<p class=»ue-c-article__paragraph»>Existe la creencia universal de que el Gobierno de <strong>Sánchez</strong> es rehén de Waterloo por decisión propia, y cierto es, pero no lo es menos que <strong>Puigdemont</strong> es igual o más rehén de Sánchez.</p>
Existe la creencia universal de que el Gobierno de Sánchez es rehén de Waterloo por decisión propia, y cierto es, pero no lo es
Existe la creencia universal de que el Gobierno de Sánchez es rehén de Waterloo por decisión propia, y cierto es, pero no lo es menos que Puigdemont es igual o más rehén de Sánchez.
Donde hay un presidente del Gobierno que necesita aprobar unos Presupuestos más de lo que quiere reconocer y prolongar una legislatura en busca de respiración asistida, hay un ex presidente de la Generalitat que necesita volver a España más de lo que quiere admitir y prolongar una legislatura en busca de reanimación básica.
Los datos de la encuesta catalana que publicamos hoy son terribles para Junts y definitorios de la situación. Es un partido que tiene a su líder en el extranjero desde hace casi ocho años, sin que en España nadie haya sido capaz de ejercer el liderazgo, que ni Turull ni Nogueras vinieron a la política a despertar la pasión de las masas. Su proyecto se desconoce, más allá de la independencia, que cotiza a la baja, y de una supuesta identificación con el catalanismo conservador que una vez fue CiU. Y la estrategia de sostener al Gobierno a cambio de una tortura constante en cada negociación y de continuas cesiones de dudosa efectividad no parece estar dando resultados.
Al final, ser el sostén del Gobierno de Ábalos, Óscar Puente y García Ortiz tiene un desgaste que debe compensarse por algún sitio, pero Junts no encuentra dónde. Dicho de otra manera: si has estado dos años sentado en Suiza con un tal Cerdán que ahora está en la cárcel y sigues apoyando a quienes te lo mandaron, ya puedes tener un cartel electoral atractivo que haga borrar la memoria.
Los catalanes señalan que sus problemas son la vivienda, la inmigración y la seguridad, y ahí es donde está Aliança Catalana
Los catalanes, claro, están a otra cosa, y esta es seguramente la peor parte de la encuesta para Puigdemont. Vivienda, inmigración y seguridad: esos son los tres problemas que señalan de forma muy mayoritaria. Y ahí no está míster Waterloo, pero sí la nueva lideresa al alza que nos deja el independentismo: Silvia Orriols.
El 9,8% de intención de voto de Aliança Catalana (AC), apenas un año después de haber tenido un 3,8% en las elecciones, es un dato insólito. A cinco puntos de ERC y a seis de Junts. Sería quinta fuerza, por encima de Vox y muy cerca del PP. Compitiendo en el voto independentista y en el derechista a partes iguales.
Algunos datos del fenómenos Orriols. AC tiene mucho más voto masculino que femenino y tiene mucho éxito en la población entre 30 y 44 años, donde es nada menos que segunda fuerza: en teoría, el sector de población más dinámico, el que está formando hogares, teniendo hijos y cogiendo el relevo en puestos de responsabilidad. Su subida es principalmente a costa de Junts (le roba el 17,4% de su electorado), pero recibe apoyos de forma muy transversal: un 9,9% de ERC, el 6,6% de Vox, el 4,4% de la CUP y hasta un 4,3% de los Comunes y un 3,7% del PSC.
Un repaso a la actividad de Orriols de los últimos días revela lo que hay: parece haber sido la única en tomarse en serio la Diada y sus mensajes se dividen entre las críticas a Junts, la inmigración, el apoyo a Israel y el homenaje a Charlie Kirk tras su asesinato, del que ha afirmado que era «el símbolo del librepensamiento y la democracia».
Illa, mientras tanto, está a verlas venir. Su hiperactividad de las últimas semanas ya tiene explicación: jugar a ser el nuevo representante del catalanismo moderado, con sus privilegios garantizados y sus críticas a Madrid, se da de bruces contra la realidad. No le quita nada a Junts y pierde dos puntos en un año. Al final, ser el correveidile de Sánchez puede que tampoco sea el mejor cartel electoral.
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