guerra o detenidos en un conflicto. Así lo hizo esta semana en la primera fase del acuerdo de cese de hostilidades en la Franja, en una operación que involucró a los equipos de Tel Aviv, Gaza, Ramala y Jerusalén, a los que se unieron 23 trabajadores de otras delegaciones. Los convoyes del CICR facilitaron el regreso a casa de 20 rehenes israelíes y 1.808 prisioneros palestinos —otros 150 presos fueron deportados al extranjero por las autoridades israelíes—. Siguiente misión: el traslado de los muertos en territorio enemigo.
Pregunta. Tras dos años de guerra, ¿por qué es tan importante el regreso de cadáveres en el proceso de paz?
Respuesta. La cuestión de los restos mortales a veces no se comprende bien. Es importante porque sin ella no hay cierre para las familias. Y sin eso, no hay tranquilidad. La falta de certeza sobre qué le ha sucedido a un ser querido, dónde están sus restos y la posibilidad de darle un entierro digno, a veces pesa sobre las familias durante generaciones. Corresponde a las partes determinar, a través de sus capacidades forenses, si los restos son o no de la persona identificada. Las familias esperarán una aclaración. No se rendirán hasta que su situación individual se haya abordado y resuelto.
P. ¿Qué necesita el CICR para trasladar los cuerpos?
R. Años de cosechar confianza y relaciones con las partes. No se llega a Gaza una mañana y se dice: “Estoy aquí, soy un intermediario neutral y estoy a su disposición”. Nos hemos convertido en un actor predecible en medio de un entorno incierto. Tuvimos que preparar la logística de las operaciones; incorporamos capacidades logísticas, autobuses y vehículos. Tuvimos que identificar las rutas y luego negociar con las partes el acceso a los lugares. No se trata solo de conducir a una oficina local o a un hospital local, todo estaba destruido alrededor de nuestros colegas. En el caso de los rehenes y prisioneros vivos, llevamos personal sanitario con capacidad de intervenir si había una necesidad urgente. En el caso de los restos mortales, se trata de trabajadores con capacidades forenses.
P. Pero el CICR no participa en la identificación.
R. Recibimos una cantidad determinada de restos mortales; nos dicen dónde están; acudimos al lugar y nos entregan los restos. Quien los entrega nos dice que son los restos de una persona determinada. Lo transmitimos al traspasarlos, pero no somos nosotros quienes identificamos. Las identidades, la claridad o la certeza absoluta sobre los restos corresponden a las partes.
P. El Comité ha pedido un trato digno de estos cuerpos. ¿No se cumple?
R. Es difícil localizar y estar seguros de que los restos que se presentan corresponden a una identidad dada. Debemos entender que en Gaza todo está devastado. Así que localizar un resto, estar 100% seguros de que es el resto, es un proceso muy delicado. Tenemos que pensar en el dolor insoportable de las familias, la intensidad de la expectativa. Puede ser una familia israelí, de origen mixto, una familia palestina. Todas han vivido durante todos estos largos meses con el temor de que lo peor les haya sucedido a sus seres queridos. Hemos dialogado con las familias de los rehenes durante más de dos años; hemos estado en comunicación con muchas de las familias palestinas, en particular con aquellas que tenían parientes detenidos. Conocemos la profundidad de su ansiedad.

P. ¿Qué contacto tuvo el CICR con los rehenes y presos vivos canjeados?
R. En el caso de los rehenes vivos y de los que ya fueron liberados, tanto en noviembre de 2023 como a principios de este año, tuvimos acceso a ellos en el momento de su liberación y entrega al CICR. Nuestros equipos pudieron evaluar de forma breve y concisa sus condiciones médicas justo antes de su traslado, y de forma similar ahora. Se tuvo acceso a los prisioneros palestinos liberados de los centros de detención israelíes. Realizamos lo que llamamos entrevistas previas a la partida, pero nos centramos especialmente en su estado de salud y en cualquier aspecto que necesitáramos investigar.
Cuando se liberaron rehenes en rondas anteriores, insistimos mucho en que la dignidad de todas las personas liberadas debía salvaguardarse, y creemos que esto funcionó a nuestra entera satisfacción en esta ronda de liberaciones. Pero estamos muy preocupados por el hecho de que durante dos años no tuvimos acceso ni a los rehenes ni a los prisioneros palestinos.
P. Una vez finalice esta primera fase, ¿qué es lo más urgente?
R. Debemos centrarnos en la apertura de los cruces fronterizos y la llegada de la ayuda tan necesaria. Esto debería salvar vidas y superar las profundas preocupaciones existentes en cuanto al acceso a alimentos, asistencia y atención médica. Es de suma importancia y urgencia, y el CICR cuenta con material disponible en las fronteras. Pero debe ir mucho más allá. La población de Gaza no espera más actos de caridad. Todos hemos visto conflictos en los que la gente tiene que huir, pero cuando terminan, quizás el 80% puede regresar a sus hogares, con lo mínimo necesario, algo que no ocurre en la franja de Gaza. No he visto en 30 años de trabajo en el sector humanitario una devastación a esta escala. Se requerirá un esfuerzo colosal para superar la devastación de, por ejemplo, el sector sanitario.
P. ¿La mayor devastación que vio en 30 años?
R. Trabajé muchos años en Gaza y estuve allí durante la guerra de 2014. Hablo basándome también en todo lo que hemos visto en las imágenes, en lo que he escuchado de mis colegas y en los relatos. Las condiciones sobre el terreno no tienen precedentes. Los relatos y testimonios de nuestros equipos en el corazón de esta terrible guerra mundial son algo que no olvidaré. Hay personas en República Democrática del Congo, Somalia, Yemen, Myanmar y otros países en situaciones horribles. No intento crear una categoría, pero la magnitud y el hecho de que nadie pudiera escapar de este entorno…
Pienso en cuántos años les llevará a las personas, a las familias, a la comunidad en general, superar este tipo de horror. Uno de los aspectos más problemáticos que hemos presenciado es la falta de valentía política para responder a todo lo que veíamos. Nadie podrá decir que no estaba al tanto de lo que estaba sucediendo en Gaza. Es nuestra humanidad la que está en juego.
P. Es también quizá el conflicto que reúne mayor desinformación contra el trabajo de la Cruz Roja.
R. Propaganda, desinformación, mentiras y manipulación son la esencia misma de los conflictos. Es cierto que hoy en día existe una diferencia: tanto en Israel y Gaza, como también, francamente, en Ucrania y Rusia, cualquier comentario sobre el CICR, sobre algo que hicimos o dejamos de hacer, ya sea dicho o no, malinterpretado o instrumentalizado deliberadamente, tiene casi inmediatamente un eco global. Debemos preocuparnos al observar esta tendencia de información dañina que, en esencia, amplifica la deshumanización del otro.
Antes de pensar en el CICR, nos centramos en las personas afectadas por la dinámica del conflicto, porque la magnitud de la deshumanización necesaria para reducir al otro al nivel de no humano, animal o cualquier otro término que se utilice es lo que a menudo se requiere en la guerra para justificar las violaciones más atroces o los abusos más graves de la humanidad.
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