<p class=»ue-c-article__paragraph»>La <a href=»https://www.elmundo.es/espana/2025/10/02/68de59a1fdddffaf5f8b45b9.html»>detención de la Flotilla</a> por parte del ejército israelí ha prendido la mecha de las movilizaciones sociales por España. En las ciudades, los barrios, los centros escolares o las universidades se extendieron desde ayer las expresiones de protesta en apoyo de Palestina y para los próximos días se preparan manifestaciones y acciones en lo que parece la segunda parte de <a href=»https://www.elmundo.es/madrid/2025/09/15/68c7bc19e4d4d86f3c8b4579.html»>la ola que se originó durante La Vuelta</a> ciclista a España y que empujó al Gobierno a subir el tono y a tomar medidas de sanción contra Israel, con un <a href=»https://www.elmundo.es/espana/2025/09/23/68d27929e4d4d83c758b45a6.html»>embargo de armas</a> incluido.</p>
Belarra llama a la movilización social para exigir al Gobierno mayor contundencia
La detención de la Flotilla por parte del ejército israelí ha prendido la mecha de las movilizaciones sociales por España. En las ciudades, los barrios, los centros escolares o las universidades se extendieron desde ayer las expresiones de protesta en apoyo de Palestina y para los próximos días se preparan manifestaciones y acciones en lo que parece la segunda parte de la ola que se originó durante La Vuelta ciclista a España y que empujó al Gobierno a subir el tono y a tomar medidas de sanción contra Israel, con un embargo de armas incluido.
Pedro Sánchez vio en aquella primera reacción social su particular no a la guerra para despertar y movilizar a la izquierda ante un contexto electoral adverso. El presidente del Gobierno jaleó aquellas protestas contra el equipo israelí, abanderó las sanciones a Israel y colocó a España en el boicot a Eurovisión si el país hebreo no era expulsado. Todo fluía y el jefe del Ejecutivo se daba un baño de popularidad en la Asamblea de la ONU con la posición de España con Israel, que le colmó de atención y entrevistas en los medios internacionales. La posición española ganaba relevancia, además, por el reconocimiento del Estado de Palestina que entonces hicieron otros grandes países como Reino Unido, Francia, Canadá, Portugal o Australia.
Fue precisamente desde Nueva York desde donde Sánchez anunció el envío de un buque de la Armada para asistir a los activistas de la Flotilla rumbo a Gaza. El Gobierno seguía así dando pasos y el real decreto ley del embargo de armas a Israel se aprobaba finalmente la semana pasada en el Consejo de Ministros.
Este embargo, que iba a ser un hito, ha dejado un sabor frustrante en los colectivos sociales y los partidos políticos más propalestinos por ser un «coladero». Una descripción que también suscribe Sumar, que forma parte del Gobierno. Ahora la decepción con Sánchez tiene que ver con su apoyo al plan Trump -que le enfrenta también con Sumar- y por su respuesta a la situación de la Flotilla. España intentó persuadir a los activistas para desistir horas antes del asalto del ejército de Israel y el buque al que tanto bombo se dio, ni estuvo ni se le esperó en su ayuda.
Estas últimas respuestas del Gobierno a la causa palestina han pinchado el no a la guerra de Sánchez como bandera del PSOE y el bumerán que lanzó el presidente viene cargado de duras críticas y reproches contra él de aquellos a los que jaleó y que se preguntan por qué el embargo no es «integral» o por qué la respuesta de España al «secuestro» de la Flotilla no es más rotundo.
En este clima, Podemos está llamando a agitar las calles contra Israel pero también contra el Gobierno de Sánchez. «Canalicemos esa rabia en la calle», proclamó ayer Ione Belarra, que justificó que ha quedado claro que «los gobiernos no van a hacer nada» y que son «cómplices» de lo que está sucediendo en Gaza.
La líder de Podemos instó a celebrar «movilizaciones masivas» por todo el país como medida de presión a Sánchez para «exigir medidas contundentes». Ya sea para «retirar» el embargo para traer otro que «realmente sea integral» o para que reaccione más fuerte contra el «terrorismo de Estado» de Netanyahu por el «secuestro» de españoles y europeos que iban abordo de la Flotilla.
La gestión de la Flotilla irrita a Podemos. Cree que el Gobierno hizo el «trabajo sucio» a Israel al intentar frenar su avance cuando se acercaba a la zona de exclusión frente a Gaza y Belarra lanzó la pregunta de «para qué ha servido enviar una fragata» si en el momento crucial «se retiró» cuando se necesita su amparo.
La conclusión de los morados, y por la que ponen tanta carga en el Ejecutivo, es que Sánchez actúa con «hipocresía» y con una política de «titulares que no valen para absolutamente nada», porque al final sus decisiones no acaban afectando de verdad a Israel.
El enfado de Podemos se equipara a la decepción que últimamente está exhibiendo Sumar, y que ha hecho que los de Yolanda Díaz hayan protagonizado tres encontronazos de relevancia con el PSOE a cuenta de Palestina: el embargo que permite excepciones por interés general, el apoyo de España al plan Trump -que Sumar rechaza de plano- y la respuesta a la situación de la Flotilla. Tanto antes de la detención como después de ésta.
Díaz exigió ayer «alzar más la voz» contra Israel y lamentó la «tibieza» con la que España estaba reaccionando con la Flotilla. Sumar, que antes estaba encantado, ahora airea sus discrepancias. Además, partidos como IU, Movimiento Sumar o Más Madrid se echan a la calle y se unen a las protestas propalestinas en una ola que Sánchez ya no surfea. Le salpica.
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