<p class=»ue-c-article__paragraph»><strong>Christian Salmon</strong>, teórico francés que alcanzó fama internacional con su libro <i>Storytellling</i>, fenómeno que definía la comunicación política como la creación de relatos para impactar en las emociones de los ciudadanos, decretó años después el final de la era del relato en otro libro titulado <i>La era del enfrentamiento</i>. Salmon concluyó que la era del relato murió de éxito. «La promiscuidad misma de la idea de relato ha cavado su propia tumba».</p>
Llega la era del choque final entre ambos partidos. Feijóo se presenta como la némesis de Sánchez
Christian Salmon, teórico francés que alcanzó fama internacional con su libro Storytellling, fenómeno que definía la comunicación política como la creación de relatos para impactar en las emociones de los ciudadanos, decretó años después el final de la era del relato en otro libro titulado La era del enfrentamiento. Salmon concluyó que la era del relato murió de éxito. «La promiscuidad misma de la idea de relato ha cavado su propia tumba».
El meticuloso relato que Pedro Sánchez elaboró sobre sí mismo ha sufrido un golpe mortal. Limpieza y feminismo eran sus banderas cuando llegó al liderazgo del PSOE y a la Presidencia del Gobierno. Limpieza, feminismo y resistencia. Ingredientes que le han servido para sobrevivir a las dificultades. Hasta el punto de que sus devotos le consideran poco menos que invencible.
El protagonista de ese relato tan exitoso está «tocado» por la corrupción y el machismo más rancio. Ha recibido muchos disparos en los últimos meses. El disparo de la mañana del Comité Federal fue directamente al centro mismo del corazón de Sánchez. Varias mujeres denunciaron el comportamiento de uno de sus principales colaboradores, según publicó eldiario.es, por abuso de poder y acoso sexual. Lo que, sumado a la afición de su ex número dos por el sexo de pago, completó la venganza del destino contra Sánchez.
Noqueados los miembros del Comité Federal por la renuncia de Salazar a ocupar un cargo directivo del que ni siquiera llegó a tomar posesión y el abandono del cargo que ocupaba en Moncloa, noqueado el secretario general del PSOE, noqueada la sede de Ferraz, noqueado el ADN feminista del partido, los socialistas cumplieron con la obra de teatro prevista, respaldaron al secretario general y la mayoría puso a caldo a Page, el último crítico que pidió elecciones generales. Pero las caras de los dirigentes socialistas reflejaban un estado de ánimo más compatible con el desaliento, la desesperanza, la desilusión y el desánimo que con el combate al que les convoca el secretario general. El propio aspecto del líder tiene poco que ver con el relato de líder duro y resistente que construyó sobre sí mismo.
Mientras que el cuerpo del PSOE no está para fiestas, en otro punto de la capital todo eran risas. El primer sábado de julio es la fecha de comienzo de la recta final hacia unas elecciones generales que nadie sabe cuándo serán. Tocan en 2027, pero nadie en su sano juicio se arriesgaría a hacer predicciones. Hace 20 días, Santos Cerdán mandaba en el PSOE y Paco Salazar era un hombre importante en Moncloa. El primero duerme en una celda y el segundo se ha retirado de la circulación y de la vista pública para los restos.
Todo eran risas en el XXI Congreso del PP. Sin disimulos, han hecho una exhibición de unidad como no se recordaba en la historia del partido. Sin complejos tampoco en la nueva era de la comunicación. Al escenario de la asamblea política, coincidiendo con debates sobre geoestrategia mundial, subió el monologuista Gómez Rosales para hacer burla y mofa de Sánchez y del PSOE. «Me dijeron Abraham, vete pa allí y lucha por el relato. No tengo ni idea de lo que es el relato, pero me sonó como a cuento».
«Hemos pasado de la narración al enfrentamiento. La vida se ordena por el choque», dice Salmon. Sobre todo la vida política. El choque, la riña y la campaña permanente. Alberto Núñez Feijóo ha preparado a su partido para el choque final con el que piensa darle la puntilla a Sánchez. El líder del PP presentó a su equipo como a un ejército en formación hacia Moncloa, previo paso por las urnas en las que va buscando una mayoría holgada para gobernar en solitario.
Feijóo echó mano del relato de Sánchez para presentarse como la némesis del presidente del Gobierno. En vez del Manual de resistencia, él quiere escribir el «manual de decencia». «Si hago lo que hace él, no me lo consintáis, echadme del partido, no consintáis la degradación de un partido de Estado».
De momento, a Feijóo se le consiente todo porque la expectativa de volver al Gobierno de España es superior a cualquier otra consideración interna o de disputa orgánica. Feijóo ha tomado nota de los consejos que le dieron los ex presidentes Aznar y Rajoy. Se presentó como adalid de la centralidad y heredero del centro reformista.
«La lógica del enfrentamiento ha devastado la narración de la política, no queda más que el combate frontal». Sánchez dice estar preparado para el combate, pero su ejército sufre de desánimo tras haber visto a sus generales violar sus leyes sagradas. Feijóo dispone de un ejército hecho a su medida. Ni una sola enmienda llegó viva al plenario del congreso para su votación. Lo nunca visto.
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